“…todas las mujeres debieran alzarse para resistir hasta que los hombres y las mujeres sean iguales de nuevo…”
Aunque las informaciones de la vida, lugar de nacimiento y su misterioso final, no sean muy concretas y estén envueltas en un halo casi mágico, todo ello no disminuye la fuerza de esta mujer, de la cual escasamente poseemos una deslucida imagen, y, especialmente, la fuerza de su lucha en pro de la mujer china, y en contra de lo que ella consideraba uno de los principales enemigos de su país, a parte del emperador, como el confucianismo, que subyugaba a las mujeres a un papel siempre secundario, siempre sometido.

He Zhen parece ser que nace en Yizheng, Jiangsu, allá por el 1884, y tendrá un confuso final en el 1920. Pertenecía una familia acomodada, lo cual le permitió acceder al conocimiento de los autores clásicos chinos y a los textos de Confucio.
En realidad, su vida estaba ya marcada en una sociedad que decidía todo en nombre de las mujeres, no pudiendo ellas dirigir su vida en ningún momento.
En 1903 se casa con Liu Shipei, de hecho, es un matrimonio doble, ya que ella y su hermana estaban casadas con hermanos. Pronto su marido, Liu, y ella se trasladan a Shanghai, pudiendo continuar sue educación en una escuela de mujeres.
Da la casualidad de que Liu Shipei (1884–1919) sea un filólogo y un revolucionario anarquista, con lo cual apoyó a su mujer desde el principio en las ansias de ésta por alcanzar no solo conocimiento sino la liberación de las mujeres chinas.
Como muchos habitantes del país en 1904 se trasladan a Tokio a estudiar, allí se respiran un aire más limpio, o al menos les parece a los chinos que acuden.
He ha comenzado a realizar labores de difusión y a escribir, en ese momento decide cambiar su nombre y se pone el de He-Yi Zhen, de esta manera incluye el nombre de soltera de su madre. Es toda una muestra de lo que vendrá más adelante.
He-Ye Zhen es plenamente activista, de ideología anarquista y defensora total de las mujeres. Por ello, junto a su marido, comienza a publicar en diferentes revistas, tales como: Tianyee (Justicia Natural), o Xin Shiji (Siglo Nuevo). A la vez funda una Asociación que será de gran trascendencia: Nüzi Fuquan Hui (Asociación de Recuperación de los Derechos de las Mujeres). Claros elementos persiguen esta asociación, tanto políticos como de género: favorecer a las mujeres acabando con el control masculino, y también mantener la resistencia contra el gobierno imperial.

El año 1909, tras una serie de discrepancias ideológicas, deciden volver a china, hay que preparar la revolución, hay que trabajar en pro de un nuevo gobierno.
He tienen varios escritos fundamentales: “Lo que las mujeres deberían saber sobre el comunismo”, en donde plantea clarísimamente el control de los medios de producción; “Sobre la cuestión de la liberación femenina”, en donde remarca que las mujeres viven siguiendo las reglas impuestas por los hombres, y que se han de sublevar contra ello, empieza declarando que “por miles de años, el mundo ha sido dominado por las reglas del hombre. Estas reglas están marcadas por distinciones de clase en la que los hombres y los hombres sólo ejercen derechos propietarios. Para rectificar las injusticias, primero tenemos que abolir la regla de hombres e introducir igualdad entre seres humanos, esto significa que el mundo tiene que pertenecer igualmente a hombres y mujeres. El objetivo de la igualdad no puede ser conseguido si no es a través de la liberación femenina”; “Sobre la cuestión del trabajo de la mujer”, en donde hace un análisis de la explotación de la mujer en su país; en “Antimilitarismo Feminista” y “El Manifiesto Feminista” en donde hace hincapié en la necesidad de la liberación de la mujer y abandono del sometimiento al poder masculino.
El pensamiento de He-Yin Zhen se inscribe en un momento político y cultural trascendental en China, tras siglos de poder manchú por un lado y de la imposición del pensamiento de Confucio, el ciclo está agotado en si mismo. Nuevos aires de cambio llegan desde Europa, y, a pesar de que China se ha resistido todo lo que ha podido a la entrada de la influencia occidental, el mundo ha cambiado, el aislamiento es imposible, de fuera llegan nuevas ideas, y el ciclo repetitivo de la sociedad china ha llegado a su fin.

Ella en sus escritos expone este afán de nuevos cambios, que llevaran a la mujer a su liberación, y con ello a la sociedad china en general:” cuando hoy hablamos de revolución, solo la definimos dentro de la esfera económica, sin saber que, entre todas las relaciones de clase en el mundo, la distinción entre hombres y mujeres es estrictamente la más fundamental. En el Este existe en verdad la costumbre de valorar a los hombres sobre las mujeres, pero aún en occidente, donde se supone que mujeres y hombres son iguales, las mujeres aún no tienen el derecho de ser oficiales de gobierno ni de participar en política, y sus derechos no pueden ser comparados con los que disfrutan incluso los hombres de las clases más bajas. Vean otra vez a China: los hombres pueden tener múltiples esposas, pero las mujeres no pueden tener múltiples esposos; los hombres se pueden volver a casar, pero no las mujeres, Una viuda debe guardar luto a su marido muerto durante tres años utilizando el vestido de luto de más alto grado, pero un viudo debe de guardar luto solo un año y usando únicamente el vestido de segundo grado. En los rituales funerarios y de sacrificio el orden es hombres antes que mujeres. Y aún en una familia de mente abierta, una hija casada debe tomar la casa de su marido como propia y su casa natal como el hogar de los otros. Sus hijos deben heredar el nombre de su padre. ¿Cómo se puede llamar esto justicia e igualdad? Hombres y mujeres son tan institucionalmente desiguales que es en extremo difícil abolir las relaciones de clase en la sociedad existente! Por lo tanto, para abolir las relaciones de clase actuales, deberá de empezarse aboliendo las relaciones actuales entre hombres y mujeres. Ambos debieran tener igual acceso a la educación y otros derechos para que las mujeres so sean inferiores a los hombres y estos no puedan imponer su voluntad sobre los hombres. Como los hombres traten a las mujeres debiera ser igual a como las mujeres los tratan…todas las mujeres debieran alzarse para resistir hasta que los hombres y las mujeres sean iguales de nuevo…”
Su pensamiento no solo implicaba entonces la lucha social general con la de las mujeres, sino que rechazaba el matrimonio, los pies flor de loto, la piedad filial y a la familia misma con lo que la tradición androcracia cultural china fue cuestionada por Zhen. Lo anarco -además de inscribirse dentro de la corriente histórica de su momento- se manifiesta en su análisis riguroso de la sociedad china y sus constricciones. No buscaba una reforma sino una verdadera revolución. Y aunque tal vez moderadas, las anarcas feministas les hablaban a todas las mujeres chinas, apreciando el sentido de lo probable y realizable.
Zhen esboza una alternativa al feminismo liberal de la vía emancipadora occidental con el sufragio femenino, etc. Su principal argumento: La emancipación de la mujer no mejora la situación de los pobres, sino a lo sumo la de unas pocas privilegiadas. Pero la necesidad material es la principal razón por la que las mujeres son oprimidas y explotadas sexualmente. Por tanto, esta opresión no puede abolirse mediante leyes o igualdad formal, sino únicamente mediante la abolición de la pobreza y la necesidad material. He-Yin Zhen imagina esto como la abolición de la propiedad privada en favor de una economía basada en los comunes.
Pero He-Yin Zhen es una mujer culta, conocedora de las tradiciones chinas, y, por tanto, las valora en su justa medida. No quiere seguir una vía occidental para liberar a las mujeres de su país, no considera que esta vía sea mejor ni superior al modelo que ellas puedan plantear. Han de encontrar su propio camino partiendo de lo que tienen, de su pasado, de su tradición y de su historia. Por tanto, analiza los modelos de su país en relación a la mujer, es consciente que son modelos misóginos, y que el carácter para “mujer” incluye unos significados simbólicos. Ella analiza los patrones de pensamiento misógino de las tradiciones filosóficas relevantes – confucianismo, Libro de los Cambios, taoísmo y budismo – así como prácticas cotidianas, como el duelo o los rituales matrimoniales.
He-Yin Zhen ve la desigualdad material como la causa central de la omnipresente explotación sexual y física de las mujeres que ella describe. Las mujeres eligen la prostitución por pura pobreza, las familias “venden” a sus hijas por necesidad material. Los ricos, por otro lado, consumen mujeres como objetos sexuales o “mantienen” esposas o concubinas porque eso mejora su estatus, porque demuestran aquí su superioridad social y masculina, porque pueden mantenerlo económicamente.

Zhen ve la prostitución como el elemento clave de la explotación social de la mujer. Al mismo tiempo, sin embargo, rechaza las medidas legales para prohibir la prostitución, ya que estas no eliminarían el fenómeno, sino que solo lo ocultarían. Porque mientras haya extrema pobreza y extrema riqueza, también habrá explotación sexual en forma de prostitución.
Tras una vida de lucha en pro del país y la mujer el final de He-Yin Zhen es confuso, hay diferentes versiones, no queda claro su final, sabemos casi seguro que murió de tuberculosis en 1919, pero hay autores que dicen que se hizo monje budista con el nombre de Xiao Qi, otros autores opinan que fue obligada a trabajar para el servicio secreto imperial y que terminó recluida y acabó enloqueciendo. No queda clara.
Todos estos finales trágicos y misteriosos nos hablan de un corazón roto después de tanta lucha o de un abandono injusto por aquellos que ella tanto protegió.
¿Qué pasó con ella realmente? No sabemos, no hay tumba para el recuerdo y para unas flores que acabarán marchitándose, no hay una placa que indique allí descansan sus restos, tal vez en el fondo es lo mejor, ya que con todo lo que hizo, enfrentándose a tantos elementos poderosos les venció: no está en ninguna parte, ya que su recuerdo, sus escritos y sus palabras están en todas.
Regresó a China con dos objetivos, luchar contra el gobierno y ayudar a las mujeres de su país, y cumplió los dos. La historia del feminismo chino sería diferente sin ella: la mujer sin tumba, pero imposible de olvidar.
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http://libcom.org/files/He%20Zhen%20and%20Anarcha-Feminism%20in%20China.pdf
https://sites.google.com/a/books-now.com/en1255/9786365824833-57subsniGEquivas55
Bravo Marisa !!! por tus últimos artículos sobre mujeres no occidentales. Representan otra manera muy diferente de afrontar y dar respuestas a los muchos problemas de la sociedad en general y de las mujeres en particular.
Me pregunto si esas mujeres tuviesen la ocasión de ver como está hoy día la situación en sus países de origen, ¿cual sería su valoración? ¿harían las mismas propuestas?
Cordiales, Temi