No quiero volver a la normalidad

“Hay gente que nos dice que vamos a volver a la normalidad. ¿A cuál? Yo no quiero volver a la normalidad que ha provocado esto” Fernando Valladares Ros (CSIC).

No quiero volver a la normalidad porque la normalidad fue el problema. Cuando la pandemia del coronavirus haya sido superada, no quiero volver a la normalidad de antes de la pandemia. No quiero volver a esa normalidad que precedió al coronavirus, precisamente porque fue esa “normalidad” la que nos ha llevado a la situación que estamos padeciendo. Hace meses, durante las revueltas, alguien escribió en las paredes de Hong Kong: “No podemos volver a la normalidad porque la normalidad era precisamente el problema.”

No quiero volver a: una economía centrada en el beneficio rápido y en la especulación; a una economía que precariza el trabajo, fomenta la deslocalización y el relajamiento fiscal; una sociedad que fomenta el consumismo y el viajar sin ton ni son; una sociedad que despilfarra agua, energía, comida, ropa, utensilios, etc.

No quiero volver a una globalización económica que impide globalizar la sanidad, la protección del medio ambiente y los sistemas fiscales; que no reconoce que la verdadera seguridad depende del estado de la salud; a unos Estados que son incapaces de ponerse de acuerdo para actuar por el bien de todos; a unos gobiernos que regulan y gestionan dando la espalda a los expertos y al mundo de la ciencia.

Quiero que las normalidades que volvamos a tener sean nuevas y diferentes para no incurrir de nuevo en el mismo error; que un simple virus no ponga de rodillas a los Estados, la economía y a los ciudadanos; que la nueva normalidad garantice una salud única para todos los humanos, los animales, las plantas, la Naturaleza.

Poco importa nuestro maravilloso universo de la energía nuclear, la cirugía láser, la tecnología virtual, las grandes y todo-poderosas empresas que dictaban que hacer y qué no hacer a los gobiernos.

No quiero volver a una normalidad a la que cada vez será cada vez más difícil dar sentido. No hay duda de que la pandemia sacude abruptamente todas nuestras seguridades con un sentimiento de desamparo que puede ser desolador. La situación de pandemia es calificada por la OMS de emergencia, término que comparte con el de urgencia un matiz al menos: el de la necesidad de un tratamiento inmediato. Pero el término de emergencia también conlleva otro matiz: la existencia de un riesgo inminente para la vida. Al final hemos entrevisto algo: nuestra transitoriedad y la del mundo en que vivimos.

Temi Vives Rego

Biòleg i professor honorífic de la Universitat de Barcelona

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