La gran lección de Urkullu sobre independentismo

El 14 de marzo de 2012, Iñigo Urkullu pronunció una conferencia en Tribuna de Girona. En primera línea de la audiencia estaban destacados cargos de la hoy extinta Convergencia y entre ellos Carles Puigdemont (alcalde de Girona desde hacía ocho meses.

El contexto político del momento tanto en Euskadi como en Cataluña era cambiante. Urkullu y el PNV estaban en la oposición. Tres años antes, habían perdido por primera vez el gobierno de Ajuria Enea. Un pacto entre el PSOE y el PP convirtió Patxi López en lendakari después de que Juan José Ibarretxe hubiese suscrito el Pacto de Lizarra como paso intermedio para alcanzar la independencia. De este modo, las veleidades extremistas del PNV lo sentaron en las bancadas de la oposición y gobernaron en el País Vasco PSOE y PP. En contra de lo que algunos auguraron en aquel momento, no sólo no pasó nada en el Euskadi, sino que ni se hundió la autonomía vasca, ni su sociedad se derrumbó. Lo más destacable de ese período fue que en el año 2011, ETA anunció el fin del terrorismo. En el año 2012, acabó el período de José Montilla como presiente de la Generalitat durante 4 años y el 24 de diciembre tomó posesión Artur Mas. Iñigo Urkullu, siete meses después de aquella conferencia se convertiría en lehendakari y somos muchos los que pensamos que dio una lección magistral de política ante el entonces mundo convergente súbitamente transformado en un partido independentista, superando en sus pretensiones a ERC que hasta ese momento había representado al independentismo parlamentario catalán tanto en Cataluña como  en Madrid.

Urkullu fue claro, preciso y contundente. Explicó que «hay que analizar en profundidad lo que supone independencia en una Unión Europea del siglo XXI. Es muy fácil hablar demagógicamente sobre la independencia sin atender las circunstancias que le afectan”. Resaltó, en clara alusión a ETA y su entorno de Herri Batasuna (que por cierto ha cambiado tanto de nombre como Convergencia). Dijo muy claramente, que «Hay que saber con quién, cuándo, cómo y para qué se quiere la independencia». Por lo que sabemos a fecha de hoy, ni aquellos destacados dirigentes de CDC que estaban sentados en la primera fila tomaron nota de la sagaz declaración, ni al parecer trascendió al partido,  ni posteriormente han hecho públicamente un análisis político o programa desarrollado en base a esas elementales premisas. Otra posibilidad es que hiciesen oídos sordos a unas cuestiones que tanto intelectuales como formaciones no independentistas les han formulado en los últimos años. Muy especialmente Puigdemont, que fue el ejecutor de los delirios de Artur Mas, no solo se pasó por el forro las sabias palabras de Urkullu, sino que se ha convertido en un incansable productor de “pollastres” (según sus propias palabras) políticos caricaturescos que son el hazmerreír de Europa.

Hasta aquel momento, los nacionalistas catalanes y el PNV se presentaban juntos a las elecciones europeas y compartían estrategias en España. Al parecer aquella conferencia de Urkullu en Girona fue el origen de que ambos partidos emprendiesen caminos divergentes y con ellos las sendas políticas de Cataluña y Euskadi se han hecho sustancialmente diferentes. Urkullu ganó las elecciones vascas celebradas el 21 de octubre de aquel 2012 y hasta hoy sigue liderando la política en el PNV, en Euskadi. En España, tanto él como los representantes el PNV en el Parlamento español cuentan con un respeto sin precedentes ante PP, PSOE y todos los partidos nacionalistas (aunque los nuestros solo lo reconozcan soto voce). Desde entonces Euskadi progresa y Catalunya se hunde cada día más económica, social y políticamente. En las últimas elecciones se ha confirmado que desde que Artur Mas se tiró al precipicio el 11 de septiembre del 2012, al convertir a los postconvergentes en un partido catalán independentista, superando incluso a ERC que era el histórico portavoz del independentismo catalán tanto en el Parlamento catalán como en el español. Y todo ello acompañado del ardor de estómago que le producen los CUP’eros anticapitalistas cada vez que tienen que humillarse para obtener su apoyo.  Es más, los postconvergentes de hoy, están más cerca de Bildu que del PNV. Pasean al exetarra Arnaldo Otegi como el gran referente político. Le dedican lisonjas impensables solo 12 años antes: «Lleva años de mili, de lucha y de combate. Nadie mejor que él nos puede decir cómo debemos continuar hasta llegar al final. Tenemos mucho que aprender», dijo Marta Rovira (ERC), en un reciente mitin. Parece que unos y otros se han olvidado de que ETA desapareció gracias al estado de derecho y que Otegi y sus correligionarios exterroristas independentistas de antaño van desorientados y pidiendo reconocimiento y acogida social incluso en sus feudos.

La Cataluña independentista pone una alfombra roja cada vez que Arnaldo Otegi va a TV3 para ser entrevistado, sólo falta que le practiquen un masaje con final feliz … En cambio, en TV3 los políticos catalanes no independentistas son tratados como apestados y traidores. En los últimos meses la democracia independentista exhibe a Otegi como referente ejemplar al mismo tiempo que firma un pacto para ahuyentar de las instituciones catalanas a la socialdemocracia. Para más inri, visitan en prisión a un parásito necesitado de asistencia psicológica como Pablo Hasél y por otro lado plantan el presidente de Volkswagen, al mundo de la empresa y al Rey Felipe VI. Después se preguntan, con cara de incredulidad por qué Europa los ignora o incluso se ríe de ellos.

El PNV funciona como una seda con Iñigo Urkullu de lehendakari y aquí en Cataluña, la fractura social y política se agranda por los cuatro costados. Jaume Vicens Vives, del que nadie puede dudar de su catalanismo e inteligencia, decía que “el arrauxament” es la base psicológica de las acciones subversivas catalanas», pero que «los arrebatos son transitorias», porque «las fuerzas de resistencia son superiores a la disgregación». Me temo que si Jaume Vicens Vives viviese los acontecimientos de la Cataluña actual, tendría que cambiar su diagnóstico y muy posiblemente dijese: el actual arrebato independentista es más estructural que transitorio. Es decir, y para acabar: tenemos festival político emocional y alocado para tiempo. Eso sí “rauxa” a mansalva, pero del “seny” nadie se acuerda.

Temi Vives Rego

Biòleg i professor honorífic de la Universitat de Barcelona

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