“Fue entonces cuando me di cuenta de que a veces era un problema ser una niña”
Hay vidas que son no una aventura, sino una especie de historia casi imposible, de hechos que nunca se pensaron pudieran suceder.
Esta es la historia de Imelda Mishodzi Molokomme, nacida en Botsuana en el año 1942, que se convirtió en la única chica de la escuela, y, por desgracia la más inteligente del aula, y que, aunque se casó joven, a la edad de 17 años, y pronto fue madre de familia, no perdió ni su espíritu ni sus ganas de progresar, avanzar, y conocer, y, así, a los 42 comienza una carrera universitaria, y su propia hija, Athaliah Molokomme (la primera mujer fiscal general de Botsuana) le impartirá clases.
Esta es la breve biografía de una alumna aventajada, de una mujer comprometida, de una luchadora sin descanso por la causa femenina.
Imelda nace en Botsuana, pero cuando tiene cuatro años emigra con su padre Ciudad del Cabo Sudáfrica. Tiene que crecer rápido, ellos dos solos y una vida compleja por delante. A los ocho años ya es responsable del hogar, cocina y realiza todos los trabajos domésticos como si fuera una mujer adulta.
Comenzará a ir a la escuela secundaria, y allí se encontrará que era la única chica, y, como ella misma dice, desafortunadamente, la más inteligente, “cuando volví a casa para asistir a la escuela secundaria en Mochudi, era la única niña en una clase de siete y, afortunadamente o desafortunadamente, resultaba ser la más inteligente. Esto me convirtió en un tema de conversación y burla por parte de los chicos que de alguna manera estaban amargados por estar siendo eclipsados por una chica. Fue entonces cuando me di cuenta de que a veces era un problema ser una niña ”.
Siguió su vida, marcada por la rutina de la tradición, de la condición femenina y del tiempo: casarse, tener hijos, ocuparse del hogar, pero su interés interno no queda apagado con todo ello. Será a la vez esposa, madre y educadora, y ese matrimonio temprano le hará comprender mejor que nadie la situación de las mujeres, pero una situación que no era tenida en cuenta, “en esos días la agenda de género todavía era algo lejano, pero era algo que llevaba dentro de mí, y llegó el momento de involucrarse, de avanzar, ya no había vuelta atrás posible”.
Por eso llega un momento en que tiene que tener su propia voz, tiene que expresarse, ante mujeres y ante hombres dominantes, especialmente cuando, tras sus estudios, comienza una carrera docente.
“En términos de números, éramos casi iguales, pero los hombres tenían ventaja y voces más fuertes. Era como si las mujeres no existieran. Y como estaba enseñando en las áreas rurales también interactué mucho con las mujeres locales donde me di cuenta de que las mujeres llevaban más que suficiente sobre sus hombros”.
Con su matrimonio Imelda había regresado a Botsuana, y allí estudia su carrera y allí comienza su labor desde 1990, en ella las conferencias los talleres y los seminarios son habituales, tanto en un ámbito nacional como internacional, habla de género, del desarrollo y derechos de las mujeres, de sus intereses y de sus obstáculos.
En 2002, fue coautora del texto Promoting an Integrated Approach to Combat Gender Based Violence: A Training Manual (Promoviendo un enfoque integrado para combatir la violencia de género: un manual de capacitación), publicado por la Secretaría de la Commonwealth
Este manual promueve un enfoque integrado para combatir la violencia de género con gobiernos, organizaciones no gubernamentales, sector privado y organizaciones internacionales que trabajan juntos. Aborda los problemas inherentes a las estrategias actuales, especialmente la falta de colaboración entre las diferentes agencias y las personas que trabajan en el área de la violencia de género. Fomenta el desarrollo y la implementación de políticas, programas y planes de acción nacionales integrales y coherentes sobre la violencia de género.
Proporciona materiales de instrucción y estudios de casos fáciles de leer para administradores de capacitación, profesionales de nivel medio, trabajadores de desarrollo y agentes de extensión. Este libro, que es un manual de bricolaje, se basa en el marco modelo de la Secretaría del Commonwealth para un enfoque integrado para combatir la violencia contra la mujer.
• Una herramienta flexible que se puede adaptar a situaciones nacionales y locales.
• Utiliza las fortalezas del Sistema de Gestión de Género.
• Promueve un enfoque integrado para combatir la VG.
• Se basa en experiencias de talleres y consultas facilitados por la Secretaría del Commonwealth en Botsuana, Kenia, Lesoto, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, Suazilandia, Uganda, Zambia y Zimbabue.
Así, en 2003, cuando fue nombrada jueza del Tribunal Superior de Botsuana, creará de la Carta de la Unidad de Género en la Secretaría de la Comunidad de África Meridional.
En el 2007 es elegida presidenta de Emang Basadi, que es una importante asociación de Mujeres de Botsuana.
Esta organización fue creada en 1986 por un grupo de mujeres preocupadas por la promoción de la condición jurídica, social, cultural y económica de la mujer en Botsuana. Los fundadores eran conscientes de que se estaba realizando un buen trabajo en diferentes organizaciones de mujeres, pero que no había todavía ninguna que abordara plenamente el tema de los derechos de la mujer en el país, y ellas querían llenar ese vació, por ello se plantearon una serie de objetivos tales como:
– Identificar el tema problemático relacionado con las mujeres a través de la discusión y la investigación, en particular la investigación participativa
– Desarrollar estrategias orientadas a la acción con miras a cambiar la situación socioeconómica y jurídica de la mujer en Botsuana
– Movilizar y concienciar a las mujeres y al público en general sobre los problemas específicos que enfrentan las mujeres en todos los sectores de la sociedad de Botsuana
– Destacar el papel y realzar el reconocimiento concreto de la participación de la mujer en el desarrollo nacional
– Trabajar por una mayor igualdad social y la eliminación de todas las barreras culturales y legales que obstaculizan el avance de la mujer.
Pero Imelda ha seguido en primera línea, a pesar de que parece que las expectativas eran mayores que los resultados obtenidos. De hecho, hubo un antes y un después en todo el movimiento de los derechos de las mujeres en Botsuana, fue la Conferencia Mundial de Mujeres celebrada en Pekín 1995, esta conferencia animó y creó grandes esperanzas en el movimiento feminista.
Se podría decir que la Conferencia de Beijing y la mayoría de las mujeres comprometidas de Botsuana recuerdan los días felices del movimiento feminista local. Pero décadas después de que las mujeres de Botsuana se unieran al movimiento promovido en Beijing, sumándose a las campañas por la igualdad de género, el movimiento en el país está cansado, abatido, se ha reducido notablemente a pesar de los esfuerzos de algunas feministas locales.
El panorama para el movimiento feminista es sombrío, incluso Imelda no se hace ilusiones.
“Parecería que las mujeres se han rendido y se han rendido a la causa. Los números fueron más altos antes y después del período en que las mujeres regresaron de la Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995”.
No hay que olvidar que hay un antes de la conferencia de Beijing en 1995 y después de la misma que durará hasta 2005, en ese período hubo un gran movimiento feminista y surgieron grupos de defensa como “El Proyecto de Refugio de Mujeres de la Sociedad Kagisano” y “Mujeres contra la Violación”.
También en ese periodo hubo cambios de leyes importantes que les afectaban como: la Ley de Poder Marital se modificó en 2004, la Ley de Violencia Doméstica se introdujo en 2008 y la Ley de la Infancia se aprobó en 2009. Todo ello supuso un impulso fundamental en la causa femenina.
¿Pero qué ha pasado con este gran impulso?, ¿qué sucedió, qué provocó un parón o desencanto? Según Imelda este gran movimiento feminista se vio afectado por la desaparición, fallecimiento, de algunas voces que habían creado conciencia, también afectó al movimiento los cambios en el voluntariado en las organizaciones, así como en la financiación de estas ONG y en la responsabilidad social de las mismas. El conjunto de estos elementos ralentizó el movimiento hasta un punto extenuante, dejándola casi como en los primeros años del mismo. Desaparecieron las ayudas internacionales o se redujeron, entraron otros países en este campo de interés, y, por diferentes motivos, resultaron más interesantes, o bien por su situación como Sudán, o bien porque eran unas democracias emergentes y se las ayudó, o bien porque la presencia femenina era evidente en las instituciones, y por tanto un reclamo a la llegada de ayudas internacionales.
Con todas estas idas y venidas Imelda ha seguido intentando recuperar el impulso inicial del feminismo en su país, continúa su labor en una consultoría que orienta y ayuda a las mujeres a capacitarse y asumir cargos de mayor responsabilidad, tanto en política como en la vida sindical. Además de su participación en el desarrollo de informes como Gender Sensitive Approaches to HIV/AIDS (Enfoques sensibles al género para el VIH / SIDA, es un manual de capacitación, a iniciativa de la Secretaría de la Commonwealth, para incorporar la igualdad de género en todas las políticas y programas gubernamentales), o también una autobiografía como Yo soy tjibelu (I Am Tjibelu), en la que comparte sus experiencias en los diferentes campos que ha tenido que desarrollar en su vida: hija, esposa, madre, educadora, docente, juez, jurista, muchas cosas, y en ocasiones todas a la vez, como la mayoría de las mujeres.
Imelda recuerda ese viaje desde su país a Sudáfrica con su padre, al que le preguntó el motivo de que se la llevara con él: “más tarde le pregunté a mi padre por qué decidió migrar conmigo de todos sus hijos y me dijo que había visto que yo era fuerte y que crecería para ser aún más fuerte”.
Nació como una persona fuerte, pero delante le pusieron la etiqueta de mujer, mujer fuerte, parecería que la primera anulaba la segunda, pero, no fuerte cierto, la primera palabra, mujer, reforzó la segunda, fuerte, le pasó y pasa a Imelda, como a muchas otras mujeres en su país, en otros países, en el resto del mundo: una mujer fuerte.