E=mc2 – La Energía es capaz de incidir en la masa

Veamos la importancia que tiene la Energía en nuestra propia supervivencia y progreso.

En noviembre de 2021, apenas hace 4 meses, en un Atom escrito para Club Cortum, señalaba que “con la energía es posible casi todo, sin ella la misma existencia es imposible”, evidenciando que la energía es el principal vector sobre el que se apoya nuestro bienestar y progreso.

Asimismo, indicaba que los gobiernos y entidades supranacionales (UE, etc.) debían modular la transición hacia energías menos contaminantes para sustentar la vida en el planeta y su evolución futura, desarrollando las políticas necesarias para gestionar adecuadamente las fuentes de energía disponibles en la transición hacia energías más limpias y menos dependientes de terceros, dando cobertura social y económica a los sectores afectados por el impacto económico de las necesidades de energía.

Los hechos recientes han demostrado su importancia. En estos escasos meses se ha visto como se ha llegado a considerar la energía nuclear de fisión y el gas como imprescindibles para llevar a cabo esta transición, tratándolas, coyunturalmente, como energías “verdes” en cuanto a su protección y fiscalidad. Y, en paralelo, se han tensionado los precios hasta niveles insoportables, incluso con una guerra de Rusia sobre Ucrania, usando la energía como elemento estratégico de presión sobre occidente, tan apetitosa del gas y petróleo de esa región del planeta.

Organizaciones de defensa como la OTAN se han “despertado” de su letargo para tratar de proteger naciones que se sienten “atacadas” en ese frente de la energía. Un nuevo tipo de amenaza geoestratégica se ha hecho presente.

Países como Alemania y otros de la UE que habían corrido en el desmantelamiento de la energía nuclear y térmica, aumentando su dependencia del gas de origen ruso, ven en serio peligro su propia supervivencia industrial y económica.

El poder de la energía se ha hecho ya evidente en el pasado, desde la década de 1970, con las crisis en Oriente Medio por la subida de precios del petróleo, que ha desestabilizado la región durante décadas, creando nichos de riqueza desmesurada con gobiernos autoritarios y para nada democráticos.

Otros actores están usando este apetito energético y su control en propio beneficio. Veamos Marruecos, vetando el paso del gas de Argelia hacia España y, de alguna manera, forzando cambios en geoestrategia a su favor.

Se ha llegado a considerar en la UE las especificidades de la península ibérica como “isla energética” para propuestas de política energética diferentes al resto de miembros de la UE.

Los estados están empezando a subvencionar la energía con rebajas de impuestos, incluso con ayuda directa en forma de descuento en los carburantes, o bien con incentivos económicos a las empresas energéticas. También aumentando la protección social hacia los más desfavorecidos, como la extensión del bono eléctrico.

La evolución de precios ha llevado a industrias muy electrodependientes a hacer paradas operativas por no compensar los precios que pueden repercutir de los costes de su producción por el encarecimiento de la energía. Acererías que solo producen cuando el coste de la energía permite ser rentable, creando desabastecimiento en toda la cadena productiva y de suministro, aumentando la escalada de precios con inflación no vista en muchos años.

Hay tres elementos que todo gobierno, al nivel que sea, ha de tener presente y de alguna manera con capacidad de control e intervención posible: Seguridad, Transporte y Energía.

Estos últimos días, con los paros en el transporte, incentivados desde grupos minoritarios, usando el aumento de precios de los combustibles como elemento de presión, con la situación de la energía como bandera, evidencia la importancia de dos de estos tres elementos, incluso del primero, la Seguridad, como garante del servicio y protección.

Vemos peligrar nuestro estado del bienestar y apoyamos intervención de defensa militar en terceros países para intentar protegernos. Esto conlleva una redefinición de las estrategias de seguridad.

Se han activado al máximo nivel internacional mecanismos para proteger la continuidad del suministro de energía, en tanto que bien estratégico para el desarrollo económico y social.

Einstein completó la Teoría de la Relatividad Especial con la famosa fórmula E=mc2 (Energía = Masa x Velocidad de la luz al cuadrado). A mayor velocidad la masa aumenta. Con más energía se puede llegar a acelerar la masa hasta el límite de la velocidad de la luz.

Esto evidencia el gran poder que tiene la energía para alterar la masa y que, con ella se puede incidir en la forma de vida, los alimentos y bienes que producimos y en la preservación del planeta para las generaciones futuras.

La Energía es un vector determinante en el aumento de la productividad, personal, social y empresarial.

La productividad suele medirse en forma de rentabilidad por capital invertido, facturado y resultado por empleado, etc. Elementos que son mesurables.

Nos preguntamos como se va a poder financiar todos los apoyos, ayudas e incentivos necesarios para superar las tensiones socioeconómicas que se producen en este periodo transitorio hacía energías renovables, incluida la nuclear de fusión.

Si sustituimos “masa” por “productividad” en la famosa fórmula, parece razonable que aquellos (personas, empresas, inversores, etc,) que, gracias a la energía obtienen incrementos de productividad, contribuyan con parte de sus beneficios derivados de ese uso intensivo de la energía, especialmente las tecnológicas.

Esto representaría grabar la productividad en cualquiera de los elementos que se mesuran. Podría ser un impuesto específico en función de sectores con ventaja competitiva por el uso de la energía para su beneficio. A mayor beneficio por empleado mayores impuestos. Podría ser también un coeficiente a aplicar a los tipos básicos de impuestos. Además, sería una manera de grabar la intermediación especulativa.

En todos los avances de la humanidad que alguien obtiene beneficio, desde el derecho a pasar por un puente que acorta el trayecto, el uso del agua para aumentar la productividad, y otros muchos ejemplos, siempre han existido aportaciones económicas en beneficio de la comunidad.

Parece razonable que se empiece a añadir la productividad que se deriva de la energía como beneficio competitivo, como elemento a considerar en su contribución económica a la sociedad, con políticas fiscales justas para garantizar la redistribución de la riqueza para paliar los impactos de esta transición hacia energías renovables.

Con la energía es posible casi todo, sin ella la misma existencia es imposible.

Antonio Puparelli

Informàtic i activista social

@apuparelli

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