MADEHA AL-AJROUSH

“El principal problema con el que estamos luchando es la tutela. Las mujeres son realmente prisioneras. [Una mujer] es vista como una niña. No tiene control sobre su vida cuando se trata de la tutela”

Complejo es vivir en una sociedad, en un país en el que ser mujer te convierte en un ser sin capacidad de decisión, tengas la edad que tengas, y tengas la preparación que tengas.  La mujer es siempre inferior y ha de aceptar este hecho porque su vida no es suya (no tiene su control), y, por tanto, tal como diche Madeha, “nuestra forma de vida no era sostenible: no se podía tener crecimiento económico cuando el 50 por ciento de la sociedad tiene una discapacidad (por ser mujer). Sabía que se avecinaba un cambio, la pregunta era solo cuándo. Durante 30 años estuvimos esperando el cuándo”

Muchos años esperando unos avances que en nuestro mundo parecen ilógicos y absurdos, pero esta es la historia de Madeha, psicóloga y fotógrafa, que luchó y se enfrentó en su país, Arabía Saudita, junto con otras mujeres, para tener el derecho de conducir un coche.

Algo me parece absurdo pero que es plenamente real.

Estos son los hechos y esta es su historia.

Maheda nació en 1955 en Arabia Saudita, a pesar de las severas restricciones del país en relación a las mujeres ella tuvo la fortuna de nacer en una familia culta y más liberal.

Su familia estaba relacionada con la práctica de la diplomacia, ello le permitió estudiar, y estudiar fotografía, viajar, y contemplar y vivir un mundo diferente a la mayoría de las féminas del país.

Incluso su matrimonio fue para ella una oportunidad, ya que no solamente le permitió viajar sino realizar estudios superiores en Estados Unidos, allí se formó como psicoterapeuta y vivió de una manera que no le sería permitida en el suyo.

Una nueva mirada, una nueva realidad, pero, desde luego, una oportunidad para el cambio tan necesario.

Pero, aunque su activismo culmina con dejar conducir a las mujeres ya en 1990 comenzó sus actividades de protesta por este tema.

Las mujeres estaban cansadas, en 1990 docenas de las mismas habían conducido con las calles de Riad, resultado de este atrevimiento, fue el arresto y quitarles el pasaporte.

Es algo que, a ella, mujer saudita, mujer formada, mujer de mundo, y, también, mujer libre, no puede comprender.

Esta dicotomía entre la libertad de movimientos y el reconocimiento como persona (ser humano).

Libre y con derechos, y el volver a un país donde es una inferior de edad que no puede disponer de su vida ni moverse libremente. 

Un choque brutal.

Por lo tanto, estas primeras protestas suponen para ella un choque con la realidad.

¿Quién podría suponer que conducir un coche una mujer sea algo delictivo, grave, peligroso, inmoral?

Nadie.

Sus protestas la llevan a la cárcel, a la persecución (pierde el pasaporte) y a un exilio interior incomprensible.

Y mientras todo esto pasa en su vida, la guerra en directo a través de los canales de televisión nos presenta la Primera Guerra del Golfo en Kuwait con mujeres norteamericanas soldado, que se visten como “hombres”, que dirigen y actúan “como hombres”, que llevan automóviles “como hombres”, y mientras ellas, las sauditas, encerradas en un cúmulo de prejuicios, interpretaciones radicales y sometimiento masculino.

Algo incomprensible.

Estas imágenes fueron para ellas y sus amigas un punto de referencia importante, si ellas pueden nosotras también, si ellas lo hacen nosotras también.

Dentro de esta guerra Arabia Saudita aliada, ayudada y protegida en sus acciones absurdas por Estados Unidos, no podía imponer normas al ejército americano, y aunque lo intento y por ello las mujeres fueron relegadas a un segundo plano, este segundo plano era algo novedoso y crucial para las sauditas que estaban siempre tuteladas por un varón de la familia.

La guerra en directo no pudo impedir la llegada de unas imágenes que las hizo más fuerte en sus convencimientos de que todo comienza, todo cambio comienza, por una pequeña acción, por modificar una costumbre impuesta y no legítima, que solo beneficia a un sector, el masculino, que ya le va bien este control de la población femenina.

Y este avance de la tecnología para ella, como para muchas mujeres a lo largo del planeta, fue una ventana para manifestarse y expresarse, para hablarle al exterior más exterior, para enseñar el interior más interior negro y triste.

Madeha y un grupo de féminas continua con sus protestas, YouTube, prensa, todo medio es legítimo para dejar oír su voz, “es el momento”, que las mujeres conduzcan, que cambien, que se hagan oír, que tengan derechos, que hablan con su propia voz y no hable por ellas un hombre “que las representa”.

Desde que ella comenzó el mundo de la comunicación había cambiado, ella había cambiado (tenía gracias a su formación y estancia en el extranjero una visión más amplia y era más consciente de la problemática de las mujeres sauditas), y todo debía cambiar ya.

Era el momento.

Hasta junio de 2018, Arabia Saudí era el único país del mundo en el que las mujeres tenían prohibido conducir vehículos a motor. El Movimiento Mujeres para Conducir (árabe : قيادة المرأة في السعودية qiyāda al-imarʾa fī as-Suʿūdiyya) fue una campaña de mujeres saudíes, a quienes el gobierno niega muchos de los que tienen los hombres, un ejemplo sencillo era conducir.

El conflicto real solamente acababa de comenzar.

El 15 de mayo de 2018 fue detenida por las autoridades saudíes, junto a Loujain Alhathloul, Eman al-Nafjan, Aziza al-Yousef, Aisha al-Mana, y algunos hombres, que se habían unido a la campaña y que protestaban por el abuso de la tutela masculina.

En este momento, Human Rights Watch interpretó que el objetivo de los arrestos era provocar terror en “cualquiera que exprese escepticismo sobre la agenda del príncipe heredero acerca de derechos”.​

Las autoridades saudíes acusaron a los activistas arrestados de tener “contacto sospechoso con grupos extranjeros”, proporcionar apoyo financiero a “elementos hostiles en el extranjero” y reclutar trabajadores del gobierno.

Según The Independent, los arrestos se produjeron “solo seis semanas antes de que Arabia Saudita deba levantar la única prohibición mundial sobre la conducción de vehículos por parte de mujeres”.​

Finalmente, Madeha al-Ajroush y Aisha al-Mana fueron liberadas unos días después, aunque otras activistas permanecieron bajo arresto.​

¿Qué ayudó al empuje de estas mujeres?

¿Les ayudó solamente la Guerra del Golfo?

Pues no, la Primavera Árabe, este suspiro de democracia, igualdad y libertad, entro también en el país, a pesar de los controles su fuerza, en los primeros momentos, parecía imparable. Luego se demostró que no era tal.

Esta Primavera Árabe de 2011 animó e inspiró a muchas mujeres a organizarse y reclamar derechos, como el derecho básico a la conducción.

Arabia Saudita no estaba preparada para los cambios, no quería los cambios, por tanto, las mujeres que protestaron fueron detenidas y azotadas por conducir, ¡¡¡¡se habían sublevado a la ley masculina!!!!

El 2013 continuaron las protestas, el desafiar al gobierno conduciendo mujeres un automóvil, y ante ello el Ministerio de Interior del país, advirtió que “las mujeres en [Arabia] Saudí tienen prohibido conducir y se aplicarán leyes contra los infractores y aquellos que demuestren apoyo”.

El 26 de septiembre de 2017, el rey emitió una orden para permitir que las mujeres pudieran conducir, y así implementar unas nuevas pautas a aplicar a partir de junio de 2018. Se ordenó a los activistas de Women to drive no contactar con los medios y en mayo de 2018, varias, como Loujain al-Hathloul, Eman al-Nafjan, Aisha al-Mana, Aziza al-Yousef y la propia Madeha al-Ajroush fueron detenidas. 

No será una aceptación social fácil, los cambios cuestan y las viejas costumbres son difíciles de erradicar, son como una articulación no usada en años y ahora rígida, el cambio, el movimiento, será doloroso, pero dado el primer paso todos los demás seguirán imparables.

Y así Madeha Alajroush, desde su casa de Riad, podrá decir “finalmente, lo estoy celebrando”.

La prensa nacional, más que la extranjera, se harán eco de una victoria que, a nosotras, desde Europa, puede que nos sepa a poco: “Este domingo (24.06.2018), la prohibición de conducir impuesta a las mujeres será parte de la historia de Arabia Saudita. Actualmente, muy pocas mujeres tienen una licencia de conducir: hasta principios de junio, solo diez habían obtenido una. Sin embargo, se espera que ese número aumente pronto. El Ministerio de Cultura e Información saudita estima que unas 2.000 mujeres obtendrán una licencia en las próximas semanas”

“Las mujeres no solo pasan horas puliendo sus habilidades prácticas de conducir, también están aprendiendo habilidades teóricas y técnicas en las escuelas de manejo del país. Allí aprenden cómo cambiar un neumático, cómo colocar correctamente sus manos sobre el volante y cómo evaluar la velocidad con precisión”

“Lo primero que voy a hacer cuando obtenga mi licencia es llevar a mi familia a pasear. Iremos a algún lugar para celebrar”. Otra estudiante quiere llevar a su madre a dar una vuelta tan pronto como obtenga su licencia: “Seremos solo nosotras dos en el automóvil. Estoy muy emocionada”.

Esta reforma se produjo gracias a la presión y a las peticiones y protestas de las mujeres, era el inicio del cambio.  Y después del derecho a conducir vienen muchos más todos en cadena, todos lógicos, todos fáciles en Europa.

Madeha puso su impulso en un objetivo fácil, pero en realidad muy difícil, era romper la cadena del sometimiento femenino, puede que pasos pequeños, pero pasos a fin de cuentas.

Hoy, cuando una de nosotras coge un coche, o incluso antes, cuando nos sacamos el carnet de conducir, nada ni nadie nos cuestiona o pone impedimentos por ser féminas.  Mientras todas las féminas no puedan elegir libremente, conducir, estudiar, viajar, pensar, escribir, decir, opinar, cantar, bailar, vestirse como quieran, …. ser libres, en el fondo, ninguna de nosotras (ni en Europa ni en ningún sitio) lo seremos, porque no es una misión de unas en un territorio, es una misión de todas en todas partes: la libertad y la igualdad.

Me sumo a la felicidad de Madeha, y pienso, eso fue el comienzo, poco a poco pero con paso firme. 

Aquí estamos.

Marisa Escuer

Profesora de la UOC y Docente de Secundaria

@marisaescuer

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