En pocos meses la Naturaleza nos ha golpeado con dos toques de alerta. Primero fue el temporal Gloria. Ahora estamos confinados por la alerta sanitaria del Covid-19 (también denominado SARS-Cov-2). Algunos han apuntado que el coronavirus no apareció por casualidad, en su decir sugieren que hubo una mano que lo produjo con fines maquiavélicos: las teorías conspirativas siempre están presente, olvidando que las epidemias y pandemias son tan antiguas como los asentamientos humanos.
Lo que hoy sí sabemos son dos cosas: i) que el primer y gran beneficiado ha sido la Naturaleza, ya que se han frenado en seco los viajes, desplazamientos y el consumismo desaforado que nos han hecho no-sostenibles; ii) que los centros de inteligencia mundiales están analizando cuales son las consecuencias geopolíticas y económicas de los efectos del COVID19.
La primera obviedad es que el coronavirus ha reducido la producción industrial en China con la consiguiente baja de sus exportaciones. En consecuencia se ha frenado su crecimiento socio-económico y automáticamente la economía de los Estados Unidos se refuerza con el frenazo de la China. Sin embargo, China ha salido beneficiada en la medida de que la contaminación que estaba a punto de colapsar a los grandes núcleos productivos ha mejorado. Otro “beneficio” para China ha sido que las manifestaciones multitudinarias de Hong Kong y las huelgas pidiendo aumentos salariales se han acabado. Si este hecho es una simple coincidencia o hay relaciones de causa-efecto habrá que verificarlo, pero a fecha de hoy es una realidad.
Otro hecho palmatorio es que China (con su disciplina y perseverancia) está controlando al coronavirus con lo que reafirma su prestigio internacional como sociedad avanzada y eficiente. Además ha mostrado una solidaridad ejemplar: ha enviado médicos expertos, medicinas y material sanitario al norte de Italia. Por otro lado, el mundo empresarial occidental ha descubierto los problemas de ir a fabricar tan lejos de Europa o Estados Unidos. Quizás los centros productivos occidentales ya no trasladaran tan fácilmente a China u otros lugares sus producciones y las manufacturas volverán al menos en parte a los centros occidentales.
Otro grande beneficiado será la industria farmacéutica y de productos y servicios médicos. Entre las medicinas, vacunos, kits de diagnóstico, aparatos médicos y los desarrollos en marcha, las ventas y los beneficios serán espectaculares. Por tanto el poder y la influencia de la industria farmacéutica y médica serán mayor que nunca.
La Unión Europea, acaba de comunicar que pone de momento 25.000 millones de euros al servicio de los países de la UE y que deja aparcado el control del gasto que obligaba a los países de la UE a disminuir su gasto público para no endeudarse más y poder pagar los préstamos que han suscrito. Magnífico, los gobiernos podrán presumir de gasto social, pero solo hay una pega, el dinero que te dejan hoy mañana se tienen que devolver y con intereses. Millones de euros dejaran de circular y otros muchos circularan hacia nuevas direcciones.
El coronavirus nos está mostrando lo fundamental que es el sistema sanitario público y las políticas inteligentes cuando es necesario dar respuesta a necesidades inmediatas y urgentes. Si el coronavirus se erradica y esperamos que así sea, la Seguridad Social saldrá una vez más fortalecida y prestigiada, quizás incluso en los Estados Unidos. Nos muestra que sin escuelas, sin hospitales, sin cuerpos policiales, sin grandes espectáculos, sin posibilidades de viajar, el mundo se nos desvanece. Nos hace valorar las libertades y bienestar social que hemos alcanzado en las últimas décadas, más allá de que las consideremos todavía insuficientes.
Por otro lado, con países como Italia, China y España enfrentándose a confinamientos, la humanidad está a punto de vivir serias adversidades y eso podría o bien dividirnos a causa del miedo o bien unirnos en torno a un propósito común y a la solidaridad.
Y si los confinamientos se alargan y se extienden a territorios cada vez mayores, ya podemos empezar a pensar también en el aumento de divorcios y por qué no, al aumento de la natalidad de aquí a unos cuántos meses. Si esto se alarga mucho, habrá que repensarlo todo. Yo, de momento, haré provisión de buenos libros y del contacto (informático eso sí) con los buenos amigos: son los únicos que nunca no fallan.

Temi Vives Rego
Biòleg i professor honorífic de la Universitat de Barcelona
