En los últimos siglos se ha configurado un sistema de gobierno con base en la Democracia que, aun siendo imperfecta, es la más presente en los Estados del mundo. La Democracia Representativa. Los ciudadanos escogen a sus representantes, bien a través de elección de candidaturas de partidos políticos o por elección directa de las personas.
La representación, renovada cada cierto tiempo acordado, se lleva a cabo en los parlamentos, con variadas estructuras (Congreso, Senado, etc.) y a través de los tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con equilibrios para intentar asegurar el máximo de representación y control de estos.
Los ciudadanos esperan y desean ver representadas sus aspiraciones a través de leyes y acciones que cumplan con los requisitos formales y sociales.
Cuando se trata de modificaciones o desarrollo de reglas que tengan una incidencia sobre los principios constituyentes, se suele refrendar la propuesta de cambio o desarrollo a través de Referéndum por parte de la ciudadanía.
En algunos países, como Suiza, se someten a consulta cuestiones que hay controversia o así está regulado, aunque no sean de asuntos constituyentes.
Desde el 15M principalmente, hace 10 años ahora, con los movimientos asamblearios, se cuestiona, en cierta manera, el principio de representatividad de los elegidos para ello en las urnas, y se invita a la ciudadanía a que hagan propuestas para aportar proyectos, normalmente de inversión pública, a desarrollar por el gobierno de turno, sea estatal, regional/autonómico o bien de ámbito local, reservando para ello una parte del presupuesto. Estas acciones tienen un cierto contrasentido en el concepto de representación. Se presupone que son los gobernantes, con los elegidos por los ciudadanos, con un sistema garantista electoral, con apoyo de todos los estamentos, recursos y estructuras necesarias, así como con transparencia, los que han de llevar a cabo las leyes, reglas y acciones.
Destinar una parte del presupuesto a iniciativas de tipo asambleario, donde puede haber detrás colectivos y, en sentido amplio, grupos de interés, muy minoritarios en la sociedad pero que pueden influir, a través de estas iniciativas, y activando a numerosas personas del colectivo en las votaciones de priorización y decisión, en el destino de inversiones o políticas, más allá de lo establecido en la representación electoral, llegando a cuestionar las acciones de los que gobiernan si no está en la dirección que esos colectivos, minoritarios respecto al conjunto de la sociedad representada, pudiendo quedar en entredicho el principio de representación y gobierno.
Las redes sociales hacen muchas veces de altavoz para estos movimientos, pudiendo crear corrientes de opinión hacia estas iniciativas, más allá de su representación en el conjunto, así como frustraciones en otros colectivos que no disponen de esos “altavoces” o capacidad de representación, e incluso carecen de acceso al conocimiento, las tecnologías o instrumentos para poder ejercer esa incidencia.
Es correcto y apropiado que los ciudadanos hagamos propuestas y participemos en asambleas organizadas, consejos de representación ciudadana, entidades públicas y asociaciones sin ánimo de lucro, etc, que representan a colectivos dispares, pero de ahí a incidir, por propuestas y votaciones populares, sobre el destino de parte de los fondos administrados, que pueden alterar las prioridades políticas de los representantes, lleva a reflexiones sobre la base misma de la Democracia, debilitándola como sistema “fuerte” de representación. Incluso puede llegar a leerse, desde fuera, como acciones de interés político de estos grupos externos.
El Ágora fue la base, a través de la participación asamblearia, de la Democracia que tenemos hoy en día como forma de gobierno, evolucionando hacia un sistema de representación por elección, delegando en ellos, con respeto a las reglas existentes, las decisiones y acciones más adecuadas. Ha quedado ampliamente superara la etapa de participación directa, fortaleciéndose con la representación, renovada periódicamente.
En una sociedad con tanta complejidad como ha ido adquiriendo por la propia evolución social, condicionar acciones de gobierno por propuestas asamblearias directas, puede hacer más imperfecta la Democracia, debilitándola.

Antonio Puparelli
Informàtic i activista social
@apuparelli

Totalmente de acuerdo.