PUEBLO SOLIDARIO: PUEBLO GITANO

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Casi hace dos años de la pandemia y esto todavía no ha pasado, pero sí tenemos en la memoria  los primeros días de confinamiento. Recuerdo esos días como una gran pesadilla, días tristes y oscuros, incluso se podía sentir el frío de la calle dentro de casa, incertidumbre y desasosiego por toda la situación; pero si he de destacar algo, sería la calidad humana de la gente de mi comunidad, que el dolor ajeno no fue invisible, sin importarnos raza ni religión.

Durante todo este tiempo he explicado muchas veces cómo gestionamos esta gran ayuda social, y cómo se creó en mi barrio, La Marina, esta red de voluntarios y gente solidaria, como la superación personal que se esconde en el interior de cada ser humano y que demuestra que siempre podemos evolucionar, creando versiones mejores de nosotros mismos.  

Yo, particularmente, soy promotora escolar, figura dentro de los centros educativos que lucha en contra del absentismo escolar y por el éxito educativo del pueblo gitano, todos los que me conocen saben que tengo 1000 contactos en mi teléfono. Pues tuve una llamada de una integradora social de un instituto, Mina Khalloufi Afouar, una gran profesional, avisando que había una familia con tres menores que no tenían alimentos de primera necesidad. Hacía solamente una semana que estábamos confinados, mi marido decidió que teníamos que hacer una recogida de alimentos entre nuestras amistades, particularmente para esta familia.

Esta gran profesional acudió a mí porque sabía que vivo en el barrio en el que trabajo y ella no dudaría en que haríamos algo. Efectivamente sin pensarlo con los contactos de nuestros teléfonos avisamos a la gente de nuestra comunidad pidiendo ayuda, y una mañana, sin mascarillas ni EPIs, hicimos de la calle un punto de encuentro solidario donde en 20 minutos llenamos dos coches repletos de alimentos de primera necesidad. No sólo nos llegó para esa familia sino para seis más.

Eso fue el principio donde los gitanos, que la gran mayoría vive de la venta ambulante y economía sumergida, nos pusimos manos a la obra y creamos un banco de alimentos, con mucho miedo a contagiarnos pero más ganas de cooperar con nuestros semejantes, no solamente ayudar a nuestra comunidad.

De repente nos convertimos en actores sociales, los que toman decisiones según un código amplio de necesidades. Nuestras expectativas y peticiones fueron pedir ayuda al banco de alimentos para 50 familias, pero mientras llegaba la respuesta, y con las donaciones que recibimos de la FAGIC, Caritas y los vecinos, nos dimos cuenta de que pudimos atender a 300 familias.

Derivó en una crisis social y económica que afectó de manera directa a los ingresos de miles de personas sin distinción, viéndose limitados en su modo de vida y en la posibilidad de tener acceso a artículos de primera necesidad.

Se creó una red en el barrio donde la entidad gitana fue muy visible y lo más interesante, gente que tenía prejuicios, se les cayeron los estereotipos, 50 personas trabajamos codo con codo, de todas las comunidades y nacionalidades.

Realmente en el mestizaje está la perfección, viva la diversidad y la multiculturalidad.

Luisa Montero

Promotora gitana

1 thoughts on “PUEBLO SOLIDARIO: PUEBLO GITANO

  1. Conozco a Luisa i tambien la zona, que es tambien la mia, Doy fe de todo ello i además no puedo reprimir unas lágrimas mientras leo el escrito que aunque parece muy lejano no hace aun demasiado tiermpo. gracias a ella i a toda su comunidad. Es cierto la valia de las personas se miden en las catastrofes…….. los momentos dificiles ponen a la vista alas almas generosas. gracias una vez mas

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