Cruzada lingüística

Actualmente por culpa de la crisis del Covid-19, mantener un comercio se ha convertido en una odisea. Miles de autónomos, pequeños comercios, tiendas, panaderías, cafeterías, restaurantes…están luchando para sobrevivir.

Muchos trabajadores y trabajadoras viven con incertidumbre si mañana seguirán en sus puestos de trabajo. Tiempos difíciles para todo el que tiene que abrir una persiana cada mañana, y exponerse al público en tiempos de pandemia.

La situación es dura, pero por si no lo fuera bastante, algunos han iniciado una cruzada lingüística.

Los radicales “salvapatrias”, defensores de la “Catalanitat pura” viven de épica, se sienten caballeros templarios protegiendo la lengua catalana de una extinción inminente. En su actual cruzada creen necesario acosar a trabajadores/as, señalar negocios y publicar en redes lo mezquino e indignante que resulta ser atendido en castellano.

En su contienda los enemigos de la Patria, y asesinos de la lengua, visten delantal, llevan zuecos, y medias de compresión.

Hace escasos días vimos publicado en redes, prensa y televisión, el caso del restaurante Marinella, esta pizzería en el Clot fue acosada, expuesta y denunciada en redes porqué su propietaria, Italiana y nueva en Barcelona, no sabía hablar catalán.

Pintaron la fachada de su restaurante, con frases como “parla català o emigra” y el número 33.

Esta cifra recuerda a un acrónimo que idearon los Nazis con el número 88, la H es la octava letra del abecedario, dos ochos que se repiten significa “ Heil Hitler”. La extrema derecha catalana usa el número 3 repetido dos veces “Catalunya Catalana”, su asociación con el fascismo es inevitable.

Lo tremendo de este caso , es que no es un caso aislado, hace mucho tiempo que sucede, las pintadas habían aparecido anteriormente en sedes de partidos políticos, ahora, la denuncia pública a camareros, camareras, dependientas de alimentación o prendas de vestir, tele operadores/as….está siendo una práctica habitual.

Muchas personas en esta tierra creemos firmemente que tener idioma propio es una riqueza que hay que cuidar y preservar.

Los hooligans, fruto de su obsesión dañina, en su mundo de fantasía, opinan que nuestra lengua está en peligro de extinción, pero flaco favor le hacen con esta actitud, la han convertido en arma de conflicto y exclusión, son sus mayores enemigos, lo único que logran es que el rechazo hacía el catalán aumente, eso es una mala noticia.

Los radicales están ahí, pero la mayoría de personas de la Cataluña tolerante y educada también. Esa Cataluña donde la mayoría responde en el idioma que el interlocutor habla, que alterna el castellano y el catalán sin problemas ni letra

pequeña, que quiere convivir en armonía, y enseñarlo con empatía y promoverlo de forma limpia. Esa Cataluña es la única que puede “salvar” nuestro idioma.

Tenemos una riqueza increíble, tener dos idiomas es cultural y didácticamente positivo. El catalán es precioso, no merece que algunos fanáticos lo ensucien, no merece que lo transformen en arma de conflicto e intolerancia.

Sonia Beltrán

Treballadora Autónoma, postgrau comunicació i lideratge politic UAB

@soniabeltrn8

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