Luisa Moreno
El año 1907, año de nacimiento para la que será conocida con el nombre de Luisa Moreno, el mundo vive todavía un sueño de grandeza y, tal vez, de convulsión.
En Europa las ideas socialistas y anarquistas, los sindicatos de base, se van organizando, pero aún existen imperios, que, a la vieja usanza, llevan una vida de lujo, adorno, y uniformes, que poco tienen que ver con su pueblo.
En América, el sueño americano, o más bien, norteamericano, ha comenzado con cierta fuerza, el resto del continente también sueña, unos más que otros. Una sociedad blanca, que hunde sus raíces en Europa, ostenta el poder, y los pocos movimientos que hay son más de tipo progresista, socialista, que de tipo indigenista. Solamente en Estados Unidos, la flagrante bofetada de la esclavitud remueve conciencias propias y ajenas. En la mayoría de América, los autóctonos, reducidos a nada, guardan silencio.
Esperaremos un tiempo a que alcen su voz, pero dentro de esta sociedad blanca, de origen europeo y bien acomodada hay una voz femenina que destaca, Blanca Rosa López Rodríguez, o como nos ha llegado, Luisa Moreno (1907-1992).
Nace como Blanca Rosa López Rodríguez, en una familia acomodada de Guatemala. Su padre de clase alta, Ernesto Rodríguez, un hombre serio y estudioso, y su madre, Alicia López Rodríguez, le dieron el nombre bautizado de Blanca Rosa López Rodríguez.
Siendo muy joven organiza la Sociedad Gabriela Mistral, sociedad teosófica, que adopta una posición a favor de la educación de las mujeres guatemaltecas y su acceso a la universidad. Moreno, dada su posición social, puede acceder a estudios superiores fuera del país, y así se va a Ciudad de México a estudiar periodismo. Comienza una etapa literaria, que se centra en la escritura de poesía, publica el libro de poema “El vendedor de Cocuyos”.
En 1927 se casa con el artista Ángel de León, y juntos se van a la ciudad de Nueva York donde nacerá su hija su hija Mytyl.

Pronto desaparecerá Blanca Rosa y aparecerá Luisa Moreno, así durante los primeros años de su carrera como organizadora laboral, por el desacuerdo de su familia con su posición política y para evitar avergonzar al apellido, se cambió el nombre a Luisa Moreno, en honor a un famoso sindicalista mexicano de esa época, Luis Moreno.
Ya había demostrado que era una mujer inquieta y preocupada, pero en Nueva York vive una realidad diferente, la situación de la comunidad latina. Vive en directo la protesta de los grupos latinos contra una película antimexicana, Under a Texas Moon, y como la policía neoyorkina actúa contra la población que protesta, y la muerte de su líder Gonzalo González. Este hecho provoca una gran reacción de la comunidad latina, Moreno también pertenece a ella, aunque por su estatus social parece que debía mantenerla al margen. Pero ella participa activamente en esta gran protesta. A partir de este momento todo cambia. Ella misma lo explicó como este hecho “le motivó a trabajar en nombre de la unificación de las comunidades de habla hispana”.
Cuando llega la Gran Depresión de 1929 Moreno ve que su posición cambia, con un marido en paro y una hija se pone a trabajar como costurera en el Harlem hispano, allí organiza a sus compañeras y crean un sindicato de la confección. Ella es la que tiene mayor formación y por lo tanto mayor capacidad para movilizarlas y organizarlas.
En 1935 la contrata la Federación Estadounidense de Trabajo, con la misión de organizar profesionalmente a los grupos y de ayudar a los trabajadores. Al poco tiempo abandona a su marido ya que la maltrata, y se marcha a La Florida con su hija. En este nuevo estado vuelve a hacer aquello que se le da mejor, liderar a los trabajadores y sindicarlos, en este caso a los enrolladores de cigarros afroamericanos y latinos.
De La Florida marcha a Texas, y de allí a California, siempre organizando a los trabajadores, siempre prestando sus conocimientos y su experiencia, siempre en pro de la defensa de los derechos de los más débiles, los obreros y las mujeres. De hecho, le preocupa mucho el trabajo de las mujeres, mal pagado y en malas condiciones, su objetivo es empoderar a las mujeres para que asuman puestos de liderazgo en estas organizaciones.

Moreno no olvida que es guatemalteca, latina, hispana, punto que la convierte en inferior en una sociedad que margina cada vez más aquello que viene del sur. Así será en 1939 una de las organizadoras del Congreso de los Pueblos de Habla Española.
Cada vez es más consciente de la situación de los latinos y las latinas en Estados Unidos, recorre el país, visita a los trabajadores de la costa este y del suroeste.
En 1940, es invita a hablar en el Comité Estadounidense para la protección de los Nacidos en el Extranjero (ACPFB). Su discurso llega totalmente al público, ella describe la dura vida de los migrantes: “Estas personas no son extraterrestres. Han contribuido con su resistencia, sacrificios, juventud y trabajo al suroeste. Indirectamente, han pagado más impuestos que todos los accionistas de la agricultura industrializada de California, las empresas azucareras y los grandes intereses algodoneros, que operan o han operado con la mano de obra de los trabajadores mexicanos “.
Su vida es un ir y venir luchando por los más débiles de la sociedad, por aquellos que en muchas ocasiones no son considerados ni estadounidenses. De hecho, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial se prohíbe a los mexicanos trabajar en industrias que son clave para la guerra (petroleros, astilleros, y las industrias relacionadas con la guerra), y por lo tanto solamente pueden acceder a determinados trabajos que conllevan unos salarios más bajos.
Su compromiso con la comunidad sigue creciendo, y rápidamente, así en 1942 organiza el Comité de Defensa de Sleepy Lagoon (fue un famoso juicio que se realizó por la muerte de José Diaz, identificaron a seiscientos mexicanos estadounidenses, en este juicio se implicó a los latinos y hubo un gran componente de segregación racial) para exonerar a los jóvenes acusados de intervenir en el hecho. Moreno se implicó plenamente en esta causa y buscó pruebas que pudieran probar la inocencia de los inculpados. Pero ya era un juicio político. esta investigación indignó al senador estatal de California Jack B. Tenney quien arremetió contra Moreno, acusándola públicamente de participar en una “conspiración anti-estadounidense”.
A partir de este momento Moreno se implica aún más en la defensa de los débiles, y en la lucha contra los estereotipos, la brutalidad policial y la discriminación racial.
En 1947 se casa nuevamente, esta vez con Gray Bemis un veterano de la marina, que había sido delegado en la convención nacional del Partido Socialista de América en 1932. Ambos están interesado sen los derechos civiles de los mexicanos americanos.
Tras este nuevo matrimonio Moreno intenta llevar una vida tranquila, podríamos decir de ama de casa tradicional, pero su historia y su compromiso no ha sido olvidado.
En la década de los 50 comienzan a deportar a la fuerza a mexicanos y a mexicanos americanos bajo la Operación Espalda Mojada, el objetivo fundamental son los líderes sindicales que reivindican unos derechos que la sociedad americana no acaba de dar a toda esta población.
En este momento Luisa Moreno y su marido comienzan a recibir amenazas por sus protestas contra la brutalidad policial, y nuevamente el senador Tenney comienza la persecución contra ella y su entorno. La presionan de todas las maneras posibles, una de ellas con la oferta de la ciudadanía, pero ella no lo acepta según afirma es “una mujer libe con el alma hipotecada”.

Moreno y su marido emprenden la marcha hacia Ciudad Juárez, y en Estados Unidos emiten una orden de deportación por pertenecer al Partido Comunista. Todos estos hechos la hacen regresar con su familia a Guatemala de donde tendrán que huir cuando un golpe de estado apoyado por la CIA derroca al presidente, y como en ese momento, 1959, ha triunfado la Revolución Cubana, se instalan en este país, allí se dedica a la enseñanza y a dar entrevistas.
Finalmente pudo regresar a Guatemala donde falleció en 1992 a los 85 años.
Blanca Rosa López Rodríguez, para todos los que la conocieron Luisa Moreno, tuvo varios objetivos en su vida, pero uno fundamental: la defensa del débil. El débil obrero explotado. La débil trabajadora sin derechos. Los débiles latinos habitantes (ya ni ciudadanos) de segunda en Estados Unidos. Por eso afirmaba: “no hay Constitución para nosotros, que no somos ciudadanos ni personas, sino una creación extraña llamada” extraterrestres “.
Todavía no han despertado totalmente las mujeres indígenas de Guatemala, no porque no sean conscientes de la situación de su comunidad, sino porque no han recibido los instrumentos. Pero Luisa Moreno pone la primera piedra de un edificio que no dejará ya de construirse, bien por obreros, bien por mujeres, bien por latinos, bien por la combinación de todo ello; un edificio que buscará el reconocimiento primero y la igualdad posteriormente, porque si no eres consciente de tu situación no puedes luchar para mejorarla, primero has de empoderarte para salir adelante y poder ayudar. Y como ella misma afirmó: “defiende la verdad sin importar las consecuencias”.
De eso sabía mucho Luisa Moreno.
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