Louise McKinney

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¿Cuál, después de todo, es el propósito de la vida de la mujer? El propósito de la vida de la mujer es exactamente el mismo que el propósito de la vida del hombre: que pueda hacer la mejor contribución posible a la generación en la que vive

Louise Mckinney, de soltera Crummy, vivió entre 1868 y 1932, y fue una de las famosas cinco mujeres que consiguieron un reconocimiento de la mujer como persona y un cambio legislativo que involucró a todo el Imperio Británico.

Fue la primera mujer que senadora por Alberta y la primera en cualquier Legislatura del Imperio Británico. Además, fue la primera en ser elegida tanto por hombres como por mujeres.

Nació en una granja, en una familia pionera. Su padre, Richard Crummy, dejó Irlanda en 1842 para construir una nueva vida en el Alto Canadá, y 15 años más tarde, vino Esther Empay, que sería su esposa. Louise sería la sexta hija de una familia de 10, y la segunda de tres niñas.

Se graduó de la escuela secundaria y posteriormente asistió a la Escuela Normal de Ottawa para obtener su certificación como maestra, aunque su verdadera ambición era ser doctora. En ese momento, era casi imposible para una mujer ir a la escuela de medicina, por lo que Louise, como muchas mujeres jóvenes con sueños de otras carreras menos tradicionales, se conformó con la enseñanza.

Enseñó en Ontario durante cuatro años, comenzando en 1886. Luego se mudó al oeste para unirse a una hermana en Dakota del Norte, donde enseñó durante tres años más antes de involucrarse profundamente en el Movimiento por la Templanza.

En 1894, se convirtió en organizadora de la Unión Cristiana de Mujeres por la Templanza (WCTU). Mientras trabajaba por la causa de la templanza, conoció y se casó en 1985 con James McKinney, cuyos padres también eran irlandeses de Ontario.

En 1903, la pareja se traslada a Claresholm, Territorios del Noroeste (pronto se convertiría en Alberta) allí vivirán en una casa con un terreno adjunto.

Totalmente involucrada en la causa de la organización, ayudó a organizar una rama de WCTU en su comunidad. Se convirtió en presidenta provincial y más tarde fue nombrada presidenta de Canadá de WCTU y, finalmente, vicepresidenta de la Organización Mundial.

Louise organizó veinte capítulos de la Unión Cristiana de Mujeres por la Templanza (WCTU) en el Oeste, siendo presidenta de la Unión de Alberta y Saskatchewan durante veinte años.

La WCTU no solo defendía la templanza sino también la promoción de un estilo de vida cristiano. Muchos movimientos de reforma social contaron con el apoyo de la WCTU, que desempeñó un papel importante en la obtención de igualdad de derechos para las mujeres en 1916. El servicio social y el trabajo de los inmigrantes también fueron áreas importantes de enfoque para la organización.

Sin embargo, el enfoque de Louise McKinney estaba en el movimiento de templanza. Creía en el valor educativo de las campañas de prohibición y promovía activamente sus puntos de vista sobre los efectos negativos del alcohol y el tabaquismo. Tuvo un papel importante en la exitosa campaña provincial de 1915 para prohibir el alcohol, lo que convirtió a Alberta en la segunda provincia en adoptar la prohibición.

En las Elecciones Generales de Alberta de 1917, se permitió a las mujeres postularse para cargos públicos por primera vez. Se presentó como candidata de la Non-Partisan League (NPL) en las primeras elecciones en las que las mujeres canadienses o británicas podían hacerlo para un cargo o votar (1917), una elección provincial en Alberta.

La elección de la Non-Partisan League fue porque creía que las empresas cerveceras y licoreras influían en los principales partidos políticos a través de sus donaciones. Ganó un escaño en las elecciones, al igual que su hermana, Roberta MacAdams, que era enfermera.

Ellas comparten la distinción de ser las primeras mujeres en todo el Imperio Británico en ocupar cargos electos.

Ella y su esposo tuvieron la oportunidad de visitar Boston (1907), Brooklyn (1913) y Londres (1920). También visitó Lausana (1928), además de recorrer Italia y Suiza.

Fue una de las oradoras y polemistas más brillant4es de la Asamblea legislativa.

Estaba interesada en la legislación para ayudar a las personas con discapacidades y presionó constantemente al gobierno hasta que las leyes de prohibición se hicieron más efectivas. Pero su principal proyecto fue la mejora del estatus legal de las viudas y especialmente de las esposas separadas. Con la ayuda de Henrietta Muir Edwards, se redactó un proyecto de ley que ella presentó y que se aprobó para convertirse en la Ley Dower, una de las leyes más progresistas de Alberta. Fuerte defensora de los derechos de la mujer, instó a la adopción de medidas de bienestar social para inmigrantes y viudas.

Pero su vinculación religiosa fue muy importante, ocupándose de temas tabú en aquellos momentos como la violencia familiar. Fue delegada en la última Conferencia General Metodista realizada el año 1925; también asistió a otros importantes eventos religiosos, pero, como ya he indicado ella, y los miembros de la Temperance Union, se ocupaban del tema de la violencia familiar, cosa inaudita de la que no solamente se negaba su existencia, sino que no se hablaba.

En su segunda elección en 1926 fue derrotada, y este hecho hizo que abandonara la política activa.

 En 1929, fue una de las cinco mujeres de Alberta que presentaron la apelación ante el Comité Judicial del Consejo Privado, que finalmente estableció el estatus de las mujeres como “personas” en virtud de la Ley de América del Norte Británica de 1867, y como tal con derecho a ocupar un cargo. en el Senado canadiense. En reconocimiento a ese trabajo, Louise fue nombrada vicepresidenta Mundial de la Orden Imperial de las Hijas del Imperio.

Según ella “El propósito de la vida de una mujer es el mismo que el propósito de la vida de un hombre: que ella pueda hacer la mejor contribución posible a su generación”.

Como las otras mujeres del grupo apoyo la eugenesia, no con tanta pasión y empeño. Aunque no está claro si apoyó formalmente la esterilización obligatoria, pero si sabemos que apoyó informalmente los movimientos eugenésicos a través de la promoción de una legislación de inmigración más estricta.

Louise murió en Claresholm, el hogar de su escaño legislativo, el 10 de julio de 1931, a los 63 años. Su lápida dice solo “Madre”.

Fue una excelente polemista, una gran trabajadora, centrándose en temas que afectaban a personas con discapacidad, inmigrantes, viudas y mujeres separadas. Sus aportaciones en estos terrenos suponen una clara mejora en el estatus de la mujer, sea cual sea su estado civil, buscando fuera protegida ante unas leyes que las tenían en total desamparo.

Le preocupaba que las mujeres, a pesar de sus grandes esfuerzos quedaran marginadas, pobres, aisladas y condenadas a una miserable, tenía claro la igualdad de salario, incluso dentro del hogar.  Tal vez sea muy avanzado suponer, y, prácticamente impensable en aquel momento, el que se expusiera la idea de que las mujeres cobraran por su trabajo en el hogar, pero, en cierto modo, es consciente de que muchas de ellas nunca serán libres totalmente porque les falta lo fundamental: formación e ingresos económicos.

Podemos interpretar su frase de muchas maneras, algunas puede que fuera del contexto temporal, y no podemos afirmar que defendiera determinados posicionamientos que, aún hoy en día, resultan complejos, pero su postura queda clara: a igual trabajo igual salario. “Dado que muchas mujeres, ya sea por elección o por la fuerza de las circunstancias, continuarán ganándose la vida dentro del hogar, ¿no estamos obligados a defender el principio de igual salario por igual trabajo?”

La vida de esta cuarta mujer de las Cinco Famosas, como muchas de ellas, en mayor o menor medida, va vinculada a una familia que les permite cierta formación, a un vínculo religioso importante, a las ligas de la templanza (que eran tan comunes en aquel momento), pero también avanzadas a su tiempo, buscando mejoras reales, legislativas y sociales, para todas las mujeres.  En este caso el todas es más amplio que en alguna de las anteriores.

Y no olvidemos:

“Since many women will either from choise or from force of circunstancies continue to ear a living inside the home, we are not duty-bound to stand for the principale for equal pay for equal work?”

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