patriotismo y nacionalismo

Hace mucho tiempo que diferentes ideologías y corrientes actúan como si el sentido patriótico y la palabra España fueran motivo de vergüenza, como si mostrar orgullo o simpatía fueran síntomas fascistas y llamar a tu tierra por su nombre ensuciara los labios de quien la nombra.

Algunos olvidan y otros ignoran los matices que separan al patriotismo del nacionalismo. Muchos defendieron históricamente la república o los valores de izquierdas desde la cultura o la política, fueron abiertamente patriotas y mensajeros sin pudor de su tierra.

No sorprende que los nacionalistas de diferentes banderas que conviven dentro del territorio se dediquen a crucificar todo lo que huela a español. Lo curioso es que algunos líderes políticos, de opinión y simpatizantes de partidos y corrientes de izquierdas españoles también fomenten ese rechazo.

No creo en banderas, para mí son únicamente símbolos de representación, pero sin embargo entiendo que el amor a la tierra es algo que existe. Las personas lo canalizan de diferentes maneras, algunas con el orgullo de sentirse parte de un todo, otras sienten la necesidad de sacar pecho para que el mundo conozca las luchas y logros de sus compatriotas. Eso no hay que confundirlo con nacionalismo, que divide y excluye, el patriotismo cohesiona y es generoso con sus pueblos.

Imagino que muchos apelan a la historia negra de esa España que todos conocemos, para avergonzarse de pertenecer a ella, como si el hecho de levantar una bandera fuera síntoma de fascismo. Al despreciarla olvidan que también fue la tierra de Machado, Lorca, y de miles de personas conocidas y anónimas que alzaron la voz, lucharon por su gente y sus derechos. Su herencia también está presente, pero con tanto estigma algunos consiguen que su esencia se diluya, dejando que otros secuestren el derecho de pertenencia a una tierra que es de todos, el complejo de muchos es su empoderamiento.

Decía Machado en sus versos que habían dos Españas. No les regalemos también nuestra parcela.