Begum Rokeya

“Nosotras constituimos la mitad de la sociedad, y si nos quedamos atrás, ¿cómo puede progresar?”

Rokeya Sakhawat Hossain, nacida Rokeya Khatun, en un territorio que hoy conocemos como Bangladés, que era territorio inglés, en 1880, y fallecida en 1932 en Calcuta, en el denominado Raj británico.

Aunque se la conozca y se la reconozca como escritora bengalí, activista social y defensora de los derechos de la mujer, falta aún mucho tiempo y acontecimientos para llegar a ser Bangladés.

Bangladés formaba parte de la denominada Gran India, era un inmenso territorio parte del Imperio Británico, una joya en todos los sentidos para dicho imperio. Tardará mucho tiempo en llegar a ser reconocido como país.  El imperio británico comenzó a desmantelarse después de la Segunda Guerra Mundial, haber ganado la guerra no impedía el perder el imperio, ya se sabía y era evidente que pasaría.

El territorio se configuró en dos estados: en el centro la India, y a ambos lados Pakistán, tanto Oriental (futura Bangladés) como Occidental, y el motivo fundamental de dicha separación tenía una base religiosa, musulmanes e hinduistas.

Por tanto Pakistán estaba configurado por dos territorios con muchos kilómetros de separación, lo cual no contribuyó ni a su cohesión como estado ni a su organización.

En 1970 un ciclón desbasta Pakistán Oriental, el estado central, con sede en la parte Occidental, no dio respuesta, y el malestar creciente provocó una serie de conflictos sangrientos.

En 1971 Pakistán Oriental se convirtió en Bangladés, pero los desastres climáticos, y los problemas de pobreza continúan a pesar de los esfuerzos.  A todo ello hay que añadir la crisis de los rohignya que han tenido que huir en gran medida a Bangladesh.

Rokeya, nace en un territorio en el que el dominio inglés, y hablar dicha lengua, ignorando las propias y locales, ya que son consideradas inferiores, da categoría y posibilidades.  Poco más, ya que la separación étnica, y las casi nulas posibilidades de matrimonios mixtos, que podían implicar una exclusión social, implicaba una separación de grupos y de etnias clarísimas.

Su padre, Jahiruddin Muhammad Abu Ali Haidar Saber, era un zamindar (terrateniente) muy educado y Rahatunnesa Chowdhury, su madre. Rokeya tenía dos hermanas, Karimunnesa Khatun y Humayra Khatun; y tres hermanos, uno de los cuales murió en la infancia. El hermano mayor de Rokeya, Ibrahim, y ella hermana mayor inmediata Karimunnesa, ambas tuvieron una gran influencia en su vida. Su padre era un hombre bien educado y tenía un gran interés en la educación, pero mantenía una estricta regla del código islámico de pardah, el cual obligaba a las mujeres a cubrirse con un velo y a esconderse de las miradas masculinas tanto dentro como fuera de su casa.

El padre de Rokeya, que como hemos dicho era un hombre culto, hablaba árabe, urdu, persa, bengalí, hindi e inglés. Sin embargo, mantuvo la visión conservadora de la época con respecto a la educación de la mujer. Envió a los hermanos mayores de Rokeya, Mohammad Ibrahim Abul Asad Saber y Abu Zaigam Khalilur Rahman Saber, al Saint Xavier’s College, Calcuta, pero Rokeya y su hermana mayor, Karimunnessa, no fueron enviadas a la escuela. Pero ello no impidió que tanto ella como su hermana se la ingeniaran para estudiar y aprender con ayuda de su hermano mayor. Sólo podían aprender las normas de comportamiento y los principios del Corán.

Karimunnesa quería estudiar bengalí, el idioma de la mayoría en Bengala. A la familia no le gustó esto porque muchos musulmanes de clase alta de la época preferían usar el árabe y el persa como medios de educación, en lugar de su lengua materna, Bangla. El hermano de Rokeya, Ibrahim, les enseñó a ella y a Karimunnesa (que también se convirtió en escritora) el inglés y el bengalí, lo hacían por la noche, mientras todos los demás dormían, para no despertar sospechas de nadie.

Rokeya se casó muy joven, con dieciséis años, en 1986, y pasó a ser llamada Rokeya Sakhawat Hossain, adoptando el apellido del marido.  Su marido, para el cual era el segundo matrimonio y que era 38 años mayor que ella, era Khan Bahadur Sakhawat Hussain, cuya lengua materna era el urdu, era el magistrado adjunto de Bhagalpur.  Un hombre liberal y culto, que la animó a seguir estudiando y a escribir.  Por consejo de su marido adoptó el bengalí como lengua para sus escritos. 

De esta unió nacieron dos niñas, que fallecieron muy pronto, cayendo Rokeya en una gran tristeza de la que pudo salir gracias a sus escritos y al apoyo incondicional de su marido.

En 1909 fallece su marido, éste la había ayudado e impulsado a seguir estudiando y preparándose para el futuro. Así que el fallecimiento de su esposo no supuso un parón en su trabajo, más bien el inicio de un camino sin retorno, de poner en marcha aquellos proyectos que ayudaran a las mujeres a avanzar y liberarse de la ignorancia, la opresión y la invisibilidad. Ella era consciente, como también lo era su marido, que solamente la educación permitiría a todas las mujeres liberarse.

Las mujeres musulmanas de Bengala en ese momento estaban atrasadas, abandonadas y oprimidas. Rokeya se dio cuenta de que las mujeres solo podían liberarse de sus grilletes si recibían educación y eran económicamente independientes. En consecuencia, el 1 de octubre de 1909, abrió una escuela para niñas musulmanas en Bhagalpur con solo cinco estudiantes, nombrándola en honor a su esposo, Sakhawat Memorial Girls ‘School. Sin embargo, no pudo continuar en Bhagalpur por razones domésticas y decidió mudarse a Calcuta.

En marzo de 1911 y en la ciudad de Calcula comenzó la nueva aventura de la Escuela de Niñas, concretamente en el número 13 de Waliullah Lane, y con solamente ocho alumnas. En 1917 ya era un Middle English Girls ‘School, y en 1931 se convirtió en High English Girls’ School.

La escuela fue creciendo y trasladándose a diferentes direcciones dado el crecimiento de alumnado, convirtiendo la escuela en la mejor del momento para las chicas musulmanas. Le costó convencer a los padres musulmanes que dejaran ir a sus hijas a la escuela.  Iba de casa en hablando con los progenitores, convenciéndoles de la importancia de la educación para sus hijas y de que en la escuela se observarías los preceptos estrictos de la purda.  Gracias a todo ello poco a poco las chicas fueron saliendo de casa para poder estudiar.

Los estudios de la Escuela de Niñas eran también importantes, no solamente recitaban el Corán, también lenguas como bengalí, inglés, urdu, persa, y complementado con enfermería domiciliaria, primeros auxilios, cocina, costura, ejercicio físico, música, etc.

El problema fundamental era la carencia de maestras capacitadas en todo ello, por lo tanto, ella misma se impuso el prepararlas para la escuela que había fundado. Ella insistía al gobierno en la necesidad de un centro de capacitación de maestra, fue en 19191 cuando el gobierno estableció la Escuela de Formación de Mujeres Musulmanas en Calcuta.

Su camino no fue fácil, hubo gran oposición y lo dejó reflejado en numerosas ocasiones: “Los opositores a la educación femenina dicen que las mujeres serán rebeldes … ¡fie! Se llaman a sí mismos musulmanes y, sin embargo, van en contra del principio básico del islam que otorga el mismo derecho a la educación. Si los hombres no se descarrían una vez educados, ¿por qué deberían hacerlo las mujeres?”

Siempre había que ir un poco más allá, en 1915 fundó la Asociación de Mujeres Musulmanas, se dio cuenta de que las injusticias sociales y las formas extremas de purdah retenían a las mujeres musulmanas. En 1926, presidió la Conferencia de Educación de la Mujer Bengalí convocado en Calcuta, fue el primer intento para reunir a las mujeres en defensa de los derechos a su educación.

Tenía muy claro que esta marginación y enclaustramiento de las mujeres era ajeno a la religión, pero no ajeno a los hombres, ya que eran ellos los que lo habían impuesto y mantenían por propio interés: “si Dios mismo hubiera querido que las mujeres fueran inferiores, lo habría ordenado para que las madres hubieran dado a luz a sus hijas al final del quinto mes de embarazo. El suministro de leche materna naturalmente habría sido la mitad de eso en el caso de un hijo. Pero ese no es el caso. ¿Cómo puede ser? ¿No es Dios justo y misericordioso?”.

La mujer debía ocupar su puesto en la sociedad negado por tanto tiempo, arrinconada por la religión, la política, la tradición y las supersticiones: “¡Hermanas !, frótese los ojos despierte y avance. Digamos con dignidad de madre, no somos animales. Digamos hermanas, no somos muebles. Digamos hijas: no somos adornos para mantener encerrados dentro de cofres de hierro.  Digamos que al unísono somos que somos seres humanos”

Los objetivos que se propuso no se lograron fácilmente, empleó todo su saber para escribir atacando los prejuicios sociales, la intolerancia religiosa y la ignorancia. También trató el tema de la purdah, de la poligamia y el matrimonio infantil.  Para ello utilizó diferentes géneros: cuentos, poemas, ensayos, novelas y escritos satíricos. Publicó regularmente para saogat, mohammadi, Nabaprabha, Mahila, Bharatmahila, Al-Eslam, Nawroz, mahe-nao, bangiya mussalman sahitya patrika, The Mussalman, Indian Ladies Magazine, etc.

El mismo día que cumplía 52 años, el 9 de diciembre de 1932, Rokeya Sakhawat Hossain fallecía por problemas cardíacos. Su legado permaneció vivo gracias a sus escritos y a la escuela de Calcuta. Rokeya recibió el título honorífico de Begum y cada 9 de diciembre en Bangladesh se celebra el “Día Rokeya” en el que se recuerda su labor.

Se adelantó mucho a su tiempo y a la sociedad intentando comprender las causas de su degradación y así establecer un enfoque correcto para abordarlas. Se dio cuenta de que, sin empoderar a las mujeres, una sociedad nunca puede florecer. Por lo tanto, el hilo temático que recorre todos sus esfuerzos intelectuales es la preocupación por las relaciones de género equitativas: el feminismo. Pero ella no culpaba de todas las injusticias a los hombres, remarcó que había muchos más aspectos que llevaban a esta desigualdad.

“¿Hay alguien que pueda explicar las razones de nuestra degradación [y falta de confianza en nosotros mismos]? Quizás la falta de oportunidades sea la razón principal. Al no tener perspectivas, las mujeres se despidieron de todo tipo de actividades sociales. En consecuencia, tenerlas inactivas y pasivamente sumisos, los hombres comenzaron a ayudarlos. Día a día, cuanto más ayuda recibían de los hombres, más perezosos se volvían … Así que nos hemos convertido en esclavos de la pereza e, indirectamente, de los hombres “.

Los hombres tendrían parte de responsabilidad en la situación de la mujer, pero eran éstas las que tenían que despertar, que recibir educación saliendo del enclaustramiento, que empoderarse.  Pero también tenían que tener capacidad económica, ya que sin independencia económica era muy difícil llegar a ser ellas mismas y ser libres para decidir sobre su destino.

Cada mujer debía elegir su destino y ser capaz de poner las piezas de éste una a una. Una mujer debía y podía ser libre, ella lo demostró. 

El esfuerzo y tener un objetivo concreto fueron claves en su vida.

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