Nice Nailantei Leng’ete
En ocasiones tomar decisiones es difícil, porque esa decisión puede implicar ir contra la tradición y por tanto contra la comunidad; esta decisión puede llevarte a la marginación, al ostracismo, a ser marcada como una persona impura o una persona ajena al grupo. Pero en ocasiones tomar esta decisión es algo importante, casi imprescindible, y las consecuencias de la misma pueden ser muy beneficiosas para esa comunidad, aunque no sea capaz de verlo en un primer momento.
La vida de Nice Nailantei Leng’ete va vinculada a una decisión, la de no someterse a una ablación.
Leng’ete nació en 1991 en Kenia, en el territorio masai. Se quedó huérfana muy pronto (sus padres fallecieron en 1997 y 1998) lo cual la convirtió en una niña errante, de casa en casa, hasta que a la edad de ocho años es enviada a un internado, es aquí en donde recibe un golpe de información, “el corte”, el rito iniciático de transición para las niñas masai, con este rito las niñas se convierten en mujeres y forman parte plenamente de su pueblo.

Las niñas han de asistir a las circuncisiones de sus compañeras, han de verlas, ver el hecho y también su dolor. Después del corte, entran en una edad “adulta”, abandonan la escuela y son casadas con hombres mayores.
A las masáis, cuando son pequeñas, les hacen presenciar otras «ceremonias» para que se vayan preparando: “no puedes mirar para otro lado o llorar porque es una gran deshonra para tu familia y tu comunidad”.
Ella misma relató ese día que tenía que suponer su entrada como “mujer” en la edad adulta: “mi hora llegó cuando tenía 8 años; mi tío vino a la casa de mi abuelo y dijo: ‘estoy circuncidando a mis tres hijas, así que, por favor, necesito a Nice y su hermana en ese grupo’, pues son ceremonias muy caras y es mejor cuando tienes muchas chicas”.
El día de la ceremonia, siguiendo la tradición, la levantaron a las cuatro de la mañana para ducharla con agua fría ya que “creen que así no se notará el dolor, lo que no tiene mucho sentido”.
En ese momento Nice y su hermana, que era tres años mayor que ella, se suben a un árbol y se esconden. Quieren huir de ese momento, quieren evitar algo que han visto y les horroriza. No es fácil, su tío, hombre y pegado a la tradición masai, no puede dejar el hecho así, y las convoca a una nueva ceremonia. No es tan fácil seguir huyendo, es en ese momento cuando la hermana de Nice le dice que huya, que ella se sacrifica por las dos. Nice se refugia en el internado, allí, las alumnas que no pertenecen a los masai no entienden el rito, y es un buen lugar para ella. Pero el problema subsiste.
Leng’ete va en busca de su abuelo, un hombre mayor respetado, y le expone que prefiere vivir en la calle a ser “cortada”, había visto chicas desangrarse y no deseaba un final así. Su abuelo fue retrasando la ceremonia hasta casi pasar un año. Finalmente, su abuelo lo expuso claramente, si ella no quería hacerlo no lo haría y se debía respetar su opinión.
Este momento supuso una inflexión en los acontecimientos, pequeña, pero inflexión. Su abuelo la dejó renunciar al ritual tradicional y también le permitió regresar a la escuela. Pero no fue fácil, ya que fue condenada al ostracismo por la aldea por ser un mal ejemplo y alguien que avergonzaba a su familia y comunidad.
Su acción no pasó y hubo otras niñas que comenzaron a imitar “su mal ejemplo”, ya que más adelante ayudó a otras chicas a evitar que “fueran cortadas”, lo cual le creó más enemistad y marginación en su pueblo.
Pero el objetivo no era que las niñas huyeran y fueran despreciadas, el objetivo era que los hombres del pueblo se dieran cuenta que esta práctica no era correcta, provocaba miedo, dolor y sufrimiento; el objetivo era eliminarla.
¿Pero en qué consiste la Mutilación Genital Femenina?
Sería la extirpación parcial o total de los genitales femeninos externos u otra lesión en los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Esta acción pone en peligro la salud y la integridad física de las niñas.
Hay varios tipos de Mutilación Genital Femenina, siendo los tipos I y II los más comunes:
• Tipo I: extirpación parcial o total del clítoris (clitoridectomía).
• Tipo II: eliminación parcial o total del clítoris y los labios mayores y menores.
• Tipo III: coser los labios mayores para hacer más pequeña la abertura vaginal (infibulación). El clítoris puede dejarse intacto.
• Tipo IV: pinchazo, perforación, corte, raspado y/o cauterización de los órganos genitales femeninos en conjunto.
Estos procedimientos no solamente producen un sufrimiento físico en la niña-mujer, sino que tienen un efecto duradero en sus cuerpos y vulnera su autonomía y el control sobre sus propias vidas.
Pero como lo importante es estar formada Nice se licenció en Gestión Sanitaria, se vinculó a Amref Health Africa, participó en clases de salud sexual, y, a pesar de que en la cultura masai a las mujeres no se les permite dirigirse a los ancianos, ella solicitó a los líderes de la aldea que le permitieran compartir todo aquello que había aprendido, y los ancianos se lo permitieron, pero solamente con los hombres jóvenes, pero estos no estaban interesados en estos temas. Pero ella ya había demostrado que un no, una negativa, no la paraba, y durante dos años insistió, y como resultado los ancianos les dijeron a los jóvenes que se sentaran y la escucharan, pero que solamente tres de ellos le hablarían. Pero había mucha cosa de la que hablar: del V.I.H. de la prevención del embarazo adolescente y sus complicaciones de salud, del matrimonio precoz, del abandono escolar y, finalmente, del corte.
Estas conversaciones se alargaron por un período de casi cuatro años, y ello condujo a un cambio de actitud, los ancianos decidieron que se debía dejar de “cortar”, y el pueblo le otorgó el Bastón Negro de liderazgo, respeto y poder en la comunidad.
A partir de aquí un camino largo y continuo, trabajando con Amref Health Africa y como objetivo detener la mutilación genital femenina (MGF). De hecho, se considera había ayudado a más de 15.000 niñas a evitarlo.
A cambio ella propuso unos ritos alternativos de paso (ARP) en vez del tan temido “corte”. Suponen una adaptación de los tradicionales (mismos cantos, bailes, mismas reflexiones y discursos), pero sustituyen el momento de la mutilación por un corte de pelo. Otro elemento importante es implicar a los ancianos y a los chicos jóvenes para que no se casen con mujeres con los genitales mutilados. Nice lo expresaba claramente: “En mi comunidad son los hombres quienes toman las decisiones así que por mucho que demos información a las mujeres y a las niñas necesitamos que ellos se involucren en nuestro trabajo”.
Ella era y es consciente que la cultura se debe cuidar y mantener y que solamente se deben eliminar algunas cosas, “tenemos una buena cultura que necesitamos conservar, pero una cultura que hace daño a las niñas, que destroza sus sueños y no les deja elegir qué hacer con sus cuerpos o con quién casarse, debe ser detenida y reemplazada con educación”.
A partir de aquí comienza un camino para ella más dulce pero igualmente duro, ya que su voz se deja oír en foros internacionales y recibe reconocimientos públicos. Pero el gran triunfo lo consigue el año 2014 cuando los ancianos masais (con una población de más de 1,5 millones) declaran el final de esta práctica.
Así el año 2018 recibirán Amref el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, y ella irá a recogerlo conjuntamente con otros responsables de la organización. El mismo año fue portada de la revista Times Magazine como una de las 100 personas más influyentes del año, precisamente por su trabajo con los masai de Kenia.
“El corte” no era solamente sufrimiento físico, alejaba a las niñas de la educación y formación, las abocaba a unos matrimonios tempranos, y a un círculo del que les resultaba muy difícil escaparse. Introduciendo el rito alternativo de paso se transforma una tradición, y se evita el sufrimiento, no es fácil, y aunque Kenia abandonó oficialmente la práctica del “corte” en el 2011 y los masai en el 2014, la ley no siempre se cumple, en especial en comunidades lejanas y rurales, por eso viaja continuamente de aldea en aldea explicando la importancia de cumplir la ley y del cambio. Ella es consciente de que no basta con una ley, se ha de implicar la gente, los políticos, las mujeres, los ancianos, toda la población, para cambiar y mejorar.

Su propia experiencia personal le ayuda a la hora de transmitir los mensajes: “personalmente, he visto a demasiadas mujeres y niñas, a demasiadas amigas, a las que les han quitado sus sueños. Las prácticas tradicionales nocivas han afectado sus vidas. Han tenido que pasar por los horrores de sangrar tanto por la mutilación genital que murieron, ser llamados cobardes cuando lloran, tener dificultades al dar a luz y ser forzadas a contraer matrimonio temprano. Y esto debe cambiar”.
El compromiso de ella es incuestionable, como el de muchas otras mujeres y organizaciones que buscan un cambio, no sólo en la ley, sino en la mentalidad y en la sociedad. Su ejemplo es una buena carta de presentación, por dos veces se negó, huyó, fue marginada, pero hizo dos cosas fundamentales: estudió y dialogó. Con estos dos instrumentos consiguió llegar a los ancianos de su comunidad, consiguió ayudar a muchas niñas, consiguió unos cambios legales; el proceso puede sea lento, pero el camino está marcado, mujeres como Nice Nailantei Leng’ete lo han hecho.