Fatema Mernissi
Una afirmación de Fatema Mernissi no explica gran parte de su pensamiento vinculado al Islam pero también a las mujeres, rompiendo la idea preconcebida y divulgada de que todo el Islam es machista o antifeminista, o incluso contra la mujer: “si los derechos de las mujeres son un problema para muchos hombres musulmanes de hoy, no es por causa del Corán ni del Profeta, ni de la tradición islámica, sino simplemente porque esos derechos entran en conflicto con los intereses de una élite masculina”.
Se pueden romper fronteras, sí, desde luego; se puede alzar la vista y mirar hacia el horizonte, también es cierto; se puede arrancar desde una fuerza interior y llegar mucho más allá, sin duda. Todo eso representa Fatema Mernissi.
Nació en una familia acomodada, y vivió sus primeros años en la zona femenina, lo que ella misma define como un patio abierto hacia dentro y cerrado hacia fuera, es decir, un harén.
Fatema Mernissi (o Fátima Mernissi) (1940-2015), es una mujer excepcional y única en el mundo de Marruecos, aún habiendo muchas mujeres, anónimas o conocidas, que hacen una gran labor en pos de la defensa de la mujer y sus derechos, ella, como ya he indicado, arrancó del mundo más tradicional para llevar mostrar una visión del Islam diferente a la normalmente aceptada en Occidente. Fatema fue socióloga, historiada, pero también experta en el Corán, y, sin duda, fue defensora de los derechos de la mujer en el mundo árabe y en el Islam. Pertenecía a una familia acomodada, y tanto su abuela como su madre eran mujeres analfabetas, y ella habló solamente árabe hasta los veinte años. Pero estas mujeres la educaron para que fuera inconformista y luchadora. Por eso, a partir de los veinte se dedica con ahínco al estudio y aprende inglés y francés. Estudió Ciencias Políticas en Rabat, de allí pasó a la Sorbona a ampliar conocimiento y se doctoró en Sociología el año 1973 en Estados Unidos. Pero cuando termina sus estudios regresa a Marruecos, y comienza a dar clase en la Universidad de Rabat.
En este regreso a su país va con ella una determinación, el defender a las mujeres, el revisar los textos coránicos para poder llegar a la total igualdad, y se centra en la defensa de los derechos de las mujeres, pero una defensa vinculada, nunca separada, del Islam, ella es consciente que la visión que se tiene en el mundo Occidental es muy diferente de la que tienen ellos: “para vosotros los occidentales el Islam es extremismo y monocultura. Para nosotros es multicultaralismo”.

Pero es consciente que lo primero que debe hacer es conocer en profundidad el país y a sus gentes, en especial a sus mujeres, y comienza un amplio trabajo de campo recorriendo pueblos y aldeas remotas, hablando, escuchando y estudiando las diferentes maneras de vivir de las mujeres marroquíes. Considera que todas estas mujeres en lugares remotos han de tener acceso a la información, y que el conocimiento les permitirá tomar decisiones y ser más autónomas. De todos los caminos recorridos saldrá un trabajo, detallado, en el que relacionará la alfabetización con el índice de natalidad, de tal manera que las mujeres analfabetas tenían un mayor número de descendientes, y, en cambio, si sabían leer y escribir, este número se reducía drásticamente. Es consciente que este pequeño, pero a la vez gran, detalle supone un cambio en la vida de las mujeres, un gran cambio que repercute en una mejor vida.
Pero su gran lucha es el estudio del Islam y el demostrar que ciertas “verdades” que se le atribuyen son falsedades reproducidas, o son elementos ajenos que se han incorporado, pero que no son un símbolo religioso propio, como es el caso del “burka”.
Y como en otras partes del continente africano la palabra feminismo no acaba ni de gustar ni de convencer a las mujeres del continente; es el concepto que no gusta, no aquello que defiende. Aquí entra en oposición a los posicionamientos occidentales, fundamentalmente europeos, y que rechazan no los principios, que los aceptan en su mayoría, pero conscientes de que su cultura y su mundo tiene una idiosincrasia diferente a la europea, o a la occidental en general.
Y como otras autoras africanas feministas, o denominadas feministas en occidente, llega a la conclusión de que no hay una única mirada feminista dentro del Islam, existiendo diferentes corrientes que podrían ser: feminismo árabe, feminismo musulmán, feminismo islámico, y feminismo laico.
Hay diferentes opciones dentro del feminismo y del mundo musulmán, todas ellas buscan sin duda la mejora de la situación de las mujeres, empezando porque ellas sean conscientes de su capacidad y su poder.
¿Pero cuáles son las aportaciones de Fatema Mernissi a la visión y conceptualización del feminismo marroquí y también del musulmán?. Ella se dedicó al estudió del Corán, y fue considerada una gran experta, por ello pudo afirma que en sí en el Corán no hay elementos que discriminen a las mujeres, sino que en un momento determinado se introduce unos elementos conservadores, unas narraciones en forma de dichos y acciones que se atribuyen al Profeta (o que son de determinados imanes) (son los denominados hadiz o jadiz) que sí que introducen una visión misógina que se extenderá por gran parte del Islam, pero que no son en sí parte fundamental de su teología ni de su tradición. Es en sí una manipulación estructural de determinadas sociedades para mantener el control.
Evidentemente Fatema fue muy crítica con el mundo occidental, aquel que criticaba el uso del pañuelo en sus diferentes formas, pero que hacía promoción descarada del uso de tallas extremas en las mujeres, para tener un cuerpo que en ocasiones llevaba a la enfermedad.
Pero, por otro lado, también nos destaca que en numerosos países musulmanes está surgiendo ya una élite femenina que llega a la universidad y a las profesiones liberales, y por eso afirma: “por eso digo a los europeos: si queréis un Mediterráneo equilibrado, no hay que invertir en armas, sino en promoción de la mujer. Una mujer analfabeta tiene de cinco a seis hijos; si tiene estudios secundarios, sólo tres”.
Su amplia labor literaria en tres lenguas (árabe, francés e inglés), la pondrán en un puesto destacado de la literatura universal actual, pero sin duda es su defensa de las mujeres la que la coloca en un importante puesto.
El año 2003 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, junto a Susan Sontag, y según la organización el premio se le otorgó por “una obra literaria en varios géneros que, con profundidad de pensamiento y calidad estética, aborda cuestiones esenciales de nuestro tiempo desde una perspectiva complementaria en el diálogo de las culturas”.
¿Qué ha aportado Fatema Mernissi al feminismo marroquí? Primeramente, una visión del mismo propia fuera de los cánones propios occidentales, segundo el ponerlo en el panorama occidental desmintiendo las ideas generalizadas de la misoginia musulmana, y, en tercer lugar, la clara demostración de cómo la fuerza de una mujer, su voluntad, puede ir mucho más allá de lo que otros y otras podían suponer.
¿Qué importancia tiene Sherezade en los escritos y el pensamiento de Mernissi?. Sherezade hija del visir del rey que pide ser esposa de este por voluntad propia: “Por Alah, padre. Cásame con el rey porque si no me mata. Será la causa de rescate de las hijas de los musulmanes y podré salvarlas de entre las manos del rey”. Mernissi convierte a este personaje de Las mil y una noches en un instrumento de denuncia y esperanza. Sherezade consigue dos cosas: la primera las historias evocan realismo; la segunda, puede para negociar cara a cara con el verdugo. Pero además Sherezade tiene otras habilidades (un talento de naturaleza psicológica) que le permite conseguir el objetivo: “modificar la mente de un criminal usando solo palabras”. Todos sabemos que un derecho fundamental reconoce la demanda de satisfacción para una necesidad básica en el seno de un contexto particular. Ante ello Sherezade tiene dos opciones: o bien velar por su dignidad como ser humano, o bien exigir el acuerdo jurídico que cuide de sus derechos fundamentales. Esto no es tan sencillo en el mundo musulmán ya que en él los derechos humanos van vinculados a la fuente de moralidad y legalidad que es la Sharía. Mernissi es consciente que la democracia y esta estructura del mundo islámico pueden ser contradictorios e incluso irreconciliables, pero a la vez habla de una progresión de empoderamiento, es decir, los derechos fundamentales exigen una “lucha de reconocimiento”. Por eso Mernissi se sirve del personaje de Sherezade que le permite asumir una postura política en la que invita a la transformación del consenso; y, por otra parte, también le sirve el personaje a manera de plataforma para denunciar la cultura machista y misógina que subyace y permance en dicho consenso. Pero es consciente de la dificultad del trabajo que está realizando: “si queremos comprender mejor por qué nuestra narradora sirve como símbolo de los derechos humanos en el Oriente actual debemos recordar que durante siglos las elites conservadoras se burlaron de Las mil y una noches, pues lo consideraban un producto del populacho y lo tachaban, salvo raras excepciones, de obra carente de valor cultural, dado que dichas fábulas se transmitían por vía oral”.

Para Mernissi la lucha por el reconocimiento de las mujeres es la plataforma social y real que permite la subversión (el motor del cambio) auténtica de la sociedad musulmana, el análisis de Sherezade demuestraría que dentro del mundo árabe se dan posibilidades que alientan dicha lucha.
¿Pero por qué motivo, o motivos, todo comienza con Sherezade? Porque Sherezade es un pretexto, una excusa, que servirá para plantar nuevos elementos en la sociedad, elementos que serán compatibles con los ya existentes. Pero también porque Sherezade representa la voz de aquellos que han sido excluidos y despreciados del mundo árabe; y también porque Sherzade es la voz de las mujeres, o, mejor dicho, la feminización del discurso masculino. Sherezade representa tradición popular a la vez que la opción de demostrar que las mujeres ya desde siempre han tenido una gran capacidad de vincular, de dialogar, de convencer.
Finalmente, tenemos que la lectura de algunas sus obras, comenzando por tus títulos, nos hablan del interés de ella en este reconocimiento de la mujer en el Islam, y en este querer deshacer la imagen de mujer siempre sumisa del mundo marroquí. Así tenemos algunos títulos sugerentes: Marruecos a través de sus mujeres; El harén político: El Profeta y las mujeres; El miedo a la modernidad: Islam y democracia; El poder olvidado: Las mujeres ante un Islam en cambio; Sueños en el umbral: Memorias de una niña del harén; Las sultanas olvidadas; El harén en occidente; El amor en el Islam: A través del espejo de los textos antiguos.
Fatema Mernissi fallece a la edad de 75 en Rabat el año 2015. Nunca se casó, no tuvo hijo, dedicó su vida, sus esfuerzos, y sus estudios a mostrar la vía a la mujer marroquí, una vía que no entraba en contradicción con su religión, pero que la llevaba a ser auténticamente ella misma a través del conocimiento.
Así fue Fatema Mernissi.
Marisa Escuer Vinué
Docente Secundaria
Profesora de la UOC
El comentario de Fátima es más que acertado: invertir en la promoción y educación de la mujer es clave para el futuro, no sólo en el mediterráneo sino en todo el mundo.
No vale criticar simplemente el Islam y señalar sus contradicciones. Si enseñamos a tener un espíritu crítico, los musulmanes y las musulmanas abandonarán las posiciones patriarcales por pura lógica, de la misma manera en que la mayoría de los cristianos lo han venido haciendo en los últimos dos o tres siglos con la expansión de la educación pública con base científica.