Cuando un periodista se convierte en el centro de la noticia puede haber varios motivos: que le hayan dado un premio, que lo nombren responsable de algo, que lo despidan, que haya fallecido. Si es noticiable porque se ha inventado unas circunstancias al respecto de alguien y ha sido descubierto en la mentira y para taparla, cuando le preguntan, finge una agresión y se tira al suelo, estamos ante un caso grave, mucho mas grave de lo que parece.
Una cámara capta el teatro del artista no invitado, pero antes de eso, la cadena de la supuesta agresión ya le había pedido disculpas mediante una mediática persona de la misma.
Supongamos que la cámara que capta el episodio teatral no lo hubiera hecho. El teatrero ya amenazaba con denunciar. Sin pruebas, es probable que la denuncia hubiera tirado hacia adelante y la que podría recibir una sanción o posible expulsión es la periodista que interrogaba al “numerero” sobre la falsedad de las afirmaciones hechas al respecto de un dirigente político ¡Poca broma!
Lo lamentable es que el histrionismo triunfa en los medios tertulianos y que los periodistas (pocos, por suerte) que se suben a ese carro parece que son los que hacen subir la audiencia. Así nos va.
El noticiador noticiado por estos menesteres debiera de producirnos rechazo, máxime cuando el motivo es una pantomima impresentable y filibustera de un personaje que se hace llamar periodista.

Àfrica Lorente Castillo
Escriptora

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