La reapertura del debate sobre la prostitución, ha puesto en la cuerda floja a la llamada ley del sólo sí es sí, de Irene Montero, después de que en la última semana se hayan abierto graves controversias entre los partidos que teóricamente iban a votar a favor de la norma. Los Comunes de Ada Colau han presentado una enmienda al texto de sus compañer@s.
Todos estos problemas han surgido con los 187 y 187 bis, que abordan el asunto de la prostitución. En ellos, el Ministerio de Igualdad plantea que sean perseguidos y castigados con penas de varios años de cárcel aquéllos que alquilen inmuebles, pisos o locales a personas que ejerzan la prostitución, aunque sea una práctica totalmente consentida por esas personas, porque entiende que se benefician económicamente de una una explotación sexual.
A los Comunes se han unido ERC, Junts y la CUP que presentaron el jueves una enmienda a la ley para suprimir estos dos artículos, ya que ellos defienden la legalización de la prostitución.
Está claro que la ley ha reavivado el enfrentamiento que tenemos dentro del feminismo, entre las partidarias de la abolición, como soy yo, y las que están a favor de su legalización.
A todo esto volveré a dar cuatro pinceladas sin profundizar, porque me haría falta algo más que un artículo sobre porque defiendo el abolicionismo.
La inmensa mayoría de víctimas de trata sexual son mujeres y niñas, las mujeres son las prostituidas y los hombres son los demandantes de prostitución y los proxenetas. Por tanto puedo afirmar que la prostitución es una cuestión de género.
Decir a la ligera que las mujeres podemos elegir en el contexto en que vivimos actualmente de desigualdad patriarcal es, como siempre dejarnos a las mujeres a nuestra suerte en un sistema patriarcal y pro prostitución, donde se nos educa, a ellos y también a nosotras, en la cultura de la sumisión y del placer masculino, un placer que nada tiene que ver con un placer conjunto y consentido.
Legalizar la prostitución, por tanto no implicará, la liberación sexual de la mujer.
Todo lo contrario perpetuaría la cosificación, sumisión y degradación a la que somos sometidas por los hombres, tanto las prostituidas como las no prostituidas, debido a que, en el sistema patriarcal, se legitima la prostitución bajo el precepto de que todas las mujeres podemos ser prostituidas, pasando a ser su cuerpo, a cambio de dinero. Pues bien, el interior del cuerpo de una mujer no puede ser un trabajo. La prostitución no puede clasificarse como cualquier otro trabajo, porque ningún trabajo debe generar las consecuencias psicológicas y físicas que esto provoca.
Sin señalar de nuevo, sin estigmatizar y sin culpabilizar hay que escuchar a las supervivientes de prostitución y trata y os puedo asegurar que todas ellas hubiesen firmado y afirmado cualquier declaración de voluntariedad.
Por ello el movimiento abolicionista pedimos:
- Una ley abolicionista.
- El desmantelamiento de las redes de prostitución, así como el cierre de los prostíbulos.
- Condenas efectivas a proxenetas y sanciones a demandantes de la prostitución.
- Que la mujer en prostitución no sea penalizada; no es una delincuente. Así como que se erradique la violencia institucional ejercida contra las prostitutas.
- La garantía de derechos a las personas en prostitución, ayudarles con políticas públicas integrales y efectivas, para poder ejercer el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, y a la vivienda.
- Que los asesinatos de mujeres en prostitución se reconozcan dentro de las estadísticas como feminicidios y crímenes de género.
- Trabajar desde la educación en igualdad para erradicar la prostitución.
Con todo esto decir que solo sí es sí y desde luego que apoyo la Ley y desde el movimiento abolicionista seguiremos luchando para que se ilegalice la prostitución.

Victoria Corbacho
Sindicalista UGT Baix Llobregat
