ADIÓS TWITTER

Como siempre que he escrito en Twitter, lo he hecho a través los compañeros de Club Còrtum, está que será mi última publicación, no podía ser menos.

Esto es una despedida, un adiós de una “red social” que solo escupe odio y mentiras. Hasta que Twitter no cambie su política de difusión yo de aquí me bajo. No entiendo como una empresa permite que un montón de gentuza envuelta en el anonimato, insulte, difame, mienta y escupa odio hacia quien quiera sin más filtro que un “twittear”.

Se acabó, no tengo porque aguantar más mierda por estar casada con una persona.

Es curioso que siempre es así, mujeres que son tildadas de ser meros objetos decorativos, cuya carrera y currículum no son más que una anécdota que ni siquiera se molestan en leer porque, si lo hacen, a lo mejor su conciencia les hace tilín (no me lo creo ni yo).

Pues ahí va,  tengo casi 49 años, 31 años de funcionaria de carrera (por supuesto por oposición libre). Más de 15 años luchando por los derechos de mis compañer@s, no solo ganando en varias ocasiones las elecciones sindicales de mi ayuntamiento  sino además ostentando cargos de responsabilidad en la UGT, tanto en la FSP (Federación de Serveis Publics), como en la UGT comarcal, llegando a ser Secretaria de Organización del Baix Llobregat 5 años.

Por cierto empecé la relación con mi marido en 2017 y nos casamos en 2019 y no tengo ningún parentesco con Celestino Corbacho.

Empecé la carrera de Derecho en 2016 en la Universidad Camilo José Cela adaptada  a los estudios diseñados conforme al Proceso de Bolonia, para mayores de 40 años. Cursada a distancia, con exámenes íntegramente en presencial. Lo único que me vi obligada a hacer por vídeo conferencia fue la defensa de mi trabajo final de grado debido a que estábamos en plena pandemia (junio de 2020).

No voy a dar más explicaciones a ninguno de esos trols, ni alguna periodista a sueldo del independentismo, que va de feminista y anti vacunas, venida a menos, ya que no se lo merecen.

Pues bien, esto no es más que violencia patriarcal, intentar hacer daño al hombre a través de quien sabe quiere sin tener en cuenta a la tercera persona.

Deje mi anterior trabajo y la UGT, por motivos varios entre los que estaba la profesión de mi marido, para trabajar en plena pandemia como jefa de la OAC de Sant Andreu, nivel administrativo (mismo nivel que ocupaba la persona que estaba antes que yo y que no tenía una titulación universitaria que yo sí que tengo) pero a la que nadie ponía en duda porque, mira por donde, era hombre. No hablaremos de mi derecho a la carrera profesional, porque al parecer el único derecho que tengo es callarme mientras me insultan y calumnian por el simple hecho de ser mujer.

Pues tengo la titulación, el mérito y la capacidad, y mientras casarse con quien a una le salga del coño no reste en los méritos solo pido una cosa, déjenme en paz.

Adiós Twitter nos vemos en el infierno.

Victoria Corbacho

Sindicalista UGT Baix Llobregat

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