És Hèrcules qui arranca,
Mediterrà, lo vel de tos misteris;
l’he vist obrint de Gibraltar la tanca,
i envers los camps d’Hesperis,
amb una encesa branca
mostrar al vell Neptú nous hemisferis.
L’Atlàntida, Jacint Verdaguer
Quién no ha dibujado una sonrisa en su rostro al pensar en el Mediterráneo como cuna de civilizaciones? Por este mar que tanto amamos han pasado griegos, romanos, fenicios, árabes… En este mar se han construido civilizaciones, se han tejido alianzas y se han fusionado culturas.
Y ahora? Aún podemos defender el Mediterráneo como cuna de civilizaciones? Como podemos tener la cara dura de hacerlo con todo lo que está sucediendo en él? Sin ir más lejos, esta semana, el gobierno ultraderechista de Italia ha impedido que el Aquarius, un barco de rescate con más de 600 personas a bordo, atraque en sus costas, tampoco Malta y Francia lo han permitido. Recordemos también el calvario de otro barco, Open Arms, les imágenes de los campos de refugiados o aquella tan potente del niño kurdo Aylan muerto en la playa. Son sólo algunas de las fotografías terribles que nos deja el Mediterráneo actual.
Es cuna de civilizaciones hoy el Mediterráneo? O ahogo de civilizaciones? Sin duda, vive una etapa triste y dolorosa de su vida.
El apunte positivo, el faro que enciende el optimismo, es que una de las primeras decisiones del nuevo Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha sido ofrecer el Puerto de Valencia para acoger el barco. Pero no nos engañemos, el problema del Mediterráneo no es del país dónde quiere atracar una patera o un barco de rescate, como recordaba el pasado domingo Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación en El Objetivo de La Sexta. Es necesario que la Unión Europea en pleno desarrolle políticas conjuntas y coja el toro por los cuernos para resolver este drama humanitario que clama al cielo. Es necesario que las políticas progresistas, el sentido común, la solidaridad y la humanidad prevalezcan por encima de los gobiernos ultraderechistas que crecen como la espuma, aniquilan estos valores y rompen las reglas del juego comunitarias. Confiemos en la destreza del nuevo Gobierno español para dar la vuelta a las reticencias que hemos visto hasta ahora en la Unión Europea. Y confiemos que lo consigan antes de que sea demasiado tarde, antes de que nos ahoguemos y hundamos todos, como la Atlantida.
Senyor de les venjances, donau alè a mon càntic,
i diré el colp terrible que, rebatent-la al fons,
féu desbotar als amples Mediterrà i Atlàntic
per desunir los mons!
L’Atlàntida, Jacint Verdaguer
Iolanda Pàmies Rimbau
Periodista i escriptora
@iolandapamies
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