Las incongruencias de según qué tipo de energía verde

El Matarraña/Matarranya es una comarca de Teruel, fronteriza con Catalunya y Castellón, que se extiende por una superficie de 933 Km2, con una población de unos 9.000 habitantes, distribuida entre 18 municipios, con una densidad demográfica inferior a 10 hab/km2. Sus núcleos de población (Valderrobres, La Fresneda, Ráfales, etc) contienen importantes valores patrimoniales. Asimismo, los valores naturales y paisajísticos son muy notables hasta el punto que ha sido calificada (creo que sin exageración) como  la “Toscana española”. Existen numerosas posibilidades de práctica de deportes de aventura. Por si faltara algo, la historia de estas tierras también es muy interesante, tanto en épocas remotas como recientes (las guerras carlistas y la guerra llamada civil fueron especialmente cruentas en la zona).

El que esto escribe ha descubierto recientemente el Matarranya (hace sólo cinco años) y la ha visitado con asiduidad para practicar bicicleta  BTT en la vía verde del antiguo ferrocarril de Híjar a Tortosa o junto a los ríos Matarranya, Algars y Tastavins.  La comarca tiene una interesante gastronomía, vinos y aceites de calidad además de quesos notables. En resumen, una especie de paraíso terrenal en el que me gustaría ir a vivir algún día y que muy probablemente tiene en un turismo de calidad el recurso más seguro para un desarrollo económico y evitar su despoblamiento. Contemplar el firmamento por la noche en ausencia de contaminación lumínica, es sin duda uno de los placeres  de una visita a la zona.

Todo ello queda amenazado por la construcción de cuatro parques eólicos, con un total de más de 500 MW de potencia. Para que tengamos una idea cabal de qué potencia significa el macro-proyecto, viene a equivaler a la mitad de potencia de uno de los grupos de la Central Nuclear de Ascó. Los principales impactos asociados a este proyecto son fáciles de identificar: heridas permanentes al paisaje con casi 100 aerogeneradores de más de 100 m de altura, ruidos, contaminación electromagnética, pérdida del cielo nocturno por el balizamiento aéreo de las torres, erosión del suelo en la fase de construcción, etc. En todo caso, serían los mismos impactos que han producido los parques instalados en la cercana Terra Alta por lo que el modelo a no seguir es próximo, muy próximo.

Los proyectos básicos con los que se inician los trámites de este desaguisado justifican el objeto de las instalaciones con el bien supremo de producción de una energía limpia, no contaminante y que contribuye a luchar contra el cambio climático. Esto es cierto aunque existen otras alternativas para generar energía limpia, (fotovoltaica, biomasa o incluso el aprovechamiento de los desechos ganaderos de la zona).

Pero quiero centrar la atención en otra cuestión: ¿necesita el territorio del Matarranya producir 500 MW de energía eléctrica?. Evidentemente que no: es una zona poca poblada, sin consumidores importantes de energía, por lo que la casi toda la que se produzca será exportada a otras zonas del país puesto que la red eléctrica es unitaria. Servirá, por ejemplo para que el Ayuntamiento de Barcelona muestre su orgullo de sólo contratar energía verde a través de los certificados que emita la operadora.

¿Es esto justo? ¿Es justo que para que las grandes conurbaciones puedan lucir de sostenibilidad y sensibilidad ecológica se deba destruir el territorio en zonas alejadas?¿No estamos equivocando de nuevo el modelo con la energía sostenible? En lugar de grandes centros de producción y transporte a zonas alejadas (con la consiguiente pérdida de energía por el camino) ¿por qué no implantamos un modelo descentralizado, autónomo en el consumo, más equilibrado, en el que cada parte del territorio produzca lo que necesita? ¿No estaremos reproduciendo el modelo de las centrales nucleares con las nuevas centrales eólicas?

De momento sólo son preguntas pero las energías renovables no son en sí mismas un bien absoluto. No puede condenarse el futuro de un territorio, convirtiéndolo en una central energética para consumo en las grandes ciudades, en especial si se destruyen valores paisajísticos y ambientales que son recursos seguros para un turismo de calidad y sostenible.

Me declaro humildemente contrario al proyecto de instalar 500 MW de energía eólica en el Matarranya y a la vez me declaro militante activo en su contra, por muy sostenible que sea la energía a producir.

Ferran Vallespinós Riera

Dr. en Ciències biològiques, Investigador Científic del CSIC

Alcalde de Tiana (1995-2007)

Cada Àtom és una petita reflexió política de Club Còrtum

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