“Nací en el desierto de Somalia, no sé la edad que tengo, lo único que sé es que cada día es nuevo”
El destino sin sentimientos no hace nacer aquí o allá, en estas o aquellas condiciones, en un entorno fácil, difícil o neutral, el ser consciente de ello nos hace más libres, el asumirlo y saber qué podemos cambiarlo nos hace mejores, y podemos salvar obstáculos inimaginables.
Waris, nacida en 1965, mujer, somalí, de color, y más tarde modelo, pero luchadora por los derechos femeninos y en contra de la mutilación genial femenina. Ella describe sus orígenes,“nací en el desierto de Somalia, no sé la edad que tengo, lo único que sé es que cada día es nuevo. ¿33 años? ¿36 años? ¡qué más da! en el desierto no hay papeles ni falta que hacen. El desierto fue mi hogar durante toda mi infancia, yo pastoreaba el rebaño de camellos y cabras de mi padre”.
Su “destino” estaba marcado, era mujer, de una familia musulmana y somalí. Ni la belleza de su nombre, Waris, que significa “flor del desierto, la hizo escapar de una costumbre que marca a las mujeres y las margina si no se la hace: la mutilación genital, a ella le tocó cuando tenía tres años.
Da la impresión que su madre ya preveía que no le iba a resultar fácil por ser mujer. “mi madre me puso el nombre de un milagro de la naturaleza: Waris significa flor del desierto. La flor del desierto florece en un ambiente árido donde pocos seres vivos pueden sobrevivir”.
El ciclo tradicional había comenzado y podría ser imparable, repetitivo y sin solución.
La vida no era fácil, pero entre la población en general, la suya no estaba mal del todo, “lo peor era estar descalza, el suelo erizado de piedras, no podíamos pagarnos unas sandalias. ¡Cómo me sangraban los pies! No teníamos nada, ni casa, ni agua, éramos nómadas… pero teníamos el rebaño y a nosotros mismos “.
No todas pueden, no todas tienen las fuerzas ni la naturaleza para hacerlo: escaparse.
Su vida familiar estaba encabezada por un padre que lo controlaba todo: “¡Estábamos bien! Unidos: mi madre, mis hermanos, mi padre… me pegaba, pero… él mandaba. Era un hombre fuerte, alto, sólido, guerrero. Pero debo decir que años después cuando estaba en Nueva York, habría preferido un bofetón de mi padre a esa soledad”.
El ciclo continuó, y la única posibilidad de vivir, escaparse, fue más clara y necesaria que nunca. Cuando tenía 13 años quería ser forzada a un matrimonio arreglado por sus padres con un hombre de 60 años.
La huida era ya, en este momento, la única opción, escapó a través del desierto a la capital Mogadiscio a casa de su hermana, y luego de su tía. La familia no estaba de acuerdo con lo que había hecho, Somalia se le quedaba pequeña, pequeña de tamaño, pero grande de peso social y tradiciones, pequeña y grande a la vez. Por ello tiene que marchar a Londres, a pesar de estar lejos, de no tener preparación, de no conocer el idioma. Es la única y última opción en su huida a la libertad y a la recuperación de su dignidad y derechos como mujer.
En Londres tiene familia, el año 1981 llega a la capital inglesa, tiene la suerte de este familiar es embajador de Somalia en Londres, y busca una sirvienta, una trabajadora doméstica, pero una trabajadora que no cobra, pero que hace lo que le mandan.
Somalia es pobre, inestable, plagado de tradiciones, miseria, conflictos y pleno de belleza y naturaleza. Pero los conflictos lo aniquilan todos, el estallido de una nueva guerra civil en el país, obliga a su tío a abandonar Londres. Ella no tiene nada, sobrevive en las calles, como puede, recibiendo la ayuda de una organización de ayuda a la gente a jóvenes de la calle, es un primer paso. Trabaja de lo que le dan, fundamentalmente de limpieza en McDonald’s, trabajando allí un fotógrafo inglés, Terry Donaldson, la descubre. Waris tiene 18 y Terry le ofrece una oportunidad como modelo.
Su vida cambia para mejor, pero no olvida, no lo puede olvidar lleva la marca en su cuerpo, de dónde viene y de qué ha tenido que huir.
En 1987 hay un gran cambio, apareciendo en el calendario Pirelli, y a partir de aquí las grandes marcas de moda, Chanel, Versace, Cartier, entre otras, e incluso hizo su incursión en cine apareciendo en 1987 en la película Alta tensión, con Timothy Dalton en el papel de James Bond. Pisó las mejores pasarelas de moda: Londres, Milán, París, Nueva York y en 1995, la cadena de televisión BBC realizó un documental sobre su vida, Una nómada en Nueva York. Será la primera mujer de color que aparece en la portada de Vogue.
Su vida da un giro imparable, casi milagroso, “llegué a Nueva York por un milagro, cuando tenía trece años me escapé. Mi padre iba a casarme con un viejo de sesenta años porque le daba cinco camellos. Yo era especial, rebelde. Las niñas son educadas para trabajar y ser ofrecidas en matrimonio. Eso quieren los padres para sus hijas”
Pero en la cumbre de su carrera como modelo el gran secreto de su mutilación sigue oculto, finalmente, en 1997, siendo una modelo muy reconocida, lo explica. Lo hace en una entrevista de una revista, Marie Clarie, y con la periodista Laura Ziv. Los medios vuelven a mirarla, pero de otra manera.
A Waris bastó una década para comprender que ese trabajo nunca iba a resultarle suficientemente gratificante, y aún mira a la industria con suspicacia: “La moda tiene un papel importante que jugar en lo que se refiere a los derechos de la mujer; ejerce una gran influencia sobre las chicas jóvenes, pero puede ser un sitio peligroso porque te adulan, y no sabes qué es real y qué no”, asegura. “Hay cosas que están cambiando. En la pasarela se ven más razas y tipos de mujer, pero sigue faltando diversidad”.
“Apenas hay diseñadores negros; la gente blanca hace su ropa y espera que a todo el mundo le guste”.
Aquí comienza la segunda etapa de su vida, la lucha contra la mutilación genital femenina, la ONU la nombra Embajadora especial contra esta práctica.
Aprovechando la nueva situación ese año viaja a Somalia, a la cual no volverá hasta el 2000, cuando hay una nueva guerra civil.
Al año siguiente sale su primer libro “Flor del Desierto”, en el que explica la mutilación, y ese mismo año, 1998. Es nombrada Mujer del Año por la revista Glamour Magazine.
Si antes era una mujer conocida, empieza a ser una mujer reconocida, y hace pública y visible la mutilación genital femenina en todo el mundo como una práctica que hay que eliminar.
Comienza un duro trabajo y también reconocimientos, ese mismo año recibe el premio África del gobierno alemán por su trabajo a favor de los derechos de las mujeres africanas.
Será embajadora especial de ONU contra esta práctica entre el 1997 al 2003, en 2002 creará su propia organización, Flor del Desierto, para luchar contra la MGF, ya que los organismos internacionales en realidad muestran una gran pasividad ante este hecho.
Su vida está llena de actividades, Waris abre la conferencia mundial contra la MGF que tiene lugar en Nairobi, donde da a conocer por primera vez su Manifesto contra la MGF. El presidente de la República de Austria, Heinz Fischer le entregó el premio Arzobispo-Oscar-Romero. En marzo de 2000 recibe la nacionalidad austriaca.
En el 2002 nace Desert Flower Fondation en Viena, recolecta dinero para luchar contra la Mutilación Genital, ayudar a sus víctimas y formar al entorno para evitar futuras ablaciones. “La Mutilación Genital Femenina se dirige a niñas, niñas – ángeles frágiles que son impotentes, que no pueden defenderse. Es un crimen contra un niño, un crimen contra la humanidad. Es el abuso. Es absolutamente criminal y tenemos que detenerlo”. “La madre se ocupa de que su hija sea pura y limpia, virgen, y por eso la mía con cinco (hay discrepancias en la edad al no saber exactamente el año de nacimiento) años me llevó a la ablación. Por amor a mí. ¡Y yo, claro, quería ser pura y limpia! En Somalia se practica la ablación más severa: se extirpan clítoris y labios menores de la vagina”.
Deja la ONU decepcionada, reuniones, y más reuniones y poca acción, esta decepción le impulsa a creer su propia organización, en donde la acción será lo primordial.
Tiene unos años muy prolíficos de publicaciones, siempre con la idea en mene de la defensa de esas niñas, y esas mujeres, que no pueden (o no saben) escapar de ese círculo maldito.
En 2001 publica su segundo libro, Amanecer en el Desierto, (Título original: Desert Dawn), por el cual recibe, junto a Paulo Coelho el premio Corine Award por el libro más vendido del año 2002.
En 2005 publica Niñas del Desierto para el cual Waris investiga durante dos años en las principales ciudades europeas la mutilación genital entre las comunidades africanas. Con este libro comienza una campaña a nivel europeo contra la Mutilación Genital Femenina.
El 25 de enero de 2006, Waris habló en Bruselas con todos los ministros de los estados miembros de la Unión Europea, tras lo cual la Unión europea introduce el tema de la MGF en la Agenda Europea. Después de esto se introdujeron en numerosos países europeos medidas contra la mutilación y la prevención de la misma. En 2007 comenzó Waris una campaña contra la Mutilación Genital junto a Scotland Yard y la BBC en Inglaterra.
El 12 de julio de 2007 el presidente francés, Nicolas Sarkozy condecora a Waris, y por primera vez a una mujer, por su lucha por los derechos de las mujeres con el Chevalier de la Légion d’Honneur. En septiembre de 2007 Waris Dirie recibe de la mano de Christine Egerszegi-Obrist, del parlamento suizo, el galardón Prix des Générations de la World Demographic Association. La cadena de televisión árabe Al Jazeera invitó a Waris Dirie al popular programa con Riz Khan. En este programa, habla, por primera vez, ante una audiencia árabe de más de 100 millones de espectadores sobre el tema tabú de la Mutilación Genital Femenina. A esto le siguió el programa sobre la MGF con Waris Dirie del canal para jóvenes Pan Arabic Youth Channel.
En 2007 publica Cartas a mi madre que se convertirá en un nuevo éxito de ventas. Waris dice que este libro es su obra más intimista. “Hay heridas que tardan en cicatrizar. El deseo de ver a mi madre de nuevo, olvidarla, fue intenso. Tuve que darme cuenta que el amor y el sufrimiento están muchas veces conectados. Trabajar en este libro fue doloroso, pero una experiencia realmente necesaria para mí”.
No es fácil acabar con la MGF, para ello hay que ayudar, informar educar, dar poder real a las mujeres africanas, Waris considera indispensable la educación de las niñas: “El conocimiento es poder. África no cambiará mientras la mujer africana esté privada de educación. Mi propia madre no tenía ni idea de las cosas terribles que le hizo a sus hijas durante toda su vida; pensaba que estaba haciendo un trabajo increíble, y hasta hace poco no ha entendido que en realidad nos había dañado y desfigurado”. Hay que educar, que provocar en las mujeres otra mirada, porque las propias mujeres africanas caen en la trampa de la ablación de sus hijas, hay que ganarse su confianza y su respeto. “La lealtad de las mujeres debe ganarse con confianza y afecto, en lugar de rituales bárbaros. Ha llegado el momento de dejar atrás las viejas formas de sufrimiento”.
En 2008 la invita la UE al parlamento en Bruselas a un encuentro con la Ministra de Asuntos Exteriores norteamericana Condoleezza Rice.
Pero este encuentro tuvo una polémica previa, a noche anterior, Waris desaparece sin dejar rastro, se moviliza la policía belga y en la noche del 7 de marzo, un policía la reconoce en las cercanías del Grote Markt en Bruselas. La cuestión es qué ha pasado durante estas horas. Al principio declara que no encontró el hotel, pero días después, el 10 de marzo, su abogado explica el motivo real de su desaparición, había sido retenida por un taxista durante días que intentó agredirla sexualmente. Más tarde recibe en Holanda el premio Martin-Buber-Plakette en Kerkade, Holanda.
En abril de 2008 comenzó el rodaje de la película ‘Flor del Desierto’ basada en su libro. Se rodó en Djibuti, Nueva York, Berlín y Londres. La película se estrenó en otoño de 2009. Parece que este proyecto le produjo sentimientos contradictorios: “Es muy emocionante. Pero, ¿sabes qué siento? Que mi historia nunca me va a dejar en paz, que va a perseguirme para siempre. Si ayuda a alguien, si puede dar fuerza a otra chica, entonces está bien, que sigan. Pero estoy cansada de esta historia”. Dice que está planeando un nuevo libro, esta vez sobre la belleza: “Pero sobre lo que significa realmente. Porque la belleza son millones de cosas, no una sola”.
Durante el rodaje en Djibuti, Waris fue invitada por el presidente del país, donde habló con los ministros y el presidente sobre la MGF.
En enero de 2009, Waris fue una de las fundadoras de la fundación PPR Foundation for Women’s Dignity and Rights, junto a François-Henri Pinault y su mujer Salma Hayek, fundación que recolecta dinero para escuelas y clínicas en Somalia.
En 2010, Waris fue nombrada Embajadora de Paz y Seguridad en África por la Unión Africana.
En 2013, Waris suma a su larga lista de reconocimientos, el Premio a Mujer del Año, por su incansable lucha contra la MGF.
Según la OMS 200 millones de chicas y niñas en el mundo son sometidas a la Mutilación Genital Femenina (MGF), práctica que les genera problemas físicos, psicológicos, y en ocasiones la muerte.
Actualmente vive en Polonia, y a temporadas en Viena, y se ocupa de sus hijos y de su organización.
Nadie mejor que quien ha tenido que huir de práctica ancestrales sin sentido, que, en realidad, son prácticas de sometimiento de la mujer, de control de su cuerpo, y, si es posible de su espíritu, nadie mejor que esas mujeres para explicar, luchar y decir en voz alta que se tiene que acabar.
No valen de nada las prohibiciones en papel, en ley que no se aplica ni respeta, las mujeres que realizan estas prácticas, que las transmiten, que llevan a sus hijas, no son conscientes de que en realidad no es algo “femenino” ni en beneficio de ninguna “mujer”, es un legado, imposición, criterio masculino de control de la mujer, de su feminidad, de su sexualidad, de su deseo, de su libertad.
Waris dice que “la única hermosura que valoro es la del alma”, y es verdad, del alma enfrentada a la injusticia, y escapando de un mundo que solamente busca controlarla y someterla.
Cruzar un desierto, huir a un país que hablan otra lengua, escapar de un destino sellado y de un matrimonio impuesto, buscar tu propio destino, tu vida, tu horizonte, y no olvidar que allí, en un país africano, en muchos países africanos, esta práctica brutal marca a las niñas, las intenta controlar, pero ellas saben que, como Waris, nunca serán sometidas.