No, propiamente no os hablaré de la pandemia, pero, sí, en el fondo os hablaré de ella, de la pandemia, de la responsabilidad, de la solidaridad y del egoísmo.
Tal vez esta pandemia nos haga mirar como europeos un poco menos por encima del hombro, tal vez nos haga reducir la marcha y mirar el paisaje, a lo mejor, con suerte, no sólo oímos, sino que también escuchamos. Y me gustaría que de ella saliera un aprendizaje, porque dentro de todo este temor, e inseguridad aprendiéramos algo: el valor de la solidaridad. Tal vez salgamos de esta pandemia no mirándonos tanto el ombligo y siendo menos egoístas. Y, puede, que la palabra solidaridad acabe siendo algo más que una palabra. Al final, espero sinceramente, recuperemos las pequeñas cosas, los pequeños detalles, el día a día, dejemos de soñar (ilusamente) que la felicidad se consigue con pura y dura materialidad, que nuestro único objetivo sea ir donde otros han ido así emulándolos, porque somos más si en nuestro pasaporte material hay más sellos.
A lo mejor salimos de la pandemia con un pasaporte vital, que no marque fronteras, que valore los esfuerzos diarios. Que valore la sinceridad y la honestidad antes que los halagos y lisonjas; que valore ese café tomado a medias en cualquier pequeño bar.
De los conflictos, y de las crisis, hemos de aprender mirarlos como algo que nos enseña, y que su carga negativa (que la tiene) la podamos positivizar destruyendo murallas y construyendo puentes.
Desde mi confinamiento, haciendo una rutina diaria compruebo que este parón puede al final ser positivo, y podamos construir un mundo donde nos miremos menos a nosotros mismos y a nuestros caprichos meramente egoístas, y seamos capaces de mirar a los otros con los ojos de la sinceridad.
De esta, seguro, saldremos.
Mientras tanto, yo me quedo en casa confinada.

Marisa, me ha parecido un escrito precioso, hecho desde el fondo de la conciencia…
Ojalá ésta barbarie en la q estámos sumergidos sirva para centrarnos en ser felices con lo q tenemos y no querer estar siempre superando el nivel….
Gracias por compartir tus reflexiones con nosotras.
Espero que tengas razón Marisa y que aprendamos alguna cosa de todo esto!
Desde mi ventana al mundo haciendo skypes con usuarios de mi asesoria compruebo que las personas nos vamos acostumbrando a bajar el ritmo, a hablar mas y a escuchar mucho mejor. Me ha sorprendido que las personas que lo han pasado mas mal en la vida son las que llevan mejor el confinamiento y trivializan el hecho de no poder salir de casa en unos dias.