“Se nos rechaza por falta de mentalidad y conocimiento, yo sé de gobernantes y aspirantes a gobierno, que no superan a muchas mujeres salvadoreñas y aún le son inferiores”
La sociedad en general ha estado bastante injusta con las mujeres, eran necesarias para la misma (procreación, crianza de los hijos, alimentación, mantenimiento del hogar, etc.) por no decir imprescindibles. Las trabas, los impedimentos, los obstáculos no han sido, ni son fáciles, una carrera llena de trampas y de vaivenes. Pero cuando una de ellas alzaba la voz salían a la luz sus “defectos”, sus “carencias”, y las típicas alusiones a sus orígenes
Prudencia no está nada lejos de todo ello, más bien está en el centro de todo, mujer indígena sin estudios, nos resume en cuatro palabras una situación difícil. Pero si a ello añades otros “atributos” que se le otorgan, sibila, madre soltera, loca, ambiciosa, y lo acabas rematando con la osadía de querer ser presidenta de su país, te encuentras con una mujer única, valiente, que se puso el mundo por bandera y que se enfrentó a aquellos que la menospreciaron sabedora de su capacidad, su fuerza y su energía.
Prudencia Ayala nació en la ciudad de Sonzacate, departamento de Sonsonate, el 28 de abril de 1885. Desde muy niña se trasladó a vivir con su madre a la ciudad de Santa Ana donde inició su educación primaria, la cual no pudo finalizar debido a razones económicas. En cuanto a sus raíces, –según lo afirmó la misma Prudencia– era descendiente de indígenas, pero su padre, específicamente era oriundo de México.
Sus padres fueron Aurelia Ayala y Vicente Chief, descendientes de indígenas nahuapipiles, aunque el padre había venido de México. Se expresó y escribió en castellano entendía el idioma náhuat gracias al cuidado de sus abuelas. Su madre participó en la Revolución de los Cuarenta cuatro, levantamiento de 1894 contra el general Carlos Ezeta, motivo por el que fue condecorada como coronela.
Los nahuapipiles, también llamados Nahuas o Pipiles, es un pueblo indígena de El Salvador, que podemos localizar en la zona occidental y central del país. Conservan su idioma, llamado Nahuat o Pipil. Sus antepasados son los Toltecas que provenían de México. Actualmente es la única etnia que conserva su idioma.
A la edad de diez años se traslada junto con su madre a vivir a la ciudad de Santa Ana, una ciudad cafetera donde conoció el movimiento sindicalista, allí comenzará los estudios primarios en un colegio, estudios que no pudo terminar por razones económicas, ello le forzó a una formación autodidacta que le fue de gran utilidad.
Dada la mala situación económica comenzó a ganarse la vida como costurera. A los 12 empezó a tener premoniciones que, años después, publicaría en el Diario de Occidente de Santa Ana. En sus páginas acertó con algunas profecías, como la caída del káiser de Alemania en 1914, lo que le valió el sobrenombre de la ‘Sibila Santaneca’.
Prudencia, al igual que otras mujeres de su época, se mostraba a favor de la concesión de los derechos de la mujer.
La salida de la escuela no frenó sin embargo las inquietudes intelectuales de la niña. Mientras ayudaba a la economía familiar trabajando de costurera, siguió estudiando por su cuenta.
Su formación autodidacta la llevó a publicar artículos de opinión en el Diario de Occidente desde 1913. Además de escribir para varios diarios de El Salvador, Prudencia fundó “Redención femenina”, un periódico en el que plasmó todas sus ideas feministas: “… el hombre y la mujer forman el cauce del mundo: los dos forman el hogar, los dos forman la sociedad, los dos deben formar el concepto ciudadano y constituir las leyes democráticas contra la esclavitud, los dos deben formar el gobierno”.
Otra faceta suya fuera de lo que se consideraba “normal” en una mujer de su época, era el hecho de ser madre soltera de dos hijos.
Sin tener presente las normas y aquello que se consideraba normalidad en su momento, podemos considerar sus poemas y escritos considerar avanzados para su tiempo: promoviendo la unión de Centroamérica, la igualdad entre hombres y mujeres, el rechazo a la intervención de Estados Unidos en Nicaragua. Todo ello le hizo tener admiradores y detractores, seguidores y enemigos acérrimos, su postura y opiniones eran escuchadas y rechazadas, así, en 1919 es encarcelada por atreverse a acusar de corrupción al alcalde Atiquizaya, y nada más salir de la cárcel se fue a Guatemala, pero ya en este país la acusaron de participar en un golpe de estado contra el dictador Manuel Estrada Cabrera.
De vuelta en su país, publicó tres obras: Escible. Aventuras de un viaje a Guatemala (1919); Inmortal, amores de loca (1925) y Payaso literario en Combate (1928).
Según ella misma, desde 1913 empezó a escribir sobre el ideal de construir una República Unida de Centroamérica. Realizando unas declaraciones al Diario del Salvador donde afirmó que su objetivo era netamente centroamericanista, pero más aún latinoamericanista. Para ella la unión de estos territorios solamente traería grandes ventajas:
“He sido unionista desde hace 18 años y vengo escribiendo en la prensa a favor de aquella causa hace el mismo tiempo. Reconocer fronteras en estos pueblos es asesinarlos, pues por causa de fronteras tenemos esa amenaza de lucha entre Honduras y Guatemala lo cual ayudaré a solucionar con mi pequeño contingente. Creo que esos dineros que gastan los gobiernos en fronteras, deberían invertirse en apertura de carreteras entre los Estados y olvidar las líneas fronterizas que son resumidero de vidas, patíbulo de ciudadanos”.
Otra faceta suya fue la de oradora y conferenciante, siempre abogando y defendiendo la causa feminista, y realizaba sus discursos en las calles y plazas de San Salvador, por ello mismo fue tratada de “loca” y “bochinchera”.
Por todas estas actuaciones suyas se piensa que pudo participar en la famosa manifestación de mujeres que fue reprimida de manera violenta por la Guardia Nacional en el centro de San Salvador el día 25 de diciembre de 1922.
Prudencia manifiesta que si los lideres se unieran el territorio se mantendría pacífico, lo cual repercutiría en el beneficio de todos:
A los ciudadanos centroamericanos:
Atended las instrucciones de la obrera
que lucha con tezón.
Por unir los hermanos de la América,
sin lucha de cañón.
Los pueblos que dormían en la inercia
ya despertarán.
Para subir la escala del progreso
donde todos gozarán.
Pues los pueblos que estaban oprimidos
se libertarán.
Ya no más se oirán tristes gemidos
del valiente Morazán.
Y en medio de todo esto no se puede obviar sus “atributos de adivinadora”, ella ofrecías sus servicios a cualquier persona interesada en conocer lo que le deparaba el futuro.
Y, como era de esperarse, la mayoría de periódicos de la época se burlaron de ella llamándola “semi-fantástica quiromántica”, haciendo referencia a la actividad de lanzar las cartas para predecir el futuro. No obstante, parece ser a un amplio sector del público le interesaba conocer las habilidades sobrenaturales de Prudencia.
En estas manifestaciones de Prudencia también puede encontrarse su creencia en un ser espiritual superior y en la idea de la inmortalidad del alma, dos ideas que en ese momento estaban creciendo con fuerza gracias a la teosofía que se encontraba en un momento de plena moda y que, parece ser, se oponía al materialismo tanto científico como marxista. Por todo ello, cuando Prudencia presenta su candidatura a la primera magistratura, los periódicos utilizan toda esta fama de adivinadora para atacarla.
En marzo de 1930 Prudencia Ayala anuncia que desea presentarse como candidata a la Presidencia de la República.
Desde este momento se abre una gran polémica en los círculos de poder y en la prensa escrita.
¡¡¡¡¡¡¡Una indígena, una madre soltera, UNA MUJER!!!!!!!
El gobierno existente en ese momento, del Dr. Pío Romero Bosque, permite ciertas aperturas democráticas, las elecciones son un buen momento para ello, y por eso aparecen siete candidaturas. Una de ellas es la de Prudencia.
En su candidatura presenta medidas de democratización, pero también propone dar apoyo a los sindicatos, imponer la honradez en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respecto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los llamados “hijos ilegítimos “.
Pero un punto crucial es que se presenta como “orgullosa de ser una humilde india salvadoreña”.
La sociedad que le toca vivir sólo da lugar a la mujer en la casa, como madre y esposa, con los denominados “quehaceres domésticos”. Las mujeres no tenían el derecho de hacer una acusación ante los juzgados, ni prestar testimonio o participar en defensa jurídica. La costumbre requería que las mujeres se vistieran con recato y no se permitían desviaciones.
Pero Prudencia no es así, se presenta en público portando un bastón. Llevar bastón en ese momento indicaba cierto rango social y de poder, cosa que ella no podía disponer solamente por ser mujer. Y es plenamente consciente de ello. “No todos los hombres titulados llevan bastón. Yo lo llevaré como insignia de valor en el combate contra los ingratos que adversan mi amor, mi ideal, la vida que llevo”.
Y va más allá: “Jamás he luchado por candidatos, menos por caudillos, no he militado en la política local, sino hasta hoy que lanzo mi candidatura para probar mi competencia ciudadana y sacar triunfante los derechos políticos que en justicia le pertenecen a la mujer.”
Para reafirmar su solicitud y sus objetivos, en junio de 1930, se embarca en una aventura simultánea, fundadora y redactora del periódico Redención Femenina, exponiendo sus argumentos en pro de los derechos ciudadanos de la mujer. “Pensando seriamente en el estado inferior en que está colocado el sexo femenino, he lanzado mi candidatura para presidente de la República, para manifestar las actividades cívicas en las capacidades morales y mentales de la mujer; iguales al sexo masculino: sin preocuparme de barreras que tenga que vencer para sacar triunfante la redención femenina en el derecho ciudadano.”
La mujer para Prudencia ha de ser igual al hombre, no puede haber ningún tipo de diferenciación entre uno y otro: “… el hombre y la mujer forman el cauce del mundo: los dos forman el hogar, los dos forman la sociedad, los dos deben formar el concepto ciudadano y constituir las leyes democráticas contra la esclavitud, los dos deben formar el gobierno.”
Las mujeres en ese momento no pueden votar, son individuos de segunda, no llegan a la categoría de ciudadanas, el presentarse a la presidencia del país es un hecho reivindicativo, una reacción ante la injusticia, un rechazo a leyes injustas.
Ella tiene firmes argumentos para luchar, para defenderse, para reclamar aquello que considera que nadie le puede negar: ser ciudadana.
“Las mujeres, según la constitución somos ciudadanos, y los mismos que nos menosprecian, no han rehusado la contribución de nuestra sangre cuando la Patria ha corrido grandes peligros. Mi madre se batió en Santa Ana contra las Ezetas, y se le dio el grado honorífico del Coronel. Como ese abundan los casos en nuestra historia.”
También tiene palabras para aquellos que se mofan porque es mujer, y, teóricamente, inferior e incapaz de dirigir un país.
“Se nos rechaza por falta de mentalidad y de conocimientos? Yo sé de gobernantes y de aspirantes al Gobierno, que no superan a muchas mujeres salvadoreñas y aun les son inferiores”.
Ella se defiende desde su diario, con grupos que le siguen y le apoyan, pero la prensa escrita cuestiona sus argumentos, su capacidad y sus conocimientos. La prensa conservadora se ceba con ella, la tachan de analfabeta, de inculta, la envían a lavar y a cocinar, de superficial, de marimacha, de impúdica, y le recomiendan quedarse en casa cómo haría una buena mujer. La apreciación de la época era que por defender los derechos de la mujer era una “anormal” y una “disfuncional”, y posteriormente aparecerán otros comentarios tratándola como “promiscua”. El ser mujer ya la convierte automáticamente en inferior.
El único que sale en defensa de Prudencia Ayala fue el periodista y político salvadoreño Alberto Masferrer que escribió en el diario Patria: “Prudencia Ayala defiende una causa justa y noble, cual es el derecho de la mujer a ser elector y ocupar altos puestos. Su programa de gobierno no es inferior en claridad, sentido práctico y sencillez, al de otros candidatos que se toman en serio”.
También tiene defensores entre algunos estudiantes universitarios, que se referían a ella como “nuestra rebelde compatriota”.
Ha presentado un programa electoral claro y contundente, que puede chocar con una sociedad tan tradicional y conservadora.
Los puntos de su programa son los siguientes:
1) Capacidad y honorabilidad de los funcionarios que compusieran su gabinete de gobierno, el cual sería mixto, es decir, compuesto por hombres y mujeres
2) Apoyo a la educación pública y mejoramiento de las condiciones económicas del sector magisterial
3) Promover y defender la libertad de culto y de credos
4) Fundar sindicatos y restituir y respetar los derechos laborales de las clases menos favorecidas
5) Suprimir o reducir al máximo el expendio de alcohol por parte del Estado
6) Garantizar la libertad de expresión y de prensa
7) Luchar por el reconocimiento de los derechos de la mujer en el ámbito político: especialmente el derecho al voto y a poder optar a cargos de elección pública
8) Promover una política de no endeudamiento de la nación para lograr una mayor independencia a nivel internacional
9) Abrir espacios a la mujer en distintos ámbitos
10) Erradicar la discriminación que hacía la ley entre hijos legítimos e ilegítimos (nacidos dentro del matrimonio y fuera del matrimonio).
Reclama el que es ciudadana, pero no lo es según el estado y las leyes del momento, la Corte Suprema de Justicia determina que las leyes de la nación no conceden ese derecho ciudadano a la mujer.
Prudencia no es ciudadana.
Su candidatura genera toda una serie de reacciones, populares y legales, así, el Alcalde de San Salvador, Dr. Vidal Severo López, se niega a inscribirla como “ciudadana” y pasa el caso al Ministerio de Gobernación para que este lo estudie.
El Ministro de Gobernación responde que no procedía la solicitud, según interpretan la Constitución vigente negaba el ejercicio de los derechos civiles a la mujer.
La mujer estaba sujeta a un régimen jurídico especial conocido como “potestad marital”, el cual establecía que la mujer se encontraba bajo la “tutela” o la “protección” del marido.
Prudencia no acepta esta respuesta, e interpone recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia, pero ésta también lo rechaza por “improcedente”, ya que no se le negaba ningún derecho individual según la Constitución, y por lo tanto no tenía cabida dicha reclamación. Pero la misma Corte determina que ella no reclama un derecho individual sino político.
Los tribunales se declaran incompetentes para este caso, piensan que es algo que compete al legislativo y no a ellos.
Ante todos estos impedimentos Prudencia se retira de la política.
Aceptó la decisión, pero respondió con una carta abierta a los salvadoreños publicada en el diario La Época el 25 de noviembre de 1930: “(…) si en algo he fastidiado a los políticos, perdónenme almas mías que no lo he hecho en mala intención, sino en el deber de un principio cívico para defender los principios del derecho individual que le asiste a la mujer”.
Prudencia opinaba que la mujer tenía que ir a votar como una ciudadana y no como una “cosa”. Sosteniendo que todo aquel que se opusiera al voto de la mujer era un traidor a la patria; ella consideraba que todas las Constituciones del continente tenían que ser modificadas para enmendar las injusticias que prevalecían hasta ese momento.
No vivirá mucho más, el 11 de julio de 1936 fallece, las mujeres salvadoreñas no pueden votar aún, pero ha abierto un debate que no puede parar. Tres años más tarde, 1n 1939, se aprueba el derecho al sufragio femenino, y en la Constitución de 1950 se reconocen legalmente los derechos políticos de las mujeres.
Al final sus esfuerzos dieron resultados, porque ciudadano también era femenino.