Cuando el tiempo va despacio y el reloj pierde su sentido esta sociedad líquida, de la que nos habló Baumann, muestra su peor cara.
Todo va tan rápido en esta modernidad líquida, en esta sociedad líquida, en cambio constante, transitoria, un mundo donde la novedad, la provisionalidad y el cambio son constantes.
Sería ya no como arena en las manos, sino como agua en las mismas, que se escapa entre los dedos, y para tener las manos llenas hemos de tener una actividad constante y fatigosa de llenado, pero el agua es siempre diferente.
La solidez del pasado se ha esfumado, el trabajo, la educación, los cambios horarios, el transporte, los cambios de pareja, etc. Todo puro individualismo en el que conseguir el objetivo último, sea el que fuere, puede que la solidez de la vida, hoy nos ha dado una bofetada.
Encerrados en casa, casi sin reloj (para qué!), seguimos en cierto modo ligados a ese mundo siempre cambiante. Quiénes son los amigos sólidos y cuáles los líquidos?. Cuáles son los trabajos sólidos y cuáles los líquidos?. La educación, la sanidad, el compromiso….. el futuro.
Esta inestabilidad constante deseando conseguir algo diferente que creemos mejor (dinero, casa, coche, trabajo, etc.). Esta inestabilidad en los mayores que dejan de ser un soporte de la memoria familiar e incluso colectiva, para ser el peso de la memoria. De los jóvenes, que siendo la esperanza , no la tienen, y se convierten sin quererlo ellos en una carga, en algún sitio hay que ubicarlos!!!.
Y para tener una identidad sólida hace falta tiempo y retomar recuerdos y tradiciones, pero los valores son cambiantes y rápidos, y, al final, las personas no pueden acabar de tener un identidad fuerte, y pueden caer en la fragilidad y el desarraigo.
Pero hemos parado, a la fuerza, pero hemos parado, y de pronto conoces al vecino del que desconocías incluso su nombre, y le dices hola; y hablas con el vecino del balcón de al lado; y escuchas las noticias sentada y con interés, y sientes que hay personas que arriesgan su vida (sea por vocación o por profesión) por los otros, por ti que no te conocen.
Como agua entre los dedos así se nos ha escapado el tiempo, y así se nos ha parado al quedar la mano vacía, y nos hemos quedado absortos en un lugar de nadie porque ya no es ni propio.
Y comienzas a recordar a las antiguas amistades, perdidas en el limbo de la memoria y en el armario de “no tengo tiempo”, y piensas: ahora sí que voy a tener tiempo para reencontrarlas.
Tal vez en este momento frente a la liquidez necesaria en un mundo cambiante, recuperemos la solidez básica y necesaria de las buenas raíces y los buenos valores.
Puede que la única cosa que necesitemos sea recordar cuando el tiempo fue más despacio.

Muy buen artículo , sobretodo porque nos hace pensar en lo rápido que vivimos sin darnos cuenta de lo importante que es pararse a pensar en todo lo que tenemos alrededor y darle la importancia que merece.
Muy buena reflexion! Como profesional de la psicologia y que sigo ejerciendo,en este tiempo sin tiempo, estoy comprobando que las personas que tienen dolencias cronicas fisicas, o psicologicas, tienen una concepcion del tiempo mucho mas trabajada que los que en principio no presentamos dichas dolencias.
Todo lo que vivimos da mucho que pensar … lástima que nuestros mayores tengan que pagarlo a un precio tan elevado … fantàstica tu reflexion
Me ha gustado tu artículo, con un final lleno de esperanza, en que el coronavirus nos haga parar y recapacitar.
Es un buen deseo, aunque no le veo demasiado futuro. La sociedad, pienso, volverá a ser la misma, o quizá peor por la pandemia económica que se nos echa encima.