Yo, también disiento, adiós Ruth

El sábado nos levantamos con la noticia de que la gran Ruth Bader Ginsburg ha fallecido, cosa que llevábamos tiempo esperando dado su delicado estado de salud. Ella dedicó toda su vida a luchar por la igualdad y, son de sobras conocidas algunas de sus  frases, como “no pido favores por mi sexo, todo lo que pido a nuestros hermanos es que nos quiten los pies de nuestros cuellos”, o la también celebrada “yo disiento”, otra de las citas convertidas en mantra. Ante las constantes situaciones de desigualdad, Ruth empezó a trabajar en decenas de casos de discriminación de género. Ganó cinco de las seis causas que llegaron hasta el Tribunal Supremo, lo que hizo crecer su reputación como abogada.

También utilizó varios casos en los que los demandantes eran hombres, para demostrar que la discriminación de género afectaba a hombres y mujeres por igual.

Por ejemplo, en el caso Weinberger contra Wiesenfeld (1975), Ruth representaba a un hombre viudo que reclamaba una pensión para cuidar de sus hijos. Según las leyes de la época, el papel de cuidadora recaía en las mujeres, por lo que un hombre no tenía derecho a recibir ayudas de ese tipo. La abogada consiguió demostrar que esta diferenciación era discriminatoria. Este famoso caso fue llevado a la pantalla grande en el 2018 con el nombre de “una cuestión de género”, si no la habéis visto os la recomiendo.

Aunque no tuvo un camino fácil, los reconocimientos no le han faltado. Bill Clinton la nombró juez del Supremo en 1993, una de las instituciones más importantes para la transformación de la sociedad estadounidense. Sus sentencias a favor del matrimonio homosexual, contra la segregación racial en las aulas y en contra de que los hombres cobren más que las mujeres por el mismo trabajo han sido históricas y han despertado apoyos muy variados.

La salud de la magistrada, de 87 años, había tenido en vilo al país, sobretodo a los progresistas, ya que temían que si ella abandonaba el puesto Trump elegiría otro sustituto  ampliando aún más la mayoría conservadora existente actualmente el Supremo.

Cabe recordar que Trump y Ginsburg mantenían una relación (por llamarla de alguna manera) difícil, tras que ella lo calificara como farsante antes de las elecciones de 2016. Afirmación de la cual tuvo que retractarse, y provocó que Trump pidiera su dimisión.

El Supremo está compuesto por nueve jueces con puestos vitalicios, actualmente 5 conservadores y 4 progresistas. Trump logró en su primer año como presidente que la mayoría republicana en el Senado diera luz verde a su primer nominado para el Supremo, el juez Neil Gorsuch, y después, el 6 de octubre de 2018, consiguió lo mismo para Brett Kavanaugh, acusado de abusos sexuales, cosa que no impidió ni importó a Trump, añadiré que no me extraña porque Trump no solo es un farsante (a mi nadie me pedirá que me retracte) sino que también ha estado envuelto en casos de abusos sexuales. Debe por tanto sentir empatía por ese personaje que, desde luego, no debería llevar la toga del Supremo.

Ruth en una de sus últimas entrevistas pidió que la elección de sus sustituto o sustituta se hiciera después de las elecciones, supongo que tenía la esperanza de que Donald Trump no fuera reelegido y así quien optara a su puesto fuera progresista. Solo espero que Ruth pueda descansar en paz y su, espero, sustituta esté a su altura.

Gracias Ruth por tanto y por hacer que la sociedad sea un poco más justa.

Victoria Corbacho

Sindicalista UGT Baix Llobregat

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