Estrellas y estrellados

Algunos no lo saben o no lo han vivido, pero a principio de los 90 cuándo terminaba EGB a los 14 años, muchos niños/as de familias humildes, desestructuradas o con circunstancias extremas en casa, entraban en un limbo que hoy sería impensable.

En el sur de aquel barrio llamado “Chino”, en el que nací, la heroína pegó muy fuerte, aunque la droga no fue la única causa que rompió familias. Afortunadamente hemos avanzado en educación y servicios sociales. Algunos de estos niños/as empezaron a trabajar a temprana edad, en el caso de muchos/as porqué en casa había necesidad y no encontraron el apoyo para seguir estudiando. En edades tan complicadas y tempranas, unos padres presentes, un apoyo familiar o el acompañamiento de una mano amiga es sumamente importante.

Tengo amigos/as que se perdieron en el camino, otros/as utilizaron el trabajo para intentar avanzar, poder vivir y ganarse la vida. Otros fueron autodidactas, intentaban aprender con los medios que disponían, siempre querían llega a más, pero muchas veces aparecían las malditas circunstancias, les obligaban a elegir, quizás mal, pero nadie les explicó que quizás los caminos elegidos no eran los correctos.

La sociedad acostumbra a dividir, siempre hay separaciones entre buenos y malos, cultos e incultos, decentes e indecentes, personas formadas y “garrulas”, estigmatizando al que ha tenido menos oportunidades, olvidando que el concepto de formación es muy amplio y que los valores, las experiencias, la capacidad de trabajo y el instinto de supervivencia han curtido a muchas personas que son parte de esta sociedad. Invisibles y despreciados por el clasismo, tanto social como académico, un mundo de estrellas y estrellados.

Entre esos niños/as estaba yo, pero a diferencia de muchos yo tenía una ventaja, la gran suerte de criarme con unos abuelos que me protegieron y me dieron una educación rica en conocimientos y valores. Mi abuelo me transmitió el amor por la lectura y la ansia por adquirir conocimientos. Mi abuela  me enseñó que una no debía conformarse,  pero también a pisar con los pies al suelo y a tomar el sentido de la responsabilidad como mecanismo principal para salir adelante. La realidad a veces nos pone en lugares complicados y  aunque no todos los sueños pueden cumplirse, muchos podemos transformarlos. No imaginaron partir tan pronto, no tuvieron tiempo de enseñarme algo, que debe hacer una niña de quince años, cuando se queda sola y al cuidado dé un hermano menor. Pero eso es otra historia.

Sonia Beltrán

Treballadora Autónoma, postgrau comunicació i lideratge politic UAB

@soniabeltrn8

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