Incertidumbre ¿política o científica?

En relación a la pandemia del COVID19, una gran parte de periodistas y ciudadanos (supongo que también de los políticos aunque no lo reconozcan) tenemos más incertidumbres que certezas.

Cada vez es más difícil saber a quién debemos hacer caso. A fecha de hoy los políticos tienen opiniones y propuestas discrepantes. Parece que muchos gobiernos se equivocaron en las primeras decisiones. No tenemos ninguna certeza de si los críticos con esas decisiones, de haber tenido el poder de decidir lo hubieran hecho mejor. Lo que no está nada claro es qué sucederá y cómo serán los nuevos episodios de la pandemia.

La incertidumbre se debe principalmente a que desde el punto de vista científico y médico se empezó a saber alguna cosa del COVID19 a partir de diciembre del 2019. En los últimos 6 meses científicos, médicos, gestores y con ellos una gran parte del público hemos aprendido muchísimas cosas que ignorábamos sólo hace unos meses. Pero todavía son insuficientes. Además, no disponemos de información precisa sobre los planes que están elaborando los gobiernos, más allá de algunas declaraciones o filtraciones cambiantes y probablemente sesgadas. Si no se han visto planes concretos y detallados, muy posiblemente sea por la imposibilidad de prever mínimamente los acontecimientos coronavíricos.

Si a este problema fundamental se añade la demanda de “novedades” en los medios de comunicación, el resultado es la ristra incoherente de especulaciones que vemos en los periódicos. Una semana aparece la buena noticia de que quizá dispongamos de una vacuna a final de año. A la semana siguiente, el tono cambia por completo y nos dicen todo lo contrario: es posible que nunca tengamos una vacuna, o al menos no antes del otoño de 2021.

Una predicción que no deja de aparecer es el futuro que se prevé para los mayores de 70 años y para los “vulnerables”, término que todavía no se ha definido con suficiente precisión. Al parecer, esos grupos van a estar confinados más tiempo que los demás. ¿Todas las edades tienen el mismo riesgo? ¿Hasta cuándo? ¿En qué condiciones? ¿Con que seguimiento? Posiblemente, lo que deba decirse es que los ancianos tengan que protegerse especialmente hasta que exista una vacuna, cosa que no será pronto, aparte de que será difícil que tan deseada vacuna haya cumplido todos los requisitos de seguridad y eficacia y sea accesible para todos. Hemos de suponer que los mayores de 70 o quizás se ponga la frontera en los 75 años, si salen y se contagian del virus, tienen más probabilidades de caer gravemente enfermos e incluso morir. Por tanto deberían protegerse más y mejor que los demás.

Otro elemento del que nos hablan poco y confusamente es que los Hospitales y Servicios de Salud Pública españoles, puedan tener la planificación y los recursos necesarios. Ya sabemos que no podemos permitirnos que las UCI se vean desbordadas por la llegada de demasiadas personas gravemente enfermas.

Más allá de todos esos interrogantes, debemos interrogarnos si para que exista una solidaridad razonable que sostenga el confinamiento tiene que haber las mismas condiciones para la mayoría de la gente. Todo ello viene a cuento de que cuando distintos grupos tienen distintos privilegios es inevitable que surja el malestar y con el malestar la ya fácil tendencia de nuestra sociedad a saltarse las normas.

Finalmente, lo que me preocupa desde el primer día y cada mes que pasa aumenta mi inquietud, es que no da la impresión de que vayamos a ver un debate claro, profundo, sereno y científico como es debido en esta situación especialmente crítica. De momento, lo que si tenemos reiteradamente es una confrontación entre políticos que para más inri no esgrimen argumentos científicos, ni ceden la palestra a los expertos. Por tanto la pregunta que veo inevitables es: ¿estamos ante un debate público basado en la pura y dura conveniencia económica o política? ¿No será que ya se está pensando en ahorrar dinero o ganar elecciones?

 Creo que al menos somos merecedores de que nos hablen con franqueza y a la cara.

Temi Vives Rego

Biòleg i professor honorífic de la Universitat de Barcelona

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