¿DEMOCRACIA INDUSTRIAL?

Con el avance de la tecnología y en especial la denominada inteligencia artificial hay quien se pregunta si supondrá un paulatina democratización de las empresas, pues se supone que existirán mejores herramientas para la participación de las plantillas en las decisiones de las empresas. Antes de pronunciarme sobre el tema debemos hacer un breve repaso desde el principios del siglo XIX de la introducción en las relaciones entre tecnología, capital y democracia en la empresa.

Desde la primera Revolución Industrial se ha tenido un gran temor  o respeto a las innovaciones, de hecho el denominado movimiento llamado Ludista nace de ese temor cuando los artesanos creen que las maquinas destruirán sus empleos y se verán abocados a la pobreza. Esos temores con una incipiente clase trabajadora industrial nutrida por muchos de esos artesanos y engrosando sus filas con peones y agricultores que van abandonando progresivamente el campo siguen poniendo en duda el progreso que les supone las mejoras técnicas y que se van introduciendo a lo largo del Siglo XIX. Naciendo las primeras asociaciones obreras germen de los futuros sindicatos que en un principio serán asociaciones de ayuda mutua y pasaran algunas rápidamente a la reivindicación de mejoras en el trabajo. Y es a raíz de ese nacimiento de la clase trabajadora y la explotación que sufre que aparecerá el termino “control de los medios de producción”.

Una parte de los primeros defensores de la clase trabajadora no tenían la idea  del control de las fabricas propiedad del burgués, lo que se pretenden es que los obreros tengan las suyas propias, es decir surge el movimiento cooperativo.

Pero la idea de democracia industrial va tomando forma desde finales del siglo XIX y tiene una aplicación practica en varios países europeos después de la primera guerra mundial cuando entra en escena el taylorismo, pero no termina de cuajar por diferentes motivos. Entre los que podemos destacar las disputas entre las diferentes corrientes ideológicas de la izquierda, la crisis de los años 20 y la aparición de movimientos totalitarios.

No es hasta la década de los años 60 y 70 que entra en crisis los modelos de producción tayloristas cuando empiezan aflorar nuevos sistemas en que la clase trabajadora tenga un papel dentro de las empresas. Los caminos serán diferentes y evidentemente todo este proceso prácticamente solo se da en países europeos democráticos. Desde la distribución de acciones, participación en los consejos de administración o comisiones de participación en algunas de las decisiones de las empresas. En la mayoría de los casos sin poder de decisión en las líneas estratégicas. Siendo mas frecuente los procesos de información y dialogo en algunas cuestiones organizativas (Turnos, distribución horaria y temas menores organizativos). Recogido casi siempre en los procesos de negociación colectiva.

Otro articulo seria si han sido efectivas las participaciones en los consejos de administración o la distribución  de acciones.

Pero ante la pregunta de si los avances tecnológicos permitirán una mayor democratización de las empresas, y viendo esta breve historia creo que no globalmente. Ya que la participación de la clase trabajadora o sus representantes siempre ha avanzado con procesos democráticos profundos en los países que han apostado por ello y vemos como países que se están desarrollando tecnológicamente no avanza en paralelo la democracia en el país y mucho menos en las empresas. Además muchas empresas de carácter transnacional son opacas en sus centros de decisión, delegando en puros gestores la marcha visible.

Además muchos procedimientos basados en algoritmos hace difícil el control por parte de los representantes de las plantillas.

Como conclusión solo desde la toma de decisiones supranacionales y organizaciones de la clase trabajadora organizadas en esos espacios pueden hacer que globalmente se avance en la democracia industrial.

Miguel Monera

@MiguelMonera

Trabajador y Sindicalista Prejubilado

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