(Dedicado a Mercè Serrano)
Algunos conceptos científicos se incorporan al lenguaje periodístico y popular con escasa fortuna. Sucedió hace unos años con la sostenibilidad, que en ecología tiene un significado muy concreto e integrador. Y surgieron aplicaciones como sostenibilidad económica, sostenibilidad presupuestaria, sostenibilidad deportiva, sostenibilidad de las pensiones, sostenibilidad democrática, etc…, a mi modesto entender con muy poco acierto.
Lo mismo sucede ahora con la transición ecológica, en una perversión mucho más exagerada hasta el mundo que tenemos un Ministerio entregado a esta causa y tanto presupuestos como ayudas europeas en la fase post-covid (suponiendo que la hayamos alcanzado) insisten en dedicarse prioritariamente a este asunto.
Cada vez que oigo hablar de transición ecológica recuerdo mis años dedicados a la investigación y se me revuelven ligeramente las tripas, por lo que voy a descargar mi disconformidad en este pequeño átomo.
Veamos. Transición, según el diccionario de la lengua española, significa “acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto”. La ecología es una ciencia y por tanto nada susceptible de cambiar de estado, en sus leyes básicas. La física también es una ciencia y no puede existir una “transición física” que haga que la manzana de Newton, en lugar de caer del árbol de suba a los cielos. Ni tampoco una “transición química” que haga que las reacciones exotérmicas consuman energía. Por tanto, la ecología también carece de transición: las leyes de los ciclos de materia y energía o la diversidad asociada a la eutrofia de un ecosistema o las estrategias opuestas de crecimiento u organización siempre se manifestarán.
Si lo que se quiere significar con transición ecológica es que el hombre modifique su manera de relacionarse con la naturaleza y que en lugar de contaminar y destrozar ecosistemas, encuentre la manera de reducir su huella ecológica, lo que buscamos es la “transición humana”, no la “transición ecológica”. Es decir, buscamos un cambio en el comportamiento del hombre, más respetuoso con el medio…pero la ecología seguirá tendiendo sus leyes: si dejamos de sobre-explotar los recursos marinos, las comunidades naturales se recuperarán pero será como consecuencia de las mismas leyes ecológicas que operan como pérdida o como ganancia en función del umbral de la acción. No habrá cambiado la ecología; habrá cambiado el impacto humano.
Otro ejemplo aclaratorio: cuando se habla de transición energética éste sí es un concepto correcto: se trata de pasar de un modelo basado en combustibles fósiles (recursos no renovables) a otro basado en energías verdes (recurso renovable). En la “transición energética” cambiamos de energía; en la “transición ecológica”, no cambiamos de ecología.
Supongo que predico en el desierto y que algunos, modernos, seguirán apostando por la “transición ecológica” cuando lo que hacemos es otra cosa distinta, por mucho Ministerio que tengamos. Pero al menos he quedado tranquilo; estaría encantado de hacer pensar y mucho más si se abre una polémica en torno al tema.
Muy de acuerdo con la magnífica precisión: lo que necesitamos es que los humanos transitemos a comportamientos sostenibles o más sostenibles. La ecología no necesita transición, ya sabe lo que hay que hacer y lo hace excepto cuando se lo impedimos.
Muy de acuerdo también en reforzar la idea de una transición energética a sistemas renovables. Mi única pregunta es si es posible un sistema energético 100% renovable.