Si paseamos por Barcelona, y nos fijamos en lo que pasa a nuestro alrededor, probablemente veamos a unas personas que muchas veces nos pasan desapercibidas. Se trata de las personas sin hogar, que pueden ir acompañados de sus pocas pertenencias o a veces de la compañía de un animal. La mayoría pasa sin mirarlos, ignorándolos o evitando cualquier tipo de contacto, casi como si no existieran o fueran parte del mobiliario urbano.
El problema de las personas sin hogar surge por diversas causas, y detrás de cada persona existe una historia que le ha llevado a esta situación: problemas económicos, con la situación familiar, de salud, laborales, etc. En España se estima que existen 71 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes, es decir más de 32.000 personas.
La noche del 17 de mayo nos movilizamos en Barcelona casi un millar voluntarios un objetivo común: contabilizar el número de personas que duermen en la calle. Este censo fue organizado por la Xarxa d’Atenció a les Persones Sense Llar (XAPSLL), en colaboración con diversas entidades, con el objetivo de conocer la magnitud del problema así como el de dar visibilidad a este colectivo. Es el quinto año que se realiza este recuento organizado y puede permitir ver la evolución de la situación de este colectivo en la ciudad a lo largo del tiempo.
Tras una breve formación en varios puntos de la ciudad los voluntarios nos organizamos en grupos de 3-4 personas. Cada grupo tenía asignado una zona que recorrer calle por calle, sin dejar ni un rincón por escudriñar (a excepción de parques, propiedades privadas o zonas especiales, previamente definidas, que iban a ser revisadas por grupos especiales).
En caso de localizar algún lugar con gente durmiendo en la calle se debía de anotar el punto exacto, la cantidad de personas que había pernoctando, si eran hombres o mujeres, si dormían al raso o a cubierto y por último si había la presencia de algún animal de compañía. En caso de tener cualquier duda o incidencia podíamos hablar con nuestros coordinadores de zona que nos asesorarían. Un aspecto muy importante que nos recalcaron varias veces en la formación era el de no molestar. Se debía evitar despertarlos o hacerlos sentir incomodos en caso que percibieran nuestra presencia.
A las 00h de la madrugada empezaba el recorrido, que debía de ser revisado por el grupo en un periodo aproximado de unas dos horas. Nosotros nos encargábamos de recorrer varias calles de la zona de Camp de l’Arpa, cercanas a las paradas de metro del Clot y de Encants. Fuimos andando a paso acelerado, mirando portales, cajeros, bocas de metro, bancos e incluso los interiores de los coches.
A priori no habría pensado encontrar a nadie por esa zona. Finalmente, a lo largo de todo el recorrido nos encontramos con siete personas, casi todos hombres. La mayoría durmiendo en el interior de un cajero, ya fuera solos o acompañados, en una esquina, intentando no molestar o pasar lo más desapercibidos posibles.
No obstante, la que más nos sorprendió fue casi a las 2 de la madrugada, cuando estábamos a punto de acabar de recorrer una de las últimas calles asignada. En mitad de la acera nos encontramos un hombre de unos 50-60 años. Se había quitado los zapatos, que estaban ligeramente apartados y descansaba encima de unos cartones sin ninguna protección ni comodidad. Fue el único a quién le pude ver algún rasgo de la cara y me dejó bastante sobrecogido el ver esa realidad. ¿Qué historia le habría llevado hasta esa situación?
Una noche de movilización que servirá para mucho, tras el censo se sabe, de forma provisional, que en Barcelona habitan 1.026 personas sin hogar. Un incremento de un 9% respecto al año pasado que nos indica que aunque muchos no lo quieran ver, el problema es creciente.
¿Miraremos hacia otro lado?
Jan Thomas De Pourcq
Molt bona iniciativa! Però a part de la crítica, s’està fent quelcom per millorar la seva situació?