El hueso

Escena #1: Exterior, plaza de la Catedral de Murcia (día)
Voz en off: “Con este lanzamiento, el ingeniero ciezano ha demostrado hoy por qué ostenta el título de campeón del mundo de lanzamiento de huesos de oliva” [1]

Escena #2: Interior, despacho 1 (día)
Suena música en la radio: “¿Quién es? / Soy yo / ¿Qué vienes a buscar? / A ti / Ya es tarde / ¿Por qué? / Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti”.

Escena #3: Exterior, calle de Génova, 13, Madrid (atardece, que no es poco)

Coro mariachi de fondo indeterminado.

Gritos: “¡Ayuso sí, Casado no!”, “¡Oa, oa, oa, Ayuso a la Moncloa!
Repartidor entrega corona de flores, plano detalle cinta “Pablo, no te olvidamos”.


Escena #4: Interior, despacho 2 (¿día? ¡el que se prepara!)
Primerísimo primer plano zapatos. Quedan cubiertos por unos pantalones que caen.

Escena #5: Exterior, calle de Génova, 13, Madrid again (¡vaya semanita!)

3.000 ayusers entonan “¡Casado, dimisión!”, “Ayuso presidenta”.

Han sido días de risa desconcertada, de sesión continua de memes y de vídeos cachondos. De personajes que entran a la palestra con paso menudo para acabar haciendo mutis en errática danza de pollo sin cabeza. [3]

Ya pasó, o no, pero ahora hay que reconocer el escenario que sucede a esta burda  adaptación de Mortadelo y Filemón.

Y en el escenario yace abandonado el hueso de oliva sobre una polvorienta calzada. Roído, extraída su carne, ya nada pinta en el guión. De nada sirve, los amos lo desvistieron de alimento y, con los pies bien firmes, balancearon la cabeza sobre ancho pescuezo para mejor impulsar la semilla, impúdicamente ensalivada, y deshacerse de ella en parábola de 13 metros.

Estos señoritos de hoy son los discípulos de aquellos caciques que indecentemente se paseaban en Ferrari descapotable por circuitos de Fórmula 1 para admiración de masas. Son los herederos de aquellos amos que nunca nos invitan a sus desposorios ni bautismos –si acaso, nos lanzan caramelos desde sus enjaezadas monturas- pero que sí nos convidan a plañir en sus entierros. Y si en los fastos se quiebra algún plato, nos convocan cordialmente a pagarlo a escote.

Si un día la tierra de promisión fue la Comunitat Valenciana, cuando enjuta la dejaron y las togas ejercieron su papel, a este páramo le sucedió la Comunidad de Madrid como territorio a expoliar. Con el mapa del tesoro en sus carteras y el goloso botín ante sus ojos, esa cohorte de las antaño dicharacheras Juventudes compartiendo campamentos de partido, ese verbo de la escuadra de las biempeinadas Nuevas Generaciones compartiendo party, se hizo carne de biempagás madureces y habitó entre nosotros. Amén.

Si el ingeniero ciezano que protagoniza el vídeo [1] atribuyó su récord… ¡a la fortuna!, esta misma suerte fue la que alumbró a la banda que nos asaltó en el camino. Tenían todo de cara para perpetrar el saqueo y atesoraban tal audacia que nada ni nadie iba a pararlos. Más aún, como eternos jóvenes insaciables, han llegado a usurpar incluso el más ingenioso de los guiones que, de haberse escrito unos años antes, nos hubiera legado un fresco del natural elaborado por Luis García Berlanga o por José Luis Cuerda.

A lo que estamos: ¿alguien de la famiglia -como siempre- trincó -como nunca- cuando la muerte y la necesidad surcaban los telediarios?, ¿alguien de la cuchipanda cubrió con el velo de detectives privados lo que debió iluminar con la justicia pública?, ¿vendetta o farol?.

Recordemos que el expolio por corrupción en España arroja cifras que algunos cálculos como el del informe  [2], sitúan en el equivalente al doble del presupuesto destinado a Educación.

No olvidemos que un partido dopado, chutado con los euros de todos, ha ido ganando comicios, y que sus campantes exjóvenes se refocilaron en el triunfo para apropiarse de la vara de mando y de la bolsa del botín. Y que en ese nicho electoral, en su día hubo una derecha que tenía la obligación de llegar a ser homologable a otras fuerzas conservadoras foráneas.

Tengamos bien presente que si el trumpismo castizo o el procesismo chulapo se erigen en voz de las masas y normalizan el mecanismo del acoso, no sólo pierde el PP, pierde un régimen democrático que ha costado sangre y sacrificios ímprobos a quienes nos han precedido. Ejemplo hemos vivido en Catalunya. Perdemos todos y todas.


Es conveniente que no perdamos de vista que, obnubiladas por el aroma de la carroña, siempre hay moscas de verde reflejo iridiscente que frotan sus patitas delanteras salivando como posesas. Y esta vez son muchas, demasiadas. Y ya se sabe: pueden obtener votos, demasiados.

(1)    https://www.youtube.com/watch?v=lYWdhJkofHU Fuente, Agencia EFE.
(2)    https://www.greens-efa.eu/files/doc/docs/e46449daadbfebc325a0b408bbf5ab1d.pdf  Fuente, Grupo Los Verdes/Alianza Libre Europea en el Parlamento Europeo.
(3)    Al cierre de este artículo (21/02/2022) todavía no ha finalizado la reunión del Comité de Dirección del PP.

Javier Bernad

Aprenent

@Nefelopode

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