La Fuerza del INGENIO: 178 años de historia

“El Ingenio tanca”

El día  5 de Enero de 2016 estas tres palabras cayeron como una losa en una conversación entre amigos.

La imagen del cabezudo de Picasso, que te hacía frenar el paso mientras esquivabas turistas en la calle Ferran y, como el conejo blanco de Alicia, te invitaba a adentrarte en la estrechez de Rauric. El gran portón lleno de máscaras y demás objetos que reclamaban tu atención y te transportaban a la infancia. Su taller. Donde se construían aquellos seres de cabezas desproporcionadas y miradas congeladas, parte fundamental de las tradiciones catalanas.Y el gran Joan Brossa. Eterno observador de las idas y venidas de curiosos, aficionados del circo, y demás visitantes.

img_20160818_104149Todo ello vino a llenar el silencio después de la noticia, porque todo desaparecería con en cierre de El Ingenio

¿Cómo podía ser que una tienda como aquella cerrara? Era parte de la ciudad.

Barcelona sería menos Barcelona para todos o tendría un poco menos de la Barcelona de la que nos enamoramos.

En un momento en el que la defensa y salvaguarda de la identidad parece ser una prioridad absoluta, no entendíamos cómo nos permitíamos perder un lugar como El Ingenio y tantos otros establecimientos.

Durante los largos meses que duró la liquidación, la noticia se hizo real: El Ingenio cerraba después de 178 años porque nadie quería continuar con su actividad.

Pero , qué necesario y maravilloso es este pero, el pasado 21 de Agosto salta una nueva noticia a los medios: “El Ingenio se salva” “El ingenio continúa”

La mítica tienda había encontrado un nuevo motor y su antigua propietaria alguien que se comprometía a seguir con el negocio manteniendo la actividad, sí, pero sobre todo la esencia que a hecho que sobreviva desde 1838.

img_20160818_104903Los responsables: Josep M. Martínez, Rosa M. Llop y Pau Martínez, propietarios de otro mítico establecimiento, El Rei de la Màgia, toman el testigo y planean celebrar esta nueva etapa próximamente con un modesto pero significativo acto.

El taller vuelve a funcionar, las estanterías poco a poco se llenan y somos muchos los que nos acercamos a Rauric 5 a darles la enhorabuena, a respirar de nuevo aquella atmósfera surrealista, a compartir anécdotas y recuerdos, trocitos de vida ligados para siempre a El Ingenio

Volvemos a creer que aún queda algo de la Barcelona “de verdad”. Que Ciutat Vella no está completamente hueca, que sigue teniendo algo de espíritu. Y salimos de allí con una gran sonrisa.

Pero, y este va a escocer un poquito, ¿cuántos de los que ahora nos alegramos de la noticia hemos ido a adquirir alguno de sus productos? ¿cuántos compramos en estos establecimientos pequeños y cercanos de los que Barcelona está cada vez menos llena?

Porque El Ingenio estuvo a punto de cerrar como ya lo han hecho lugares tan míticos como la librería Canuda, en la que parece que Ruiz Zafón se inspiró para crear el cementerio de los libros, y , aunque todos nos lamentamos, ¿cuántos de nosotros éramos clientes?

img_20160818_104204Esta realidad que tanto nos apena no es ajena a nosotros, a fin de cuentas estamos hablando de tiendas y estas viven de sus ventas.

No es cuestión de entonar  ahora el mea culpa, sino de ser conscientes que Barcelona, después de todo, la construimos nosotros y, con nuestros actos, en este caso como consumidores, podemos apoyar aquello que nos hizo enamorarnos de ella.

Tres palabras nos hicieron conectar con la pérdida de algo que dábamos por hecho que duraría siempre y tres, fueron las palabras que nos hicieron recuperar la esperanza de una ciudad “amb caliu”: EL INGENIO CONTINÚA

Sara Fernández

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