Racismo, machismo y conciliación.

Cuando una personalidad política proclama en un discurso “Queremos más niños en Madrid, pero que sean de raza blanca, por favor” esconde muchos más mensajes de los que en realidad se perciben a primera vista. Seguro que lo primero que me dirías que es una frase racista, pero si además te pusieras las famosas gafas violetas te darías cuenta de que también es machista. Para llegar a esta segunda conclusión es necesario que entre en juego el contexto que no es otro que en una presentación de un programa de ayudas a las jóvenes autóctonas, con la finalidad de que tuvieran más hijos/as. Esta circunstancia implica que las mujeres migrantes no tengan posibilidad de acceso a ella. Esto no sería problema si no fuera porque la plena mayoría de ellas no cuentan con los recursos económicos suficientes como para delegar parte de los cuidados en otra persona, como tampoco con una red de apoyo que las pueda ayudar, ya que está radica en sus países de destino.

El hecho de que las mujeres migrantes no cuenten con recursos que les ayude a la crianza de sus hijas para acceder y mantener un empleo digno es un problema que nos afecta a todas, ya que si tienen recursos ¿Cómo van a poder acceder a empleos dignos que les permitiría mejorar sus condiciones de vida y la de los suyos? Y ya no sólo trabajar, si no en aquellos casos en los que necesiten aprender el idioma y estudiar la formación obligatoria ¿Cuándo tendrán tiempo para hacerlo? Existen ofertas de trabajo que exigen tener un nivel alto de castellano y catalán, sin contar con el manejo de las TIC ni tener superada la Educación Secundaria Obligatoria

¿Creéis que una reclutadora será permisiva cuándo la entrevistada explique que no ha podido estudiar porque no tenía a quién dejar a sus hijas para ir a clase?

Si las mujeres migrantes no tienen un mínimo de estudios será prácticamente imposible que accedan a un empleo con mejores condiciones laborales, y esto no sólo les afectará únicamente a ellas si no su descendencia, ya que tendrán dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Esto no sólo afectará a su presente si no también su futuro, porque habrá más probabilidades de que su situación de pobreza se cronifique, con todo aquello que conlleva como mayores posibilidades de desarrollar problemas de salud física y mental. Y hay que tener en cuenta que hay enfermedades que dejan secuelas que incapacitan la realización de empleos, como por ejemplo el cáncer de mama. Si a una persona sin estudios, o sin tenerlos homologados, le añades la variable de que encima no reúne las condiciones físicas para hacer un trabajo que requiere de un esfuerzo físico, y por consiguiente de menor cualificación ¿Cómo va a salir adelante?

Por otro lado tampoco debemos hacer a un lado el trasfondo de estas ayudas que radica en la idea de incentivar mediante un subsidio a tener más descendencia, obviando no sólo la posibilidad de que haya mujeres que no quieren tener descendencia si no también aquellos factores que propician a que aquellas que queramos retrasemos la edad para hacerlo por invertir en nuestras trayectorias laborales para tener una estabilidad económica que permita llevar a cabo nuestros proyectos de vida. En de la última encuesta de satisfacción se expuso que mujeres con pareja tenían una mayor sensación de insatisfacción que aquellas que vivían con sus padres. Dicha sensación aumentaba al tener que compartir responsabilidades de

cuidado como la crianza de hijas, lo cual lleva a plantearse que quizás habría que incidir en la conciliación en lugar de limitarse a dar un chequé bebé 2.0.

Esto lleva a plantearse la siguiente cuestión ¿Quieres que las mujeres de tu comunidad autónoma tengan más hijas? Perfecto. Crea políticas que permitan que la mayor parte de la crianza de los niños y niñas no recaiga las mujeres sino que sea una responsabilidad compartida por padres. Penaliza aquellas empresas que discriminen a los hombres que asuman su trabajo como padres, reeduca a aquellos que prefieran pasar una hora más en la oficina en vez de acompañar a su hija a la clase de ballet, incentiva a las empresas y escuelas para que construyan una guardería para aquellas trabajadoras que no tengan a otras personas con las que compartir esta responsabilidad o en caso de que puedan realizar un teletrabajo permitales una flexibilidad horaria que no implique una explotación. Y en caso de andar escaso de ideas se puede echar un vistazo a aquellos países que adoptan medidas desde diferentes perspectivas, desde la más socialdemócrata Finlandia, que proporciona transporte público a las familias que lo necesiten hasta la más conservadora Alemania que concibe que las mujeres estén criando a sus hijas hasta los 6 años pero les proporciona todo tipo de garantías para que puedan volver a su trabajo.

Por último, y no menos importante, no hay que olvidarse que la persona que ha realizado estas declaraciones es la presidenta de la Comunidad de Madrid, una política que no sólo toma decisiones que puedan afectar a la ciudadania si no que también puede ser tomada como un modelo de referencia a las nuevas, y no tan nuevas, generaciones. Si este tipo de declaraciones se dejan pasar por alto esto dejará otro mensaje más implícito , y peligroso, que es que “No todas las personas son iguales” con la consecuencia de seguir reproduciendo la misma visión en todas las políticas públicas presentes y futuras, dejando fuera de la ecuación a todas aquellas personas que no sean blancas, heterosexuales, de mediana edad y sin problemas de salud o con algun tipo de discapacidad.

Noèlia Guzmán Funcasta

Graduada en sociologia i especialitzada en gènere

@ng_funcasta

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