La jungla de la urbe

photography of roadway during dusk

El día 26 de enero, el fotógrafo René Robert muere congelado ante la “indiferencia de los transeúntes” tras sufrir una caída en pleno centro de París.

Momponte amigo suyo, publico en twitter,  René Robert, asesinado en plena calle en París por la indiferencia de los transeúntes. Y esta pregunta: ¿Cómo hemos llegado a olvidar la base misma de lo que hace a la humanidad? Descansa en paz, querido amigo”.

Esto me hizo recordar cuando tenía 30 años que tuve un accidente de moto que me causó un hematoma interno que se infectó, me mandaron a hacer una resonancia a Barcelona y llegué ardiendo de fiebre y justo antes de entrar al centro médico, en plena calle del centro de Barcelona, a eso de las 12 mediodía, me dieron unos vómitos incontrolables y como pude me enganché a una papelera, donde me mareé y con temblores me apoyé en el suelo. Allí estuve unos 15 minutos hasta que me recuperé y pude ir a la clínica donde me ayudaron y llamaron a un familiar. Nadie me asistió, nadie ni siquiera me preguntó que me pasaba y la calle estaba repleta de gente.

La ciudad siempre ha sido considerada el lugar de las iniciativas, las oportunidades y las libertades individuales y colectivas. Donde la historia une el pasado el presente y el futuro que dan sentido a la sociedad y a la humanidad.

Las calles están llenas de gente, pero también de recuerdos, sentimientos y momentos de los ciudadanos y ciudadanas unidos con edificios, monumentos, parques, paseos y carreteras, entonces ¿que ha pasado para acabar siendo una jungla deshumanizada?. ¿Donde ha quedado el principio de la urbe como elemento de cohesión y ayuda entre los individuos?

Seguramente son muchas las causas, desde urbanísticas a por supuestos las tecnológicas. Hemos pasado de ir al parque a comer pipas con los amigos y amigas a conectarnos en redes sociales con personas a las que no conocemos y las hacemos partícipes de nuestra vida. Una vida que en realidad nos importa un pimiento y que solo nos sirve de entretenimiento y cotilleo continuo. Que conste que soy la primera que las utiliza, pero jamás pasaría por al lado de una persona, me da igual la raza, procedencia, pintas etc. que necesite ayuda o esté inconsciente y pasaría de largo, como mínimo llamaría al 112 y avisaría.

Admitamos de una vez por todas que algo estamos haciendo mal en una sociedad en la que no somos capaces de ayudar a una persona inconsciente en la calle y en cambio cada día hay más personas que son capaces de dar una paliza a alguien por ser diferente o violar en manada a una chiquilla.

En definitiva el triunfo del individualismo, del yo sobre todas las cosas y dejando de lado lo comunitario y la igualdad social, creándose así la sensación de que todo vale siempre y cuando sea para el bien personal o por lo menos nos afecte individualmente lo menos posible.

Paradójicamente todo esto está acompañado del repunte de la ultraderecha de la mano de cada vez una derecha tradicional cada vez más radicalizada. ¿Casualidad? Lamentablemente no creo en las casualidades.

En fin que descanse en paz René Robert.

Victoria Corbacho

Sindicalista UGT Baix Llobregat

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