Cuando nacemos nos suelen asignar una nacionalidad y vivimos con ella sin llegar a ser conscientes de lo afortunadas o desgraciadas que podemos llegar a ser, ya que según la situación política y económica que atraviese nuestro país de origen este determinará nuestro futuro, haciendo que en el peor de los casos acabemos siendo expulsados de forma directa o indirecta. Y es que no siempre necesitas ser un disidente político para que te echen, ya que en muchas ocasiones el hambre y la miseria se encargan de hacerlo, empujándote así hacia una incertidumbre que te despoja lo poco que has conseguido y pasando a depender de la caridad de personas desconocidas, que en la mayoría de casos carecen de la suficiente empatía para entender la serie de implicaciones que lleva el “Dejarlo todo atrás y empezar de cero”
En el caso de las personas que deciden emigrar de forma “voluntaria” se topan con una sociedad que les pone trabas para llevar a cabo sus proyectos de vida. A la falta de formación, idiomas y una experiencia laboral mojada en papel hay que añadir el desconocimiento de la legislación, lo que puede conllevar a ser objeto de estafa o en el peor de los casos a delinquir, hecho que puede perjudicar, aún más si cabe, su integración en el país. Si bien es cierto que en España existe un protocolo de bienvenida para todas estas personas, también hay que reconocer que en muchos aspectos todavía sufren discriminación, como por ejemplo en el ámbito laboral, ya que hay empleos con un nivel de cualificación bajo que piden como requisito tener la nacionalidad española.
Tampoco hay que olvidar que el derecho de voto está relegado a las personas con nacionalidad española, imposibilitando a las migrantes a que voten políticas que impliquen una mejora de calidad de vida para ellas. Y es que si no hay personas migrantes ejerciendo su derecho al voto será difícil que puedan tener margen de maniobra para incidir en un cambio que conlleve a una sociedad más inclusiva, y antes de argumentar que las personas migrantes votarían políticas que vulnerasen los derechos de la mujer o del colectivo LGTBIQ+ se ha de recordar que a lo largo de nuestra historia como país ya se han votado este tipo de políticas, mostrando así que el problema más bien radica en la falta de empatía, debido a que en muy pocas ocasiones nos hemos puesto en el lugar de las personas que tienen una forma de vivir diferente a la nuestra.
Pero yendo al tema principal existen cinco formas de obtener la nacionalidad, que varían según la circunstancia de la persona. No es lo mismo el caso en el que una persona no tenga ningún familiar por orden ascendente que otro caso en el que sí. Ambas llevarán a cabo diferentes procedimientos, que implicarán un coste diferente, por el hecho de tener que enviar documentos adicionales como partidas de nacimiento de padres y abuelos. Todo esto no sería un problema si no fuera porque en muchas ocasiones es prácticamente imposible obtener estos documentos, debido a la situación política del país de origen y también porque muchas de esas personas, pertenecen a un núcleo familiar que no percibe nada más que un ingreso que apenas alcanza para pagar el alquiler y las facturas, dependiendo así de las ayudas otorgadas por Servicios Sociales y las entidades pertenecientes al tercer sector. Si una familia ha de ir al banco de alimentos para subsistir ni podrá pagar las tasas, ni los trámites para
obtener los diferentes certificados y acceder a las pruebas de conocimientos generales e idioma español, sin contar por supuesto con el pago de los honorarios del/la abogado/a que se encarga de gestionarlo todo.
Por todo ello es necesario que hagamos un ejercicio de reflexión acerca de las oportunidades que realmente tienen las personas migrantes cuando llegan a nuestro país ¿Realmente tienen facilidades para salir hacia adelante? ¿O estamos entre todos truncando sus oportunidades de consolidar su proyecto de vida al cortarles los diferentes accesos a una vivienda digna, un empleo digno y otros elementos que les permitiría poder alcanzar una mejor calidad de vida? Una cosa es elaborar políticas que ayuden a que las personas migrantes puedan adaptarse mejor a nuestro país en cuanto a normativa legal, educación y mundo laboral pero también habría que plantearse si a la hora de poner los requisitos y la documentación que ha de reunir una persona para pedir la nacionalidad u homologar la formación no estamos pecando de ser demasiado exigentes y poco realistas con la situación que están viviendo.

Noèlia Guzmán Funcasta
Graduada en sociologia i especialitzada en gènere
@ng_funcasta

Se habla en el artículo de la dificultad que tienen los migrantes para adaptarse al país de destino. Pero poco se habla de la situación que les lleva a tener que migrar, está muy bien que sepamos que hay problemas de adaptabilidad pero más importante es analizar porque suceden las migraciones o porque existen las “trabas” a los migrantes. Artículo sin argumentos y muy idealista.