La izquierda perdida de Barcelona

En la votación del último Pleno del Ayuntamiento de Barcelona sobre la propuesta de iniciar los trámites para aprobar una ordenanza contra la prostitución, presentada por el PSC, tuvimos ocasión de volver a constatar que tres partidos políticos, que se autodenominan de izquierdas, uno incluso se hace llamar “anticapitalista”, tienen la brújula ideológica completamente trastocada, y acabaron votando en contra de la abolición de la prostitución, que es lo mismo que decir, que votaron todos a favor del sistema capitalista salvaje y patriarcal que exige un mercado de mujeres consumibles y desechable,  en las que ellas pasan de ser sujeto, esto es, seres humanas, a ser objeto, esto es, cosas.

Bravo para la señora Colau y para su corte personal generosamente subvencionada.  Una vez más, demuestran que el CAOS absoluto que reina en toda la ciudad de Barcelona, no es más que el fiel reflejo del cacao mental que reina en sus cabecitas, ese que siempre les hace estar ni aquí ni allí, ni hacer una cosa ni la contraria. Cabezas llenas de ideas impregnadas de un falso y mal entendido progresismo, que lleva a una insegura permisividad, que sólo y sólo favorece a los depredadores de mujeres y niñas, que son, los y las tratantes de personas y los puteros que las consumen. No protege a las mujeres, ni a sus derechos ni siquiera a su integridad física. Pero eso a la señora alcaldesa le da igual, que ella con salir en la foto de súper moderna tiene bastante, sin darse cuenta, pobrecita, que lo que hace está ya más visto y más pasado de moda que las hombreras…

Y esto podría llegar a ser incluso cómico si no estuviéramos hablando de una persona que es la máxima responsable del día a día de más de 2 millones de hombres y mujeres que vivimos y trabajamos en Barcelona. Sería cómico si no estuviera en sus manos temas de tan alta responsabilidad y gravedad como la venta del cuerpo de mujeres y niñas y la trata de personas, absolutamente necesaria para abastecer ese mercado de mujeres, que Colau pretende ignorar.

Es curioso que diciéndose ellos y ellas tan de izquierdas acaben siempre practicando la teoría más capitalista y liberalista de la historia de la humanidad, haciendo sentirse orgulloso al mismísimo Adam Smith de tan sublime práctica del “laisser faire, laisser passer”. Ver, oír y callar. Esa es la propuesta de Colau y su comparsa para Barcelona en general y para el tema de la prostitución en particular. No hacer nada para proteger a las mujeres, no hacer nada para acabar con las mafias y las redes de trata, no hacer nada para perseguir a los puteros que consumen mujeres y niñas como si de pañuelos de papel tratase. Y las consumen a modo de abusos y violaciones diarias y continuas, no de paseos por el parque, señora alcaldesa.

Y esa es la izquierda perdida de Barcelona.

Pero por suerte no es la única izquierda. Cierto es que hoy por hoy la reina del caos es la que manda, pero las cosas se están moviendo mucho y muy rápido. A nivel estatal, la nueva vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad ha pisado el acelerador a fondo y ha puesto en el centro del debate y de la acción política los derechos de las mujeres, sobre todo el derecho que tenemos todas a una vida libre de violencia. De todas las violencias. La sexual también. Por otra parte, gente que, en principio, se presume mucho más cercana a “los comuns” como son Izquierda Unida, ha presentado sus propuestas estos días Congreso de los Diputados, también en la dirección de la abolición y de la tolerancia cero a las agresiones machistas y a la violencia de género. Y mucho más cerca, aquí en casa nostra, un compañero de partido de Colau, nada sospechoso de neofascista o ultracapitalista,  como es Lluis Rabell, también se ha posicionado a favor de la propuesta de moción presentada por el PSC para abolir la prostitución, porque se entiende, claramente, que votar en contra de esa abolición, es votar en contra de la liberación y la dignificación de miles de mujeres que viven sumidas en la esclavitud del S.XXI, siendo consumidas. Y no son miles por decir algo que quede bien grande, son exactamente más de 500.000 personas al año en Europa y 50.000 en España, víctimas de trata. De esas 50.000, cuántas cree que vendrán a parar a las calles de Ciutat Vella o a los pisos de l’Eixample, sra. alcaldesa? Muchas. Pero, tal y como demostraron ayer votando en contra de la propuesta de abolición,  mientras Colau y sus palmeros y palmeras quieran, esas muchas estarán totalmente desprotegidas en la ciudad de Barcelona.

Esperemos que el caos pase pronto y la izquierda que no está perdida, la que sí plantea la batalla por la igualdad y por los derechos de las mujeres y las niñas, sobresalga entre tanto postureo de falso vanguardista y auténtico ignorante.


Núria González López

Presidenta de L’Escola A.C

Feminista.

Twitter @nurygglez

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