Estos días se ha hablado mucho sobre las fotografías realizadas durante la primera salida de los más pequeños a la calle durante el confinamiento. El fin de este àtom no es hablar de si ese confinamiento pudo no ser respetado por padres con ganas de aprovechar ese domingo soleado, aunque sin duda alguna y por desgracia en muchos lugares así sucedió.
Vamos a hablar en concreto de una fotografía y de su uso como arma arrojadiza, si se me permite la expresión, realizada por Juan Herrero en San Sebastián, cuya percepción por distintos motivos (campo de visión, distancias y el uso de un pequeño teleobjetivo de 200mm) mostraban el paseo de la Zurriola dando la sensación de estar abarrotada. Cualquier persona con un poco de ojo, vería que los planos están comprimidos, lo cual nos sirve para ver la concurrencia de la calle, para informar de que la gente había salido a disfrutar de ese día, pero no para verificar que se cumplen las distancias de seguridad, que parecen ser menores de lo que realmente son. Esto fue el desencadenante de la tormenta perfecta, para aprovechamiento de sectores contrarios en este caso a las medidas del Gobierno sirviendo de portada para algún medio. Y por otro lado, desde otro sector (todo debe decirse) comentando que la foto estaba editada y photoshopeada. Nada más lejos de la realidad (otro ejemplo de una falta de ojo, de mirar y de reflexionar). Con el paso de las horas, y una vez dadas las explicaciones técnicas de la fotografía, el ataque ya se produjo contra el fotógrafo, como si la intención del mismo o de su agencia, fuese desprestigiar al gobierno, engañar al diario, o engañar a quienes visionaron esa fotografía.
Me vienen a la cabeza algunos ejemplos, uno reciente es una fotografía del presidente del Gobierno Pedro Sánchez con el rey Felipe VI durante la Pascua Militar, en la cual se le veía con un semblante muy serio, casi de enfado mientras miraba al monarca cuando este daba un discurso.
¿Esta fotografía muestra el semblante serio? Por supuesto. ¿Marca una enemistad? ¿Nos dice como fue el resto de la ceremonia? No. Solo nos muestra lo que fue esa fracción de segundo, lo cual sirvió a algunos medios (obviamente de carácter contrario al presidente) para los titulares de aire tenso, de enfado, problemático y de diferencias insalvables con el monarca.
Pongamos otro titular, ficticio, con la misma fotografía, justo de corte contrario: “Pedro Sánchez, después de una indisposición y pasar la noche en el hospital, acude a la Pascua Militar” También nos podría servir, si quisiéramos remarcar el carácter de compromiso del presidente con una misma foto. Y si se me permite la licencia, otro titular más: “Pedro Sánchez, enfadado durante la Pascua Militar, porque la noche anterior perdió su equipo de fútbol”.
Aunque una fotografía no miente (lo hacen los titulares y los pies de foto) no se puede usar una fotografía como la propietaria de la verdad absoluta. Ciertamente lo que vemos en la foto es lo que aconteció, pero nos olvidamos del contexto de la misma, la situación y el momento. Una fracción de segundo no puede resumirnos con total celeridad los hechos acontecidos durante 4 minutos, 1 hora o un día, lo cual puede ser aprovechado como “propaganda” política o de otro aire.Resumiendo: La imagen es polisémica.
Obviamente después de la polvareda surgida, la responsabilidad y la culpa cayó de nuevo sobre los fotoperiodistas, cuando ellos (nosotros, también me incluyo en nuestro maravilloso oficio) no somos los responsables de la selección final de la fotografía para el medio o del titular de esa noticia. Miramos, fotografiamos, no perdemos detalles, documentamos… En su mayoría son profesionales freelance, los cuales realizan y venden sus fotografías a los medios que las compren, (a veces ofreciéndoles una cantidad de dinero irrisoria) como para comprometerse también con el carácter polítcio del medio (cualquiera de ellos y sean del aire que sean)
12 de octubre de 2018, Barcelona. Magnífica foto de Emilio Morenatti, en la que muestra Passeig de Gràcia en su descenso durante la manifestación. Al igual que la anterior, el ataque se produjo por sectores del independentismo, que criticaron la fotografía comentando que tenía Photoshop, que no era real, que la distancia entre semáforos no era correcta, etc. Las redes eran un hervidero.
Esto fue totalmente desmontado también por las explicaciones y fotografías de diversos fotógrafos con fotos similares, y comentando el uso del teleobjetivo, y de la distancia con respecto a los manifestantes, con la consecuente compresión de planos que se produce (esto también es de otro debate técnico entre fotógrafos) Obviamente de nuevo la culpa en este caso fue de nuevo hacia los fotoperiodistas, los cuales empleaban “trucos” para engañar, confundir etc… ¿para qué cambiar al culpable?
Esto no es nuevo, siempre se ha usado la fotografía a lo largo de la historia como herramienta de propaganda política, que al final acaban muchas veces con un ataque al fotógrafo, el cual no es el que da uso a su trabajo. Cabe destacar que muchas veces la misma fotografía ha sido publicada por medios de diferente tendencia, (conservadores o progresistas) con varios años de diferencia, todo depende del momento, la interpretación, y como hablábamos anteriormente se aprovecha ese carácter polisémico de la misma, para que muchos tabloides la interpreten a su manera, pero recordemos que si hay que acabar con alguien, matemos al mensajero.

Ceci Fimia
Fotògraf
