Trump, el candidato que derrotó al “establishment” en las primarias republicanas

En junio del pasado año, Donald Trump anunció su candidatura como aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos de América. Muy pocos lo tomaron en serio, el favorito del “establishment” entonces era Marco Rubio, senador por Florida; también tenía posibilidades Ted Cruz, senador tejano, defensor del Tea Party en Washington. Ambos han sido derrotados por el magnate inmobiliario. Trump ha hecho saltar en añicos la lógica electoral del Partido Republicano y de la política americana.

image003Trump ha derrotado a todos sus contrincantes  dentro del partido y al propio “establishment” republicano. El excandidato a la presidencia Mitt Romney y grupos de acción política cercanos al partido han gastado millones de dólares contra Trump; incluso Romney tildó al magnate de “repugnante y desagradable” por no desmarcarse del apoyo que obtuvo por parte de David Duke (ex líder del Ku Klux Klan).

A falta de las primarias en California, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México y Dakota del Sur (que se celebraran el 7 de junio y que suman 303 delegados), con toda probabilidad Trump saldrá elegido oficialmente candidato en la convención de Cleveland (Ohio), que se realizará entre los días 18 y 21 de julio. Según cálculos del Real Clear Politics,  el magnate cuenta con 1.238 delegados con derecho a voto en la convención y de ellos 88 son delegados que no estuvieron comprometidos con ningún candidato. Al no tener contrincantes, es casi seguro que Trump se quedará con los delegados de los estados en los que aún no se han celebrado primarias.

¿Por qué un desconocido de la política puede ser candidato a la presidencia de Estados Unidos? He aquí algunas de las claves:

1) Los rivales. Según el analista Guillermo Lousteau, “Rubio tiene un discurso demasiado armado que no transmite honestidad”. El discurso de Rubio (o “pequeño Marco” como era llamado por Trump) fue perdiendo credibilidad y fuerza poco a poco hasta provocar su retirada después de las primarias de Florida. Por su parte, Ted Cruz es demasiado derechista e intolerante, con discursos que no gustaron nada a las élites republicanas de Washington. En cambio, Trump en los debates, con un claro dominio del relato, siempre consiguió poner a sus rivales  a la defensiva.

2) Base electoral. El periodista Rafael Vilasanjuan  explicó que América es una  “sociedad dividida y afectada por la brecha de desigualdad de un sistema económico profundamente injusto, con ganancias millonarias que escapan al fisco y salarios basura cada vez más extendidos en la clase media”.

trumpLos votantes de Trump son blancos de clase social media, hombres y mujeres de todas las razas y edades, evangélicos, moderados y conservadores. Es decir, que cuenta con el apoyo de todos los hombres y mujeres que se sienten excluidos y enfadados con la política y hartos de los políticos. Muy acertadamente, el consultor y asesor en comunicación política Antoni Gutiérrez-Rubí manifestó que “ha calado el mensaje de Trump emocional, anticapitalista, que va directo al estómago de los votantes y no a su cerebro”. Por otra parte, para ganar las elecciones presidenciales, Trump tiene que aumentar el apoyo de los electores blancos, a pesar de que la población blanca ha dejado de ser mayoría en EE.UU, por esta razón  tiene que contar también con el voto de los hispanos y afroamericanos.

3) Inmigración. La política sobre la inmigración que propone Trump es racista y xenófoba, llegando a tachar a los mexicanos de “violadores” y “narcotraficantes”. En este apartado, el candidato en la primarias se compromete a cerrar la entrada a los musulmanes, construir un muro de 2.500 kilómetros en la frontera con México (y que sea este país el que pague esta construcción), y  expulsar a 11 millones de inmigrantes latinoamericanos sin papeles; todo ello a pesar de que su mujer, Melania, nació en Eslovenia y podría ser la primera dama de origen inmigrante.

4) El mensaje. Trump lanzó su candidatura con un mensaje radical, xenófobo, duro, populista, ególatra y demagogo. Este tipo de retórica es percibida como positiva y valiente por una población pesimista, cansada y enfadada con el “establishment” del partido y con los políticos en general. En este sentido, vuelvo a las palabras de Antoni Gutiérrez-Rubí que manifestó que “Trump puede ser odioso, pero no es un descerebrado, aunque lo parezca, él sabe del poder del lenguaje convertido en espectáculo dirigido a una sociedad conectada en la que la materia prima es la información”.

El político Trump ha sabido conectar emocionalmente con la américa empobrecida, castigada por la crisis, con mensajes claros como “no necesito vuestro dinero, solo quiero vuestro voto”, utilizó el slogan de la campaña de Reagan de 1980 “hagamos una américa grande otra vez”, “puestos de trabajo en peligro”, “sueldos congelados”, “vuestros hijos no pueden ir a la universidad”…

La cobertura mediática es un elemento clave en la victoria de Trump, aderezada con burlas a sus rivales, propuestas polémicas, giros imprevisibles, etc. El magnate inmobiliario se ha convertido en toda una estrella televisiva, él sabe llegar a la gente  porque dice que es un hombre hecho a sí mismo lejos del “establishment” republicano; no desaprovecha cada oportunidad porque sabe que utilizar el mayor espacio de comunicación es una de las claves del éxito político, y, por si fuera poco, siempre apela al miedo y a las emociones en cada intervención.

5) El partido. Dentro del Partido Republicano, los líderes de la vieja guardia, que se  prepararon durante años, no se presentaron en las elecciones del 2012 y los líderes emergentes tampoco lo han hecho en estas primarias. Actualmente, dicho partido, que hace más de 40 años combina el libre comercio con el liberalismo económico, se encuentra con tres problemas graves: perder las presidenciales, no mantener el Congreso y el Senado, que conquistó en el 2014, y defraudar a la base ideológica de sus votantes.

6) El futuro. En la primera fase de las primarias, el director de campaña, el lobista y consultor Corey Lewandowsky, aconsejó a Trump emplear un mensaje potente y radical para reducir a sus rivales republicanos, mensaje que funcionó. De ser definitivamente nominado candidato, Trump tendrá que cambiar su mensaje e imagen; en esa tarea ya se encuentra Paul Manafort Jr., quien fue asesor de Gerald Ford, Ronald Reagan, Bush padre e hijo y de John McCain. Con una estrategia milimétricamente  elaborada y con un discurso más moderado para conquistar el voto latino, que es decisivo en las elecciones presidenciales, Trump puede ganar las elecciones del 8 de noviembre de Estados Unidos.

El virtual candidato republicano aún no sabe si en las próximas presidenciales se enfrentará a Hillary Clinton o a Bernie Sanders, los dos precandidatos del Partido Demócrata. Clinton tiene más posibilidades de ser elegida aunque está atravesando por momentos difíciles, ya que su imagen se ha visto afectada al conocerse el informe interno del Departamento de Estado sobre el mal uso del correo electrónico cuando ella era jefa de la diplomacia estadounidense.

Javier Paredes

Javier Paredes

Sociólogo

@javier_paredesj

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