La Cumbre Mundial del Clima en Madrid

La noticia es ampliamente conocida: la Conferencia número 25 de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se celebrará en Madrid entre el 2 y el 13 de diciembre, por renuncia de Chile. Y se ha desatado el espectáculo anual: 25.000 participantes (científicos, empresarios, representantes institucionales, organizaciones no gubernamentales y gobiernos) de 200 países asistirán a la convención en el IFEMA. Pero también todos los medios informativos (con desigual fortuna) se especializan a a marchas forzadas en el tema, los hoteles a tope y con precios desorbitados, transporte gratuito de los participantes, búsqueda y voluntarios y, sobre todo, Greta Thunberg dando tumbos en un catamarán en el Atlántico norte para llegar a la cumbre sin emitir una molécula de CO2. Por cierto, ya hizo el viaje de ida en un velero cuando la cumbre se iba a celebrar en el continente americano…

Espero que mis lectores me permitan una mirada crítica y cínica del tema antes de intentar profundizar en la cuestión, basada en parte en mi participación personal en  Copenhague hace diez años. En primer lugar, el Gobierno de Sánchez supo responder con rapidez y aprovechó la oportunidad de situar a España en el mundo. En “condiciones normales”, un acontecimiento de este tipo se hubiera celebrado seguramente en Barcelona. Esta es otra pérdida que situar en el “debe” del procés, en mi humilde opinión. Por otro lado, la Greta se esfuerza por llegar a Madrid sin emitir CO2 y es admirable: pero ¿y los otros 24.999 participantes que vendrán de todo el mundo en avión, se alojarán en hoteles poco sostenibles y se reunirán en salas muy consumidoras de energía?. ¿Alguien ha calculado la huella de carbono de una convención de este tipo? ¿Pudiera ser más costoso el proceso que el resultado? Hacer el transporte público gratuito para los señores y señoras congresistas y no para los millones de trabajadores que se desplazan diariamente por metro en Madrid ¿es un mensaje congruente?

Después de esta introducción un tanto escéptica, voy a intentar explicar de qué van y para qué sirven estas cumbres, de las que ya se han celebrado 24 desde la de Berlín en 1995.  Se trata básicamente de alcanzar acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático con la presencia de decenas de jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones ambientales, empresarios, científicos, etc. Son encuentros entre los que mandan con capacidad para cambiar las cosas y la sociedad civil que lleva empujando desde hace años. Dos mundos paralelos que intentan coincidir durante unas horas.

La mayoría de las cumbres celebradas han pasado sin pena ni gloria. No obstante, otras han tenido importantes repercusiones:

  • En 1997 en Kioto los países industrializados adquirieron compromisos concretos y un calendario de actuación. Fue sin duda un gran avance, pues se logró un acuerdo vinculante a todos los países firmantes para que durante el período del 2008 al 2012, se redujeran las emisiones de los seis gases que más potenciaban el efecto invernadero en un 5,2% con respecto a 1990.
  • En 2009 se firmó el acuerdo de Copenhague, en el cual se logró fijar la meta de que el límite máximo para el incremento de la temperatura media global fuera 2ºC. Sin embargo no se mencionó como se alcanzaría esta meta en términos prácticos.
  • En 2015 en Paris, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima, con el establecimiento de un plan de acción mundial que pone el calentamiento global por debajo de los 2ºC. Para ello se propone que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes, si bien reconocen que en los países en desarrollo el proceso será más largo, para poder aplicar después rápidas reducciones basadas en los mejores criterios científicos disponibles.

La idea que se desprende de lo acordado en las cumbres es que las emisiones de gases de efecto invernadero se han de reducir (dijeron un 5% en 2012 con respecto a las emisiones de 1990) y que el límite del incremento global de la temperatura en la tierra serían 2ºC. En realidad, ¿cómo estamos ahora en 2019, a pocos días de una nueva cumbre?. Los datos proceden del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático  (IPCC), el referente en estas cuestiones.

Como se observa en estas gráficas, las emisiones globales lejos de reducirse se han incrementado. Y lo han hecho de manera muy diferente según los países: han disminuido  ligeramente en los países de la OCDE y se han disparado en los países emergentes.  Por su parte, el incremento térmico desde la época preindustrial nos sitúa ya en aproximadamente 1ºC, cercano al límite que todos los expertos reconocen como máximo para evitar el desastre.

Estamos lejos de conseguir los objetivos propuestos en las cumbres mundiales. Cierto también que representan un toque de atención y que sin ellas, con todas sus limitaciones, la situación sería dramáticamente peor. Pienso que dos factores principales entorpecen la lucha contra el cambio climático:

  • Los costes de evitar que los países emergentes basen su modelo de desarrollo en un paradigma distinto al consumo masivo de combustibles fósiles que ha practicado el primer mundo: “nosotros sí pero vosotros no”.
  • Es una lucha a largo plazo y por desgracia la mayoría de políticos son incapaces de asumir problemas que superen en tiempo a un período electoral: no importan los problemas a un horizonte de 30 años cuando ellos ya no gobernarán.

Mientras vivamos la fiesta del COP 25!!!

Ferran Vallespinós Riera

Dr. en Ciències biològiques, Investigador Científic del CSIC

Alcalde de Tiana (1995-2007)

Cada Àtom és una petita reflexió política de Club Còrtum

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