40 Aniversario de la matanza de Atocha

“SI EL ECO DE SU VOZ SE DEBILITA, PERECEREMOS”

Paul Èluard

La memoria de la transición no ha llegado de verdad a la gente. Los más jóvenes, que han nacido en libertad y que nunca podrán imaginar lo que es una situación privada de ella, deberían conocer este período de nuestra historia reciente. Si somos capaces de transmitir lo que cuesta la libertad, nuestros jóvenes estarán en mejores condiciones de entenderla, respetarla y defenderla, porque los derechos no se heredan.

La  matanza de Atocha fue un atentado de la violencia ultraderechista que marcó la transición española. Fue el momento más grave de los diferentes sucesos violentos que pretendían impedir el cambio político y social en el país.

atocha-3Este asesinato no fue una iniciativa aislada de ultraderechistas que querían sembrar el terror. Lo sucedido en Atocha fue la última tragedia en la recta final de la lucha contra el franquismo, el preámbulo para recuperar la democracia en este país.

Convulsos y sangrientos años de un país que empezaba a levantar la mirada ante las libertades políticas y sociales, libertades por las que ya muchas personas habían sido represaliadas, torturadas, asesinadas durante la lucha antifranquista clandestina.

El 24 de enero de 1977, el autodenominado comando Roberto Hugo Sosa de la Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A) entró en el despacho de los abogados laboralistas, militantes de Comisiones Obreras (CCOO) y del Partido Comunista de España (PCE), aún ilegales en España. Ametralló a los abogados allí reunidos. Hubo cinco muertos:  Luis Javier Benavides, Enrique Valdelvira, Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez  . Resultaron heridos de gravedad  :Alejandro Ruiz-Huerta, Luis Ramos, Dolores González y Miguel Sarabia

La transición no fue pacífica

En noviembre de 1975 muere Franco. Una vez fallecido el dictador hay que evitar que se perpetúe el franquismo.

En Diciembre se constituye el Gobierno Arias,  primer gabinete de Juan Carlos I, recientemente proclamado Rey por la Ley de Sucesión franquista. A lo largo del primer semestre de 1976 se evidenció el distanciamiento cada vez mayor entre Arias Navarro y el Monarca, debido al modelo continuista que Arias representaba .

Los sucesos de Vitoria , en el mes de Marzo, con cinco trabajadores muertos, sesenta heridos graves – la mitad de bala –  y cientos leves y de Montejurra (Navarra) en Mayo, con dos personas muertas y varios heridos por disparos, en el cual estuvieron implicados los Servicios de Inteligencia del Gobierno (SECED), proyectaban ante el mundo el rostro cruel de un gobierno .

atocha-2Las respuestas autoritarias ante los conflictos y pretender que la reforma se podía hacer sin contar con la oposición acabó con el intento de un proceso pseudo-dialogante, tutelado e incompleto.

Adolfo Suárez ,presidente de gobierno que sustituye a Arias Navarro,  entiende que la solución al aislamiento que vive el país pasa por una reforma más profunda, aunque controlada. Se pretende que el PCE quede excluido, legalizando únicamente  las partidos políticos que se enmarcan en las posiciones ideológicas que van desde la derecha franquista a la socialdemocracia.

Comienza la “estrategia de la tensión”. El 11 de Diciembre de 1976 es secuestrado en Madrid el Presidente del Consejo de Estado Antonio María de Oriol y Urquijo, político y empresario que se movía en los círculos ultraconservadores. El secuestro es atribuido al GRAPO, un oscuro grupo izquierdista infiltrado por la Policía y que marcará todo el periodo de transición política.

El 15 de diciembre de 1976, Adolfo Suárez convoca un Referéndum para la Reforma Política. En esa consulta hay un amplio respaldo al SÍ y el sector más vinculado al franquismo que defiende el NO, consigue apenas un 7 por ciento de los votos. La Ley de Reforma Política es promulgada el 4 de Enero de 1977.

atocha-abogadosCuarenta y cinco días después del secuestro de Oriol ocurre la matanza de Atocha. Pero, ¿qué pasa en esos cuarenta y cinco días? En ese periodo, en Madrid, el fascismo campa a sus anchas en connivencia con algunos sectores de la Policía político-social, acosando, agrediendo y aterrorizando a la ciudadanía. El sector inmovilista del Régimen empieza a pensar que no hay vuelta atrás y que peligran sus posiciones en el entramado del poder. Por ello diseñan una campaña perfectamente organizada para crear las condiciones de desestabilización que permitan una intervención militar en el país, es decir, provocar un nuevo golpe de estado.

Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los abogados sobrevivientes, recuerda muy bien lo que sucedía en las semanas anteriores al atentado. “En Madrid había una huelga muy importante del sector del transporte, protagonizada por diversas fuerzas sindicales, especialmente  Comisiones Obreras , que se coordinaba desde el despacho de Atocha. A ese proceso sindical se unía el proceso político que vivía el país, con la Ley de Reforma Política aprobada y con las vistas puestas en un proceso que debería conducir hacia la democracia”.

El 23 de enero, un día antes del asesinato de los abogados de Atocha, la ultraderecha asesina disparando por la espalda al estudiante Arturo Ruiz, en el transcurso de una manifestación en la que se pedía amnistía para los presos políticos.

Al día siguiente, el 24 de enero, lunes, los ciudadanos se levantan con la noticia del secuestro del Teniente General Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, la acción, otra vez más, es realizada por el siniestro GRAPO. Al mediodía en otra manifestación de repulsa por el asesinato del día anterior, un bote de humo lanzado por la Policía a corta distancia impacta sobre la frente de la estudiante universitaria Mariluz Nájera, causándole la muerte. En el país flota una gran tensión que va a culminar en la noche de ese lunes 24 de enero de 1977.

“Recuerdo aquella noche como si fuera hoy. Estábamos preparando una reunión de coordinación de los abogados de barrios. Aún esperábamos a algunos que no acababan de llegar. Había un intercambio de conversaciones sobre lo duro que era ese día, un día terrible de la transición, la muerte de Mariluz Nájera, el secuestro de Villaescusa, la reunión de la oposición democrática con el Gobierno, un día tensísimo políticamente pero apasionante y esperanzador porque parecía que, por fin, se nos abrían las puertas del futuro para la libertad y la democracia…

…en esa situación, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando entran unos pistoleros, uno con un pistolón tremendo, otro con la cara cubierta, al parecer había otro vigilando la salida, y allí nos ponen con las manos en alto, en un bosque de manos y de corazones en tensión tremenda, esperando, nos preguntan por Joaquín Navarro, el líder del sindicato del Transporte que algunas noches había estado por allí por problemas de seguridad.

No se encontraba  allí. Javier Sauquillo, probablemente era el que más sangre fría tenía en ese momento, les contestó que no estaba en el despacho y era verdad. Se suceden unas circunstancias extrañas, un tiro que se dio uno en el anorak al darse con el quicio de una puerta, el nerviosismo de los dos que nos están apuntando, se desencadena una tormenta de disparos terribles, en dos secuencias distintas, que nos tira a todos por el suelo, nos tapa los cuerpos de unos con los de otros y cuando estamos en el suelo nos rematan otra vez…

…de ahí en adelante, un silencio total y la necesidad de volver a sobrevivir…” Es el relato entrecortado y emocionado de Alejandro Ruiz-Huerta, uno de los que sobrevivieron a aquel espantoso suceso.

atochaEn la medianoche del lunes 24 de enero de 1977, apenas una hora y media después del atentado de Atocha, sonaron muchos teléfonos. La noticia corrió como la pólvora entre los militantes del PCE, de Comisiones Obreras, de los movimientos ciudadanos, universitarios, profesionales…. Conmoción, preguntas, nervios, tensión, rabia, dolor. Los que en ese momento tenían una responsabilidad en las empresas por sus cargos sindicales y los que estaban ligados al PCE reciben una consigna clara y contundente: hay que mantener una absoluta tranquilidad, controlar cualquier elemento de desestabilización. Una vez cometida la masacre, lo que se pretende es que se dé un paso en falso para justificar la salida de los militares a la calle, tener una coartada para la intervención militar. Todos entienden lo que pretende la extrema derecha.

El 26 de enero se celebró por las calles de Madrid un multitudinario entierro. Cientos de miles de personas despidieron a los abogados de Atocha asesinados, transmitiendo su solidaridad y volviendo a clamar por la libertad. Pero ese clamor no se dijo con palabras. La consigna era el silencio. Ni gritos, ni lamentos en voz alta, ni voces de apoyo al partido, ni a los sindicatos. Tenía que ser y fue una manifestación impresionantemente silenciosa y serena. De rabia, de dolor, de lágrimas…de gritos de silencio.

Responder con silencio, sin provocaciones, sin revanchismos, sin devolver violencia por violencia fue la clave del difícil camino hacia la democracia.

El 9 de abril de 1977 era legalizado el PCE.  Unos meses antes habían sido legalizados otros partidos como el PSOE o el PNB.  El 15 de junio se celebraron las primeras elecciones libres en este país . En diciembre de 1978 se votó la Constitución en referéndum.

En marzo de 1977 se detuvo a los presuntos implicados en la matanza de Atocha, pero hubo que esperar tres años para que se celebrara el juicio.

atocha_25012005La vista oral y pública del juicio ante la sala de lo penal de la Audiencia Nacional se celebró entre el 18 y 26 de febrero de 1980. Fueron días de tensión, de voces de jóvenes exaltados mostrando su solidaridad con los culpables y faltando el respeto a las víctimas, de acciones procesales gravísimas, como la del juez instructor Gómez Chaparro – que provenía del Tribunal de Orden Público – quien concedió un permiso a uno de los implicados, Lerdo de Tejada, circunstancia que éste aprovechó para huir.

La sentencia del “Juicio de Atocha” se dicta el 29 de febrero de 1980 en estos términos:

“José Fernández Cerrá y Carlos García  , ambos miembros de FE de las JONS, son condenados, cada uno, a 193 años como autores de nueve asesinatos, cinco consumados y cuatro frustrados, y de tenencia ilícita de armas. Fueron los dos ejecutores materiales de la matanza. Leocadio Jiménez Caravaca, excombatiente de la División Azul y militante de FE de las JONS, fue absuelto de toda relación delictiva con la matanza de Atocha pero condenado a cuatro años, dos meses y un día por tenencia ilícita de armas. Francisco Albadalejo, secretario del Sindicato Vertical del Transporte Privado de Madrid fue condenado a 73 años como inductor de un delito de asesinato, como encubridor de cuatro asesinatos consumados y cuatro frustrados y por un delito de tenencia ilícita de armas.

La instrucción del sumario fue más bien una destrucción, aún así fue el primer juicio que se hizo al franquismo en este país y el primero en el que se condenaron a franquistas.

Isabel Vallejo Calderón

Jurista y sindicalista

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