Salid de la trinchera y haced periodismo

Esta semana, con la detención en Catalunya de 9 personas acusadas de terrorismo por la Guardia Civil, el denominado “Periodismo de trinchera” ha vivido uno de sus momentos cumbre, y eso que en los últimos años no nos faltan. Los datos, el citar fuentes, el comprobar antes de publicar… Todo ha quedado enterrado esta semana, salvo algunas honrosas excepciones. 
Unos medios han hecho suyas las teorías conspiratorias del “montaje policial” de forma acrítica, y argumentos “periodísticos” no les faltan: hay que mantener la presunción de inocencia, no hay datos oficiales, las actuaciones son secretas… También se han descrito con todo lujo de detalles desagradables las circunstancias habituales de una detención: entradas de madrugada, agentes armados, con la cara tapada, armados con fusiles, actuación sorpresiva, acordonar la zona, no informar a nadie más que al juez… en fin, lo típico de una actuación policial contra un presunto grupo criminal organizado. Lo hemos visto mil veces y nunca nos ha sorprendido.  Estos detenidos también han gozado de una presunción de inocencia que a menudo se olvida para detenidos por otros delitos menos glamurosos. Entrevistas a los vecinos, a alcaldes, a familiares, que los presentan como “personas muy integradas, que participan en las entidades y las actividades del pueblo”. Todo ello resulta chocante dado que no se les acusaba de exclusión social, sino de preparar acciones terroristas. Lo mismo suele pasar con los asesinos machistas, que “siempre saludaban”. 

En el otro extremo, otros medios han publicado informaciones, titulares, tuits, que ni siquiera las fuentes oficiales han escrito o expresado; al contrario, algunos medios han servido como correa de transmisión de los datos que los investigadores quizá querían publicar pero oficialmente no podían. O ya directamente han hecho acusaciones que no se basan en ninguna investigación, por incipiente que sea. Si el periodista publica como hechos demostrados lo que sólo es una hipótesis de la investigación, qué hará cuando alguna de esas teorías no se cumpla? 

El Periodismo de trinchera, otro elemento imprescindible es el “experto independiente”, dependiente de organizaciones, entidades o partidos directamente implicados en la causa. Estos “expertos” proporcionan al periodista de trinchera declaraciones donde manifiestan opiniones totalmente partidistas, pero que no hace falta contrastar, ya que es una “persona entendida”.   

Todos estos hechos me han retrotraído a mis primeros años como joven reportera, en los años 90. En aquellos tiempos oscuros, con los ataques continuos de ETA, también actuaba en Catalunya un grupo de apoyo reducido, formado por gente “del país”, que entonces se pusieron el disfraz del movimiento okupa. Una tapadera que podía resultar simpática para nosotros, periodistas en precario y muchas sin vivienda propia, Así, daba igual que a uno de ellos lo detuvieran en 1995 en un piso franco en Barcelona, porque “cómo eres, él no sabía nada, la policía le tiene manía porque es independentista”. Podría detallar cientos de frases antiperiodísticas que oí, pero ya no hace falta. En 2001 desarticularon este grupo de apoyo, y algunos de esos llamados “jóvenes activistas” cumplieron hasta 10 años de prisión por trabajar como delatores de ETA. Una diferencia importante con la actualidad es que ninguna institución catalana ni los medios más importantes los apoyaron, sino que los hechos objetivos se impusieron.  

Conforme se vayan conociendo más datos sobre la “Operación Judas”, una trinchera y otra irán convergiendo, hasta acabar publicando informaciones que parecerán clonadas cuando llegue el juicio, y sobre todo la sentencia. Pero por el camino, el trabajo que hagamos desde el Periodismo puede servir para facilitar la reconciliación, o para ahondar las heridas. 

Mª Luz García

Periodista 

@MariLuzGx2 

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