Hanan Barasi

“No me rendiré, solo con balas me rendiré. Si muero, que así sea. Solo en la muerte seré silenciada”

Hanan Al-Barasi estaba transmitiendo en vivo a Facebook desde su coche cuando unos hombres armados abrieron fuego contra su vehículo, siendo asesinada a tiros en la calle 20, una de las principales calles comerciales de Bengasi.

Según un portavoz de UMSMIL (United Nations Support Mission in Lybia) “su trágica muerte ilustra las amenazas que enfrentan las mujeres libias cuando se atreven a hablar”.

Hanan estaba preparando un video para denunciar no sólo los abusos del poder y el incumplimiento reiterado de los derechos humanos, especialmente de la situación de la mujer condenada a una posición insostenible en ocasiones.

“No me rendiré, solo con balas me rendiré. Si muero, que así sea. Solo en la muerte seré silenciada”.

Esta podría parecer una historia muy compleja, pero no, no es así, es la historia de siempre: una mujer defendiendo los derechos de la población y en especial de los más desfavorecidos, que, como en muchas ocasiones, se identifican con el sexo femenino.

¿Cuál es la historia de Hanan?, ¿en qué momento comienza?

La historia de Hanan comienza en un tiempo inconcreto, unas fuentes determinan que nació en el año 1963, y otras en el 1973, lo que si queda claro es que pertenecía a una tribu poderosa del país que le permitió adquirir una instrucción y tener unos conocimientos y contactos que a otras mujeres les fue imposible.

Lo que si queda claro es su asesinato que fue en la ciudad de Bengasi el 10 de noviembre de 2020.

Libia es un país que ha tenido y tiene una rica historia, ubicado en la costa mediterránea, ha convivido con griegos, con fenicios, con romanos, fue islamizado, se convirtió en un reino, y en el 1911 fue ocupado por Italia.

Cuando en el 1884 en la Conferencia de Berlín las grandes potencias se reparten África, Libia, un territorio que en realidad no gozaba del reconocimiento de reino y que había estado bajo control de imperio otomano, es dado a Italia que ansiaba tener un imperio.  Fue un control desigual y no siempre bien organizado, finalmente, al poco tiempo de acabar la Segunda Guerra Mundial, un 10 de febrero de 1947, Libia adquiere su independencia.

En 1969, tras un periodo confuso, el coronel Muamar el Gadafi se hace con el poder, y estará en el hasta su ejecución prácticamente, en 2011.

El año 2011 es de suma importancia y propone unas esperanzas y sueños que no llegan a realizarse, es la conocida como Primavera Árabe.

Muchos países del entorno ven revueltas, con buenos ojos, y la solución a sus problemas llegando los aires democráticos.  No queda en nada en la mayoría de las ocasiones.

Las revueltas comienzan en Túnez y se trasladan a Libia, en este país hay malestar ante el gobierno monolítico de El Gadafi, se produce una guerra civil y es derrocado, detenido y asesinado.

Comienza una época que se intenta de transición hacia unas mejoras sociales y una mayor democracia, pero no es fácil.

En el 2014 comienza una nueva guerra civil en Libia, en este momento el país fragmentado en grupos políticos, armados, tribales e islamistas es de difícil organización.

En agosto de 2014, el CGN deja de ser reconocido internacionalmente como el parlamento legítimo de Libia y pasa a ser denominado como la Cámara de Representantes. Pero los problemas son muchos y variados

La crisis se agravó cuando Daesh, el autodenominado Estado Islámico, llega a Libia.

La comunidad internacional se ve obligada a proporcionar su mediación. La Organización de las Naciones Unidas apoya la celebración de negociaciones de paz mediante una serie de reuniones en Ginebra y en Sjirat (Marruecos) entre los Gobiernos de Trípoli y Tobruk.​

Así, el 17 de diciembre de 2015, se firma en Sjirat un acuerdo para formar un Gobierno unificado y provisional.

En este momento existe, por lo tanto, una dualidad entre la Cámara Representante en Tobruk, que se considera el Parlamento legítimo, y, por otro lado, el Consejo Presidencial y un Gobierno de Acuerdo Nacional en Trípoli, reconocido como poder ejecutivo.

Una situación confusa donde el caos y la fuerza militar es importante.

Es en este contexto en el que Hanan, ya formada como abogada, y encuadrada en la defensa de los derechos humanos y de las mujeres destaca y es reconocida.

Pero Hanan utiliza los medios de comunicación para defender su mensaje, para criticar los abusos y la corrupción, y, especialmente, la situación terrible de las mujeres.

Ya es una figura conocida como la Sra. Al-Barass, o más bien por el seudónimo de Azouz Barqa (“la anciana de Barqa”).

En su labor de defensa de las mujeres también dirige un grupo local de derechos de las femeninos.

Hanna había declarado abiertamente su apoya a Khalifa Hiftar, comandante del grupo de las Fuerzas Armadas Árabes Libias (LAAF) que controla la región oriental de Libia, incluida la ciudad de Bengasi.

Pero este apoyo no es incondicional a toda costa y es consciente de los abusos de los grupos armados, de la violencia, y de las agresiones y violaciones de mujeres.

No está ya comprometida con ningún grupo en sí, está comprometida con los derechos y con la verdad. 

No saben qué hacer con ella, como callarla, y como un último golpe de los grupos intentan secuestrar a su hija.

Este será el punto final de ruptura, Hanan decide poner rostro y nombre a los secuestradores, a los abusadores, a los maltratadores, y avisa en un videoclip que revelará quién o quienes están detrás de este intento fallido.

Los grupos por-Hiftar, a los que había apoyado, hacen lo posible para que calle, pero ella lo tiene muy claro, el hijo de Khalifa Hiftar, Saddam Hiftar, parece está en el centro de todo.  Ha realizado una carrera militar fulgurante con unos ascensos cuestionables, y además la familia ha acumulado una cantidad de riqueza escandalosa.

Las amenazas de muerte persisten, pero está decidida a decir la verdad.

El objetivo era secuestrarla, y así en la calle 20, calle muy comercial del centro de Bengasi, se lleva el intento de secuestro un 10 de noviembre a primera hora de la tarde.  Al fracasar comienza a dispararle de manera mortal, huyendo en dos coches camuflados y los cristales tintados.

Hanan tenía disparos mortales en la cabeza y es imposible salvarla.

Su muerte no es más que un colofón de abusos y amedrantamientos a las mujeres.

El asesinado de Hanan marca un final de presiones a las féminas para que estén calladas y no hablen.

Desde la parlamentaria Seham Sergewa, secuestrada un 17 de julio de 2019 en su casa de Bengasi, aparentemente por afiliados a la LAAF, su gran delito criticar las acciones armadas de Hiftar. Hasta hoy en día se desconoce su paradero.

Pasando por la abogada y activista de derechos humanos Salwa Bugaighis, que fue asesinada a tiros en su casa en la ciudad de Bengasi en 2014 por hombres armados no identificados. Las autoridades no ordenaron una investigación y nadie ha sido procesado por su asesinato.

La prensa local y nacional se hace eco del hecho y de su importancia, y así, Saloua Ghazouani, directora regional de ARTICLE 19 MENA, afirma: “A pesar de las amenazas que enfrentó, Barassi se pronunció con valentía contra los abusos contra los derechos humanos y fue una voz importante para los derechos de las mujeres en Libia. Su compromiso con los derechos humanos y su defensa de los demás será recordado”.

“Esto no debe continuar. Instamos a que se rindan cuentas por el asesinato de Barasi a través de una investigación seria y honesta, para evitar el envalentonamiento de quienes buscan silenciar a los defensores de derechos humanos a través de amenazas y violencia”.

Y no solamente la prensa local, sino también los organismos internacionales expresan su malestar por este abuso de poder reiterado.

De esta manera el Observatorio Internacional de la Abogacía (OIAD), con sede en París, y que fue creado el 21 abril de 2016, teniendo como objetivo fundamental defender el derecho a ejercer libremente y con total independencia la profesión, y denunciar las situaciones que vulneran el derecho a la defensa, acaba exponiendo los siguientes puntos.

La OIAD expresa su profunda tristeza por el fallecimiento de una colega que dedicó su vida y profesión al fortalecimiento de los derechos humanos en Libia.

La OIAD expresa su profunda tristeza por el fallecimiento de una colega que dedicó su vida y profesión al fortalecimiento de los derechos humanos en Libia.

La OIAD apoya plenamente a los abogados libios amenazados en el ejercicio de sus funciones profesionales, así como a todos los defensores de los derechos humanos en Libia.

La OIAD insta a las autoridades libias a investigar con prontitud, imparcialidad y transparencia las ejecuciones extrajudiciales y ataques contra abogados para identificar a los responsables y llevarlos ante la justicia.

La OIAD insta a las autoridades libias a cumplir los Principios básicos sobre la función de los abogados (1990) para garantizar la seguridad y la integridad física de los abogados, incluso mediante el establecimiento de medidas de protección adecuadas:

“Cuando la seguridad de los abogados se vea amenazada como consecuencia del desempeño de sus funciones, deberán ser adecuadamente resguardados por las autoridades”

Hanan una víctima más, hecha así misma, y no dispuesta a callar y bajar la cabeza, no dispuesta a hacer la sumisión por ser mujer y el silencio por decreto de género, así Hanan formará, desgraciadamente, parte de la lista de mujeres que se negaron a ser inferiores, que se negaron a ser objetos, que se negaron a guardar silencio.

Todas ahora debemos hablar por Hanan.

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