El oficio de odiar

Estoy asombrada de la cantidad de nuevos oficios que salen, de trabajos impensable hace solamente veinte años.  Trabajos necesarios porque el mundo ha evolucionado a una gran velocidad.  Pero entre todos estos nuevos oficios yo destacaría uno que para algunas personas es complementario, y para otras el principal: el oficio de odiar.

Odiar para triunfar, para ignorar, para engañar; odiar para destacar, para convencer de cualquier cosa, para manipular; odiar para disimular la propia pequeñez, la propia miseria o la propia mentira; odiar para justificar lo injustificable, odiar por ruindez, para humillar al otro porque no lo hemos convencido ni manipulado; odiar para sentirse grande e importante; odiar por odiar, porque no sabes qué hacer y algo debes hacer; odiar para demostrar que tienes razón de cualquier manera; odiar, odiar, odiar.

Y así, en el trabajo, en la política, en la vida diaria, en el entorno, en los medios de comunicación, en las redes sociales, el odio florece por doquier, y sus trabajadores desempeñan el nuevo oficio con pasión y rotundidad.

Mirad una red social y el odio florece como una mala hierba, y se reproduce a una velocidad vertiginosa.

¿Y cuáles son los instrumentos de este oficio?

El insulto, la descalificación y la mentira.

Y si pones en ello un volumen de voz alto, un sacar pecho, unas palabras desorbitantes para el hecho en sí, y unas descalificaciones exageradas, mucho mejor; y si desprecias al otro y ves en cualquier gesto una oportunidad de ejercitarte, lo haces y punto.

El oficio de odiar está de moda a cualquier nivel.  La verdad es una entelequia y la bondad una estupidez de débiles.  Solamente parece que el odio puede triunfar.

Es éste el oficio de aquellos cuyo oficio auténtico no les sirve, cuya vida no les llena, y cuyo afán de destacar y conseguir lo que quieren no tiene límites.

Deshagamos el nudo del clan de odiadores, juntémoslos todos en una sala, ¡¡¡¡que se odien entre ellos!!!!, porque la mayoría podemos vivir sin odio, y sin necesidad de insultar, descalificar ni mentir para que nos oigan e incluso para que nos den la razón.

El odio es en realidad el oficio de los débiles.

Marisa Escuer

Profesora de la UOC y Docente de Secundaria

@marisaescuer

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