Desde que el pasado diciembre empezó a rociarnos progresivamente con noticias sobre el coronavirus COVID19, me he hecho algunas reflexiones que me gustaría compartir con vosotros.
En primer lugar el coronavirus representa a mi entender una excelente oportunidad para reflexionar sobre temas trascendentales como: enfermedades emergentes, globalización, capitalismo, sostenibilidad, cohesión social, etc. Pero antes de empezar a reflexionar veamos lo que sucedió hace menos de 200 años.
A principios del verano de 1834 la epidemia de cólera que desde hacía dos años se extendía por España causó en Madrid más de 3.000 muertos. El 17 de julio los muy católicos plebeyos del barrio de Lavapiés asaltaron y quemaron los conventos de Madrid, dando muerte a 75 frailes y monjas de las más variadas órdenes instaladas en la capital: jesuitas, franciscanos, mercedarios. Durante los días anteriores (se decía) se había visto a “mujerzuelas” y “mendigos” manipulando de manera sospechosa las fuentes. La víspera del motín popular (“una orgía de caníbales”, según Menéndez y Pelayo) un joven peinero de la calle Carretas que había sido sorprendido mientras vertía unos polvos amarillos en un caño de la Puerta del Sol, confesó a golpes que lo hacía por orden de los jesuitas. El delirio inflamó la ciudad. En su novela Un faccioso más y algunos frailes menos, Galdós recoge el episodio describiendo a través de algunos personajes populares el terror paranoico de los madrileños y su tendencia a buscar un culpable.
En estos días del COVID19 (de hecho un SARS), el mundo podría repetir comportamientos antiguos. A medida que el coronavirus se ha ido difundiendo por todo el mundo, la fiebre “conspiranoica” ha adoptado vestiduras racistas, geopolíticas o claramente psiquiátricas cuando no pseudocientíficas. Ante todo ello y para conjugar la fácil búsqueda de chivos expiatorios, sugiero que nos hagamos las preguntas siguientes:
- ¿Podemos decir que ha habido más transparencia informativa y administrativa hoy que hace dos siglos?
- ¿Se ha reaccionado de manera más acorde con los tiempos?
- ¿Necesitamos como hace dos siglos un nuevo un chivo expiatorio, ya sea racista, antiimperialista o anticapitalista?
El coronavirus, como el de la gripe o el resfriado son aleatorios y siempre mutantes. Es decir, no ha sido creado por el hombre ni su destino depende en último término de la humanidad. Escoge a sus víctimas sin ningún criterio, muta constantemente al azar hasta que encuentra una vía de infección en animales o humanos, para infectar y destruir los sistemas celulares, puesto que sólo de esa manera puede reproducirse y sobrevivir.
El coronavirus es impersonal y abstracto. No podemos dirigirnos a él ni interrogarle, implorarle ni negociar. Es un enemigo de nuestra humanidad que se conserva en nosotros los humanos y los mamíferos vectores como los murciélagos u otros mamíferos. Con independencia del curso que siga la pandemia, podemos señalar varios “efectos antropológicos” que el virus mismo, o su gestión administrativa y mediática, ha introducido ya en nuestras vidas.
Por ejemplo: i) El coronavirus ha revelado en un instante nuestra vulnerabilidad. ii) El coronavirus ha puesto de manifiesto la fragilidad de la economía, sobre la que hemos depositado nuestro fundamento social. iii) El coronavirus ha borrado del panorama muchas preocupaciones nuestras (a pesar de que persisten como problema). Ahora no se oye hablar del hambre infantil, la sostenibilidad, los infartos, dengue, cáncer ni otras gripes, ni bombardeos, ni refugiados, ni terrorismo: nada de nada; iv) El coronavirus muestra que sin escuelas, sin hospitales, sin posibilidades de viajar, sin gobiernos inteligentes y fuertes el mundo se nos desvanece.

Temi Vives Rego
Biòleg i professor honorífic de la Universitat de Barcelona
