Iberolux, no es el nombre de un frigorífico

Ahora que la mitad de catalanes juega a separarse (¿porque es un juego, no?)  el Alcalde  de Oporto, Moreira, afirma: “Siempre creí, desde que Portugal y España tienen democracias, que deberíamos tener un Iberolux, como un Benelux”.

Al margen de la reacción de los lusos, que siempre o casi siempre, se sienten menospreciados por los españoles, y no les falta razón en algunos casos, aquí han saltado las alarmas entre los defensores de “Eshhhpaña” ¿pero qué se habrá creído ese portugués? Nosotros, los españoles,

Los que  llevamos la bandera bicolor grabada en la frente ¿unirnos a esa chusma? ¡Quiá!

El Alcalde, que nunca propuso la anexión de los países, sino la colaboración entre iguales en el bien común de ambos, no sabe en el berenjenal que se ha metido.

En todo caso, preferimos las propuestas de unión en la acción, que no las promesas de la República en la que todos íbamos a comer helado de postre cada día, tan lejos de lo que el pueblo necesita: pan y no helados, trabajo para eliminar las desigualdades y no propaganda falsa,   en la que muchos han creído ver una Independencia que nos promete bienestar absoluto y otros, que aún queriéndola  niegan haber prometido tal cosa.

Sin quitar ni dar la razón a Moreira, lo que toca es seguir dialogando para ver qué sacamos de ello. Seguro que más provecho de los que auguran el hundimiento de “Eshhhhhpaña” y de los que nos iban a dar helados de color amarillo.

Si Iberolux no es el nombre de un frigorífico, hablemos sobre ello. Si la

Mesa de diálogo en Catalunya sirve para encarrilar ese tren desbocado llamado independencia, hablemos también.

En todo caso, guardar los helados en la nevera siempre puede ser una buena opción.

Àfrica Lorente Castillo
Escriptora

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